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La declaración del presidente Donald Trump cayó como balde de agua helada, y como un franco insulto. Aun así, México busco una solución y las tarifas se quedaron en suspenso durante un mes.
Lo que las nuevas acciones de México destacan son las dos preocupaciones principales, el tráfico de fentanilo para Estados Unidos y el tráfico de armas para México. No son la solución final pero sí podrían ser el primer paso.
En los dos países todos nos damos cuenta de que hablar de que hay contubernio entre el gobierno mexicano y el crimen transnacional de los carteles es un tema de alta complejidad.
Esta es la primera vez en décadas que la colaboración económica entre Estados Unidos y México ha dependido tan explícitamente de preocupaciones de seguridad.
No es que lo que dijera el comunicado de la Casa Blanca, no se haya dichos ya en voz alta y en voz baja en todos los edificios del gobierno en Washington, desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, el Pentágono, el Departamento de Estado, todos expresando su preocupación por las muy visibles alianzas entre el actual gobierno mexicano y los cárteles de la droga.
Lo que pasa es que nunca se había puesto en un comunicado firmado por el presidente de Estados Unidos.
La falta de confianza es ahora una barrera que hay que romper para reanudar una alianza crucial en las Américas.
Alegatos y acusaciones específicas:
Algunos informes sugieren que funcionarios estadounidenses han hecho declaraciones expresando su preocupación por posibles alianzas entre el gobierno mexicano y los cárteles. Estas preocupaciones a menudo giran en torno a acusaciones de corrupción, en las que los funcionarios del gobierno mexicano pueden estarse haciendo de la vista gorda ante las actividades de los cárteles o incluso colaborando activamente con ellos.
Los diarios y todos los contenidos de la prensa mexicana hablan abiertamente de las ligas de gobernadores, y alcaldes con personajes del crimen.
Evidencia y contraargumento:
Si bien ha habido casos de corrupción y colusión entre funcionarios del gobierno y cárteles en el pasado, es importante señalar que estas acusaciones no siempre están respaldadas por evidencia concreta. El gobierno mexicano le ha dicho a Estados Unidos en privado que hay que examinar las evidencias de que ha realizado esfuerzos activos para combatir a los cárteles, y que eso debe indicar un compromiso muy serio para abordar el problema.
Las acusaciones de alianzas a menudo surgen en un contexto políticamente cargado, con diferentes actores que tienen sus propias agendas e interpretaciones de la situación. Es fundamental tener en cuenta la fuente y los posibles sesgos al evaluar estas afirmaciones.
Los gobiernos de Estados Unidos y México están llevando a cabo investigaciones en curso y compartiendo información para abordar el problema de la corrupción y las posibles alianzas. Es importante permitir que estos procesos se desarrollen y proporcionen conclusiones más definitivas.
Lo que vemos hoy con una acusación tan directa de parte del presidente Trump, se debe, según la misma Casa Blanca, a que Trump está convencido de que hay que ser más agresivos buscando resultados, y esto debe ser tomado como muestra de su exasperación con lo que él cree son falta de resultados objetivos.
Para los nuevos funcionarios de Trump, es fundamental abordar este tema con pensamiento crítico y sin tanta cautela como ocurrió con el gobierno de Joe Biden.
En Washington se habla de falta de resultados concretos por parte del gobierno mexicano para detener los cargamentos de fentanilo; más de 21 mil libras solo en el último año.
Los demócratas de la presidencia anterior cuya costumbre fue extender alianzas, y evitar generalizaciones, para confiar en pruebas creíbles y declaraciones oficiales, son ahora cosa del pasado.
Hoy, las relaciones de la presidencia de Estados Unidos con el mundo pasan primero por Mike Waltz, el nuevo Asesor de Seguridad Nacional. Usted lo va a ubicar de inmediato cuando le recuerde que junto con el congresista Dan Crenshaw, propuso en el 2022, enviar fuerzas armadas a México para eliminar a los carteles.
Waltz no ha cambiado de opinión, y si en el 2022 él contaba solamente como uno de los 435 miembros de la Cámara de Representantes, hoy es el hombre en el centr9 de las decisiones de política y seguridad. Es el que puede hablarle al oído al presidente Trump prácticamente en el momento que le dé la gana. Su oficina es contigua a la oficina oval y él está en contacto directo con el presidente las 24 horas del día.
El comunicado en que se acusa al gobierno mexicano de alianza con los carteles pasó por sus manos. Es importante recordar esto para el futuro y tenerlo muy presente.
La visión en Estados Unidos es que con sus tarifas y con su agresividad, Trump estaba aventando a México a los brazos de China:
Algunas fuentes en Washington indican que México, ha expresado interés en diversificar sus alianzas, incluyendo potencialmente a China y la Unión Europea, todo en respuesta a la presión de los Estados Unidos en relación con la lucha contra los cárteles de la droga. Sin embargo, no hay evidencia definitiva que sugiera que México esté buscando activamente reemplazar su cooperación en materia de seguridad con los Estados Unidos con estos socios alternos. Al contrario, las declaraciones mexicanas han sido claramente en favor de continuar su alianza con Estados Unidos.
Por eso el gobierno mexicano ha mantenido su cooperación en materia de seguridad con los Estados Unidos, y sigue viéndola como una prioridad, al mismo tiempo que enfatiza su derecho soberano a determinar sus propias estrategias de seguridad.
Por eso Estados Unidos ha buscado tener estrategias totalmente diferentes:
Estados Unidos y México pueden tener enfoques diferentes para combatir a los cárteles, lo que lleva a desacuerdos sobre estrategia y tácticas.
Por ejemplo, ha habido acontecimientos recientes como con la actual administración en México que ha hecho hincapié en un enfoque de menos confrontación hacia los cárteles, centrándose en abordar las causas profundas del crimen y la violencia. Esto obviamente viene provocando mucha fricción con Estados Unidos, especialmente con el nuevo gobierno de Donald Trump, que como hemos dicho, prefiere tener un enfoque mucho más agresivo.
Intervención militar:
Es verdad que Estados Unidos ha considerado en ocasiones una intervención militar en México para combatir a los cárteles, una medida a la que obviamente el gobierno mexicano se opone firmemente, y eso desafortunadamente no mejora el problema de mayor profundidad que siguen siendo los varios niveles de confianza entre los dos gobiernos.
Estados Unidos se da cuenta perfectamente que con respecto a los cárteles la relación es muy fluida y depende de cuestiones específicas y del clima político en México.
Estos son algunos ejemplos de las medidas adoptadas por México observadas por Estados Unidos
- Arrestos y extradiciones: México ha arrestado y extraditado a numerosos miembros de alto rango de los cárteles a Estados Unidos.
- Despliegues militares: El ejército mexicano ha sido desplegado en varias operaciones contra los cárteles, en particular en zonas con altos niveles de violencia relacionada con las drogas.
- Incautaciones: Las autoridades mexicanas han incautado cantidades significativas de drogas, armas y activos pertenecientes a los cárteles.
Sin embargo, las críticas persisten sobre todo en una administración como la de Trump infinitamente menos tolerante que la de Biden:
Sobre todo por la corrupción dentro de las instituciones gubernamentales y de aplicación de la ley mexicanas que siguen obstaculizando los esfuerzos contra los cárteles.
- Las preocupaciones en materia de derechos humanos: El uso de la fuerza militar en operaciones contra los cárteles ha suscitado preocupaciones sobre violaciones de los derechos humanos.
- Eficacia limitada: A pesar de algunos éxitos, los cárteles siguen siendo poderosos y continúan operando en México, lo que sugiere que las estrategias actuales pueden tener una eficacia limitada a largo plazo.
En general, si bien México ha demostrado cierta voluntad de actuar contra los cárteles, la eficacia y la coherencia de estas acciones aún están en tela de juicio.
Estados Unidos sigue presionando a México para que adopte medidas más decisivas, pero el mejor enfoque para abordar esta compleja cuestión sigue siendo un tema de debate en curso.
Aunque la idea de una intervención militar directa de Estados Unidos en México para combatir a los cárteles de la droga es compleja y controvertida, no hay pruebas sólidas que sugieran que Estados Unidos esté considerando activamente o esté dispuesto a tomar medidas tan extremas como las acciones militares. Los motivos son más que obvios.
México es una nación soberana y cualquier intervención militar de Estados Unidos sería una violación significativa de su soberanía. Esto probablemente enfrentaría una fuerte oposición tanto del gobierno mexicano como los estadounidenses y la comunidad internacional.
Los aranceles no fueron fáciles de poner, y la verdad hubieran causado enorme dolor en Estados Unidos.
Está es una llamada de atención muy seria y así la debemos entender. Las medidas de Donald Trump podrá ser despreciables, abusivas, e intolerantes, pero este llamado a buscarle solución al enorme peligro del narcotráfico obliga ahora al gobierno de México, a buscar otra vez una solución de ganar y ganar con su socio más importante.
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