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Ahí vienen los aranceles: ¿tenemos antídoto para ese veneno?

Publicado: enero 31, 2025, 3:00 am

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Todo mundo tiene un plan, hasta que le dan un puñetazo en la nariz, dijo Mike Tyson excampeón de boxeo. La frase de este hombre de puños pesados y seso ligero viene al caso en los momentos en los que nos preguntamos: ¿cuál es el plan del gobierno de México frente a lo que viene con Trump? En actitud Tyson, podríamos cambiar la pregunta y decir: ¿sirve de algo tener un plan frente a alguien como Trump? 

La amenaza y eventual aplicación de aranceles es algo más que un golpe en la nariz. Es un cañonazo que abre un agujero en la línea de flotación en el acuerdo de libre comercio de la región América del Norte. La razón de ser del TLCAN o el T-MEC es integrar una zona donde los socios no se cobran aranceles. Las amenazas o bullying contra empresas que quieren invertir fuera de Estados Unidos son también una acción de rudeza para los socios del T-MEC. En un acuerdo comercial, que también está hecho para proteger las inversiones realizadas en los países firmantes, ¿cómo proteger a las empresas inversionistas del bullying de parte del superpoderoso presidente de uno de los países socios del acuerdo?

Los aranceles y otras acciones que están en los discursos de Trump serían un knock out para el T-MEC y pondrían en crisis existencial a algunos de los planes que tenemos como país. ¿Qué pasará con el Nearshoring? Supongo que ustedes recuerdan eso que era una de esas oportunidades que se presenta una vez cada 30 años. El Plan México, presentado la semana pasada, lleva implícita la idea de que todo lo relacionado con el nearshoring sigue en pie, ¿es así?

El nearshoring es la versión actualizada de un proyecto de integración económica que lleva más de cuatro décadas. Toma fuerza en los años de la administración Biden, en el contexto de una intensificación de la guerra comercial de Estados Unidos con China. La manera en la que el equipo de Biden entendía el momento económico y geopolítico otorgaba a México un papel relevante como socio comercial y aliado “estrella” en el proceso de desacoplamiento respecto a China. En el gobierno de Biden, se veía con buenos ojos que algunas inversiones que estaban en Asia vinieran a México. Ofrecíamos cercanía geográfica, confiabilidad en la producción y ventajas en costos.

Trump mantiene la apuesta contra el Dragón, pero parece creer que no necesita a México. Cuando menos, así lo dice. No nos quiere desempeñando el papel destacado que nos había asignado Biden. Es otra película, otro director y otro guion. El mensaje que Trump manda es que no quiere profundizar en la integración con México. Más bien busca revertirla. Quizá quiere el divorcio, para sorpresa de todos los que pensábamos que entre Estados Unidos y México había un matrimonio disfuncional que no incluía la posibilidad de divorciarse.

A Trump le molesta la migración y el fentanilo, pero también le irrita el déficit comercial de su país con México. Desde que entró en vigor el T-MEC, la balanza comercial tiene un saldo de 616,000 millones de dólares favorable a México (las cifras son de julio de 2020 a noviembre de 2024).

Trump no acepta que la agenda económica-comercial de la relación México-Estados Unidos se trate en un “carril” independiente de las agendas migratorias y de seguridad. Él cree que puede lograr un mejor acuerdo si mezcla los temas. Eso es lo que busca cuando pone en la mesa los aranceles para obligar a México y Canadá a colaborar más (o subordinarse) en temas migratorios y de combate al narco.

Vendrán aranceles, todo parece indicar. Habrá también presión para las empresas que quieran invertir en México. La administración Trump tendrá zanahorias y garrotes. Estímulos y castigos. En puerta está una reducción de los impuestos a las empresas del 21 al 15 por ciento. En el aire está el bullying a quienes pretendan invertir fuera de Estados Unidos. Les cobraré aranceles, amenazó en su mensaje de Davos. La estrategia no se quedará en medidas fiscales. Trump es un hombre del espectáculo y sabe lo que vale un grito multiplicado en la TV y las redes sociales. Exhibirá a las empresas que quieran salir de Estados Unidos. Hará que lo piensen dos veces.

El mayor riesgo para México no es que las inversiones que ahora están salgan de un día para otro de nuestro país. ¿Qué pasa si no llegan las nuevas inversiones que necesitamos? ¿Cuánto tiempo va a durar la actitud zen del gobierno si nos aplican aranceles, continúan con las deportaciones y se refuerzan las acciones unilaterales de combate al crimen en México?

lmgonzalez@eleconomista.mx

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