Quizá hace solo diez años, o menos, culpar a la «diversidad» y la «inclusión» de un accidente aéreo habría generado rechazo, censura. Incluso a algunos les habría parecido un comentario de un paria, una persona que no concita el apoyo general. Pero ayer lo dijo el presidente de Estados Unidos, el mismo que ganó millones de votos precisamente con este tipo de discursos.
Porque ahora, ser malo es lo que se lleva. Y cuanto más incorrecto, mejor, más seguidores. ¿Por qué, si no, tantas películas dedicadas a los que siempre habían sido los malvados en los cómics? Dentro de ciertos límites, parece que ir a la contra, jugársela, por ejemplo, al Estado y salir indemne tiene su punto canalla y sus fans. Donald Trump es la máxima expresión. Siempre habían estado ahí, pero ahora mola.