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Las bailarinas de Chica Sobresalto en el Benidorm Fest denuncian la precariedad en el sector artístico

Publicado: febrero 12, 2025, 4:15 pm

María Pizarro, María Gomis y María José Arcas Mouliaá, bailarinas de Chica Sobresalto en el Benidorm Fest, denuncian en una carta pública la precariedad en el sector artístico tras ser contratada por «una artista» y actuar con ella en un «concurso de televisión». Las jóvenes han compartido en una publicación conjunta en Instagram un comunicado con el objetivo de «poner el foco en las prácticas que se llevan a cabo en entornos laborales artísticos y que perpetúan la precariedad y el trato injusto hacia los trabajadores» para así «dar visibilidad y evitar que estas situaciones se repitan».

«Somos tres bailarinas contratadas para acompañar a una artista en un concierto de televisión que consta de dos fases (semifinal y final) y se celebra fuera de Madrid», han comenzado las bailarinas, sin ofrecer nombres al respecto en ninguna parte del texto. Las tres han reconocido ser «conscientes» de que lo ocurrido «no es un hecho aislado» en su sector y por ello han decidido «exponerlo» tal y como les ha afectado.

Dicha denuncia ha sido dividida en varios apartados, en los cuales han explicado cuál fue el contexto, qué fue lo que sucedió y su conclusión de lo ocurrido. En el primer punto han recogido las condiciones acordadas: «un sueldo base, disponibilidad completa con permanencia en la localización durante las dos semanas que dura el concurso, alojamiento individual y dietas cubiertas por la organización, exclusivamente para los artistas».

Asimismo, han detallado que «el resto del equipo se alojaría en un Airbnb» y que «en ningún caso» se les plantea «la posibilidad de que pudiera darse una situación alterna a estas condiciones». «Tenemos que puntualizar que, desde el principio, por parte del equipo de la artista no había mucha claridad en cuanto a altas, contratos y pagos, ni una comunicación fluida», han proseguido en su relato, aunque aun así decidieron «confiar».

Las bailarinas han reconocido que durante la primera semana el ambiente de trabajo era «agradable» y se creó un «vínculo personal entre todos los integrantes». Sin embargo, los problemas llegan a la mañana siguiente de la actuación: «Tras no ser clasificadas para la final, nos llega un mensaje en el que se nos informa de que tenemos que abandonar nuestras respectivas habitaciones cuatro días antes de lo acordado y volver a Madrid de forma inminente y sin ninguna alternativa».

Previo a esto, han querido señalar que «el día anterior a la primera semifinal» llegó la banda de la artista «en calidad de apoyo y amistad» y se alojaron en un apartamento alquilado, ya que acudieron «de forma completamente externa al concurso». «La justificación es que ‘ya no tenemos nada más que hacer allí’ y que necesitan nuestros alojamientos y dietas para el resto del equipo, aludiendo a razones económicas totalmente ajenas», han continuado.

Las tres pidieron hablar «la situación en persona» ya que se «estaba incumpliendo lo acordado previamente» y las formas no eran las «pertinentes». La respuesta por parte de la artista y su equipo a su petición fue «rotunda y contundentemente negativa». «La artista nos comunica que, por deseo propio, ha decidido que serán los miembros de su banda quienes pasarán a ocupar nuestras respectivas habitaciones y consumirán nuestras dietas, con el argumento de que tienen que trabajar en su próximo concierto, ajeno totalmente a nosotras y al evento en sí».

Con lo ocurrido, las bailarinas han instado en que «se incumple el acuerdo contractual bajo una orden impuesta por la artista y el equipo» y, por ello, se sienten «utilizadas, ninguneadas y abandonadas». Tras redactar un «e-mail formal» y preguntar «de forma privada» por varios aspectos, entre los que destacan las «altas en la Seguridad Social», no reciben respuesta alguna.

Después de esta explicación, las bailarinas han lamentado que dichas prácticas sigan siendo habituales» en el sector artístico y no se puede permitir que «se continúa denigrando y precarizando la profesión de esta manera». «Un montón de buenas intenciones o unos ideales determinados no garantizan nada ni pagan las factura de absolutamente nadie […] Es necesario abandonar esta visión idealizada que construye la profesión a través de ilusiones, ‘brilli brilli’ y palabrería«, han matizado.

«Los bailarines no somos atrezzo ni un decorado Somos parte de la propuesta artística y merecemos que se nos trate como tal. No nos callamos, no nos conformamos y no vamos a normalizar lo inaceptable«, han concluido en su comunicado, que ha sido apoyado y respaldado por cientos de personas a través del apartado de comentarios.

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