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Los tres órdenes de gobierno y el sector privado trabajan en un plan para reestructurar Acapulco, con el objetivo de devolverle su atractivo turístico y atraer inversiones tras los estragos causados por los huracanes Otis y John.
Lo anterior, enfocándose en mejorar la infraestructura pública, seguridad y nuevas oportunidades de inversión en el destino turístico más antiguo y emblemático de México, detalló Sebastián Ramírez Mendoza, subsecretario de Turismo federal en una reunión con representantes del sector.
Uno de los pilares del plan es restaurar la infraestructura dañada por el abandono a lo largo de los años y que se exacerbó con los últimos huracanes, “para asegurar un suministro confiable, el gobierno destinará 8,000 millones de pesos al sistema de agua potable”, con una inversión inicial de 1,800 millones de pesos en el 2025, para rehabilitar los pozos y mejorar el sistema de saneamiento, para dar servicio tanto a residentes como turistas.
El primer polígono turístico de 2,580 hectáreas estará bajo la administración del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur); a partir de marzo del 2025 se harán obras como la rehabilitación de embarcaderos, acceso a las playas, construcción de redes de riego, alumbrado público, instalación de mobiliario urbano y la implementación del programa Internet para todos.
Estímulos para atraer inversión
Julián Urióstegui Carbajal, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en Guerrero, hizo un llamado a la colaboración; “todos debemos participar, y secundar los esfuerzos del gobierno de México, el gobierno de Guerrero, y el municipio de Acapulco, esta suma es crucial para reactivar el círculo virtuoso de la economía local y relanzar la imagen de Acapulco como un destino turístico de primer nivel”.
El CCE Capítulo Guerrero compartió con este medio la propuesta formal al gobierno federal para la creación de una zona franca en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez, que no se contempla en el Plan México.
Como una medida para revitalizar la economía de la región, se busca ofrecer incentivos fiscales y estímulos económicos para atraer inversiones, generar empleo y fomentar el desarrollo de sectores como el turismo, inmobiliario, agroindustria, pesca y minería.
Se otorgarían incentivos a los inversionistas, como la exención del Impuesto sobre la Renta (ISR), el Impuesto al Valor Agregado (IVA), impuestos de importación y reducciones en derechos aduaneros, los cuales podrían alcanzar exenciones de entre el 25% y el 100%, y estarían condicionados al monto de la inversión, el perfil del proyecto y el tiempo de desarrollo.
Impulso al empleo
Esta medida impulsaría la generación de empleos, con el objetivo de recuperar al menos 50,000 empleos formales e informales, especialmente considerando que más de 96,000 guerrerenses perdieron su empleo hasta septiembre de 2024, de los cuales una gran parte corresponden a Acapulco.
Así como frenar la migración “con 10,000 trabajadores del sector turístico que, debido a la falta de oportunidades, buscaron empleo en otros destinos”.
En tanto, se estiman hasta 70,000 millones de pesos de inversiones enfocadas tanto en la reconstrucción como en nuevas oportunidades de negocio, el desarrollo de cadenas de valor y la provisión local, especialmente mediante el impulso al sector de la construcción, que beneficiará a la economía local y ayudará al cumplimiento de las obligaciones obrero-patronales.
“La creación de una zona franca es esencial para dar un nuevo impulso a la economía de Acapulco, que ya enfrentaba serios problemas de estancamiento económico y falta de inversión antes de los desastres naturales, sin este tipo de medidas, será muy difícil que la región pueda recuperarse de los estragos causados”, señala el documento, del CCE.
Nuevas vocaciones
Durante las últimas décadas, el puerto perdió competitividad frente a otros destinos turísticos emergentes en México, debido a la falta de inversión y el desgaste de su equipamiento, lo que plantea el reto de identificar acciones para reactivar el turismo, expresó el subsecretario.
Acapulco es un destino con una infraestructura instalada que debe recuperarse, no es la primera ni la última ciudad que ha enfrentado estos problemas, y por ello no debe abandonarse, “es necesario garantizar estabilidad y certeza a los inversionistas, así como seguridad y servicios públicos, para aumentar el valor”, detalló.
Entre las iniciativas para detonar la economía se encuentra la diversificación de las vocaciones en Acapulco; en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo, se está realizando un estudio para explorar nuevas ramas, o aquellas que puedan incorporarse a la cadena de valor ya existente, algunas de estas nuevas vocaciones tendrán una raíz turística, como el turismo médico o de retiro.
La Secretaría de Turismo federal coordinará los esfuerzos con la Comisión Nacional del Agua y Fonatur para las inversiones en las obras públicas de alto impacto y zonas turísticas, para que el municipio pueda dedicarse a las obras públicas.
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