Publicado: febrero 5, 2025, 3:00 am
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Joseph Schumpeter fue pionero en la descripción del espíritu empresarial, abordando ampliamente la vena creativa, de innovación y productividad que requiere un empresario para detonar el crecimiento de su empresa y de la economía. Schumpeter acuñó el concepto de “destrucción creativa” para describir cómo un nuevo descubrimiento o el avance de la tecnología supera el estado anterior de producción, mejorando la capacidad, calidad y alcance de bienes o servicios en el mercado. Esta disrupción le permite a esa empresa ser líder, pero solo hasta la siguiente innovación.
Schumpeter también habla de la necesidad de visión, riesgo y competencia económica como variables indispensables para el éxito de un emprendedor.
Justo en medio del blitz político-administrativo del segundo periodo presidencial de Donald Trump, DeepSeek logró todo lo arriba descrito. La nueva plataforma de IA, lanzada por una compañía china, que en pocos días desbancó a ChatGPT como la aplicación más descargada en dispositivos, es precisamente una destrucción creativa. Más allá de especulaciones sobre qué están escondiendo los creadores, todo parece indicar que utiliza componentes y semiconductores mucho menos potentes y sofisticados que los de las empresas hasta ahora líderes en Estados Unidos; el modelo chino consume menos energía, y, todavía más duro para Silicon Valley, DeepSeek se hizo con una inversión de 5.5 millones de dólares para redefinir la competencia de la IA en el mundo entero; una fracción de los más de 300 mil millones de dólares de inversión en CapEx que Microsoft, Meta, Alphabet, Amazon y Oracle han anunciado para este año.
Una de las principales innovaciones de DeepSeek, según los expertos en tecnología, además de estar disponible para cualquier persona (open source), es un nuevo diseño de “arquitectura” en el modelo. En un mundo en el que cada año se multiplican las computadoras que se están “entrenando” con IA, DeepSeek sacudió por completo la “hegemonía” de Estados Unidos en el sector de la innovación y tecnología de la programación. Una sacudida con un impacto financiero incluso en empresas de energía e infraestructura eléctrica.
En este contexto, y en medio de las turbulencias comerciales en Norteamérica, la presidenta Claudia Sheinbaum ha logrado “domar” los apetitos arancelarios de Trump durante cuatro semanas más, en las que se realizarán mesas de alto nivel para avanzar en temas críticos para ambos países: fentanilo, migración, seguridad y comercio.
En todos ellos se requiere de más colaboración, confianza y trabajo en equipo. Ante el desarrollo de programas como DeepSeek, México y Estados Unidos deben encontrar mecanismos e iniciativas concretas para fortalecer su alianza estratégica en el mundo de la tecnología.
El Plan México tiene grandes proyectos, con una visión y ambición que mucho le hacían falta al desarrollo del país. Convertir a México en un motor de IA debería ser otra de esas misiones de nuestra economía. Tenemos el talento, los jóvenes ingenieros y programadores que pueden hacerlo.
Está muy bien que en México se establezcan los centros de datos de las grandes compañías tecnológicas del mundo; impulsará la generación de energía renovable, fiable, segura y estable. Pero, además, nuestro país también puede contribuir a la “destrucción creativa” que habrá en el avance de la inteligencia artificial en la economía mundial.
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