La Unión Europea quiere ser más ágil, más rápida y pensar más en común. La cosa está en cómo conseguirlo. Para marcar los pasos la Comisión Europea presentó esta semana la hoja de ruta de los próximos cinco años, la Brújula de Competitividad; a bombo y platillo, pero sin grandes sorpresas. Se trata más de reformar los planes que hay que de ser originales a la hora de plantear nuevas fórmulas. «Europa primero», pero con cautela y conscientes de que en la UE los ritmos son los que son. Es un poco una hoja de entrenamiento para un bloque más ligero y ágil, aunque el anuncio que salió de la boca de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y del vicepresidente encargado de la parte de la autonomía estratégica, Stephane Sejourné, fuera mucho más solemne
El plan se divide en ocho áreas diferentes, que van desde la simplificación de la burocracia hasta el refuerzo del mercado único pasando por «cerrar la brecha de competitividad» o la creación de empleos de calidad. Von der Leyen explicó que Europa tiene «muchas fortalezas» desde el punto de vista comercial, laboral e industrial. Esa fue su introducción para asumir que la UE «también tiene debilidades»; y en ese punto recordó las dependencias que ha tenido la Unión con China, Rusia y EEUU: «Esos días se han terminado. Tenemos que ganar competitividad«, sentenció.
Pero, ¿qué olvida Bruselas en el ‘edificio’ de la legislatura?
De puntillas por la Defensa
La competitividad mira de lleno a la industria europea, pero la realidad es que el planteamiento de Bruselas no da un capítulo principal a la Defensa, que es uno de los grandes retos de la UE a corto y medio plazo. Bien es cierto que eso no abarca solo lo militar; pero apenas hay menciones a cómo coordinarse mejor en términos defensivos, un reclamo que vienen haciendo desde hace meses muchos altos cargos en Bruselas. La clave está, insiste la Comisión, en «reducir los obstáculos» que todavía hay en el mercado único para apostar por la innovación, con planes de acción para materiales avanzados, cuántica, biotecnología, robótica y tecnologías espaciales. «Es el momento de la unidad y de la velocidad», apuntó la dirigente alemana.
Esas dos premisas son importantes sobre todo en un momento en el que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reclamado a los aliados un 5% del PIB en Defensa, y todos los países excepto Polonia están muy lejos de ese objetivo. ¿Será Europa competitiva si no tiene en cuenta las capacidades defensivas? Muchos expertos lo dudan porque el enfoque de la Comisión se centra no solo en lo relativo a los ejércitos, sino también -y sobre todo- en reestructurar esa parte de la industria. Pero ese camino no está dibujado en la Brújula de Competitividad.
¿Habrá nueva emisión de deuda?
Las voluntades casi siempre se financian con dinero y el documento se olvida también de mencionar posibles nuevas emisiones de deuda. Eso sí, incluye en este sentido la idea de compras conjuntas de materias críticas, un elemento muy en boga porque está presente por ejemplo en Groenlandia, que se ha convertido en un nuevo punto de la batalla geopolítica dadas las ínfulas de Trump de tomar su control. Ahora mismo es un territorio autónomo que en Defensa y Exteriores depende de Dinamarca, y la UE ya ha puesto sus dos ojos allí por interés, por voluntad comunitaria y porque tiene mucha importancia estratégica.
Planes desde lo común, por tanto, sí, pero cómo: Bruselas ‘olvida’ mencionar si para llevar adelante algunas de las propuestas serán necesarias nuevas emisiones de deuda, con el modelo de los fondos de recuperación como base. Todavía hay muchos Estados miembros que son reacios a ello, pero las adquisiciones comunes en Defensa o energía marcan el camino. No obstante, la Comisión Europea no se quiere pillar los dedos.
Los 800.000 millones que pide Draghi… ¿dónde están?
La inspiración de la Brújula Estratégica es el informe Draghi, mucho más concreto que el informe recién salido de Bruselas. La Unión Europea tiene que invertir 800.000 millones de euros anuales para ser competitiva, esto es, más del doble de lo que se invirtió tras la Segunda Guerra Mundial. Así, sin anestesia. Pero con una hoja de ruta que sea clara. Draghi desarrolla que es crucial ahondar en la coordinación de la regulación y eliminar las barreras administrativas; además, se debe alinear las políticas industrial, de competencia y comercial, para culminar la Unión de los Mercados de Capitales y atender unas necesidades de inversión «inéditas» en medio siglo.
Von der Leyen abraza casi todas esas medidas, pero no habla del coste que tendrán. En muchas de sus respuestas sobre cómo se financiarán los avances, la alemana dejó claro que se irá viendo con el paso del tiempo y que todo ello se abarcará en el nuevo Marco Financiero Plurianual. Bruselas sabe que tiene que darse prisa, pero sus planes son a cinco años vista: la conclusión es que no se puede correr cuando todavía apenas se sabe andar en materia de competitividad.
La clave está en convencer a los Estados miembros
Con todo, lo que hace Bruselas son propuestas legislativas; ahora la clave está en convencer a los Estados miembros y la división va a ser importante, dependiendo también de los resultados electorales que se den en Alemania el 23 de febrero o de cuál sea el futuro político de Francia. Hay países como España o Portugal que siguen abogando por grandes inversiones conjuntas, pero se encontrarán con otros gobiernos más ortodoxos como el italiano, el polaco o un futuro Ejecutivo liderado por la CDU. Ahí va a estar la clave, de nuevo: en conjugar en una las 27 visiones políticas diferentes.
Ursula von der Leyen es consciente de todo eso y no quiere profundizar demasiado. La labor de la Comisión, se puede deducir, se queda solo en la voluntad política. «Nosotros ponemos sobre la mesa unos planes que son ambiciosos, algunos de los cuales llevarán tiempo, pero se pueden conseguir grandes logros», comentan fuentes consultadas por 20minutos, que no entran a ver cómo pueden influir la división ideológica en el Parlamento Europeo o los diferentes planteamientos de los países.
Con prisa, pero sin plazos
Alguien dijo una vez que la UE «es lenta porque tiene que serlo»; esa lentitud ya es mala consejera. La Brújula de Competitividad lo que pretende es acortar unos plazos de los que ni siquiera habla. Propone más agilidad para las empresas y más oportunidades, pero no encuentra -o al menos no enseña- una solución para que la toma de decisiones en el nivel más alto pueda llegar antes de que China y Estados Unidos vuelvan a adelantar a Europa en los temas del futuro.
La UE tiene el plan y la voluntad política, sostuvo Von der Leyen, pero al ser preguntada sobre la velocidad a la que van tanto Trump como China, la presidenta aseguró que todo esto va «de lo que Europa necesita» y del «talento que tiene» para conseguirlo. La Comisión Europea entrega el libro de texto… pero los deberes todavía están por hacer.