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El lado oscuro de Hugh Jackman: de su amistad con Rupert Murdoch al extraño culto que practica

Publicado: enero 28, 2025, 1:15 am

Es algo innegable que, más allá de las películas u obras de teatro que haya protagonizado, Hugh Jackman es alguien que cae bien entre el público. Es bastante improbable encontrar gente en Hollywood o en Broadway, donde más se ha movido laboralmente, que de veras pueda hablar mal de su comportamiento o de su carácter. Un profesional que no da ningún problema, que cumple con su oficio, así tenga que interpretar un musical, un drama, un thriller o a Lobezno —su personaje estrella y gracias al que se ha labrado una exitosa carrera—, y, sobre todo, y hablando en plata, un tipo guay, el hombre ideal que gusta tanto para tener algo romántico como para salir a tomar algo.

Incluso llegó a ser «el hombre vivo más sexy» en 2008. Y cuando algo así ocurre, lo más normal, sobre todo en la época de las redes sociales, es que salga algún trapo sucio. Pero como Jackman ha estado 27 años casado con la también actriz Deborra-Lee Furness, ha hablado de cuánto le costó superar el abandono de su madre cuando era niño, ha sido un padre orgulloso junto a su esposa de sus dos hijos, que adoptaron debido a que no podían concebir de manera natural, fue diagnosticado con cáncer de piel y, además, comenzó desde abajo en la industria, poco o nada se ha sacado contra él.

Sin embargo, hay otra teoría. Una que, de hecho, él ha avivado, quizá inconscientemente, al no solo no atajarla de ninguna manera en entrevistas o eventos, sino presumiendo en varias ocasiones de la misma: que a esa imagen de persona buena y sin mácula ha ayudado de manera radical uno de sus mejores amigos, el magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch.

Desde que en 2013, en una entrevista con The Hollywood Reporter, el actor, entonces nominado al Oscar por Los Miserables, relatase su amistad con el polémico multimillonario, que hoy por hoy tiene 93 años, no ha vuelto a hablar públicamente de ello. Pero en aquel momento fue bastante abierto sobre la misma, narrando incluso cómo coincidieron y la forma en la que surgió su amistad.

«Lo conocí por primera vez en una reunión familiar. [La entonces esposa de Murdoch] Wendi y Nicole Kidman eran muy buenas amigas. Era el cumpleaños de Nicole y todos fuimos al Soho House, en Nueva York [un famoso hotel]. Estábamos allí, en la piscina. Él sostenía a su hija y yo sostenía a mi hijo y nos hicimos amigos», reveló, así como defendió a capa y espada al fundador de News Corporation, que hacía poco había estado en el centro de un escándalo mediático de escuchas telefónicas por las que había tenido que renunciar como director de la empresa —aunque de facto seguía manejándola—.

«Le encanta tener amigos y familiares cerca», aseguró Jackman sobre el magnate. «Mucha gente que ha entrado en su vida siguen ahí durante mucho tiempo. Porque él cuida de ellos y los quiere. Es muy atento y considerado, además de increíblemente respetuoso con todos los que lo rodean», añadió. Aquel apoyo público no caería en saco roto: años después, Murdoch y su esposa estarían presentes cuando Jackman consiguió estampó las huellas de sus manos y sus pies frente al Teatro Chino de Hollywood, así como han sido vistos yendo a cenar juntos en varias ocasiones.

No se puede pasar de puntillas por la amistad entre Kidman y Wendi, ya que la actriz de Moulin Rouge! o Las horas, junto al propio Jackman, se convirtieron en 2010 en los padrinos de las dos hijas más jóvenes de Murdoch, Grace y Chloe. Según el periódico The Guardian, ambos intérpretes, que acababan de trabajar juntos protagonizando Australia. de Baz Luhrmann, asistieron a una ceremonia de bautismo en el río Jordán que contó con la presencia de la reina Rania de Jordania, quienes más tarde les invitó a una fiesta donde estaba, entre otras personas, Ivanka Trump.

Precisamente la hija de Donald Trump es otra de esas amistades que más se le ha criticado a Jackman por sus seguidores —obviamente sobre todo demócratas—, que no entienden su cercanía con quien fuera una de las principales asesoras del gabinete de su padre en su primera etapa en la Casa Blanca. Sobre todo porque las políticas con las que se mostró de acuerdo fueron, en su momento, polémicas, como su posicionamiento contra el colectivo LGTBI+ o sus comentarios machistas.

El culto que practica

Pero quizá para entender esto haya que centrarse en el SES. Es decir, en la School of Economic Science [Escuela de la Ciencia Económica, en español]. Jackman ha sido siempre un actor del que se ha rumoreado su homosexualidad, precisamente por su matrimonio con una mujer 13 años mayor o su incapacidad para tener hijos. Pero lo cierto es que no solo no lo ha confirmado jamás, sino que cuando ha hablado del colectivo lo ha hecho desde el respeto de ser un hombre religioso y que practica la meditación.

¿Y qué es sino el SES? Pues un culto globalizado en el que se estudian doctrinas filosóficas de diversos pensadores históricos cuya finalización ha de ser que solo existe una Verdad Absoluta, si bien el escritor y editor del famoso blog The Philosophers’ Magazine, Jeremy Stangroom, asistió a varios seminarios y escribió que no solo confundían las teorías de Platón o el método socrático, sino que enseñaban corrientes filosóficas hinduistas o decimonónicas mezclando sus preceptos u omitiendo a sus principales autores.

«Simplemente encuentro la iglesia evangélica demasiado, bueno, restrictiva. Pero la SES es no confrontacional. Creemos que hay muchas formas de escritura y que lo que es verdad siempre será verdad y nunca cambiará, ya sea en la Biblia o en Shakespeare. Se trata de unidad. Su filosofía básica es que si Buda, Krishna y Jesús estuvieran todos juntos en una mesa, no estarían discutiendo. Porque hay una verdad esencial. Y somos infinitos», dijo Jackman en 2010 a la revista GQ, así como años antes, hablando con Oprah, declaró, tras explicar que entró en el culto a principios de los 90: «Medio media hora al día y, en ese tiempo, no soy Hugh Jackman. No soy un padre. No soy un esposo. Solo me estoy sumergiendo en esa fuente poderosa creadora de todo».

El gran problema ha sido cuando periodistas reputados han hablado con exmiembros y exalumnos del SES, dado que funciona jerárquicamente e incluso quienes son los tutores de los recién entrados son a su vez enseñados por quienes llevan más años. Las investigaciones, como la del periodista M. H. Miller para The New York Observer, han hablado de que se trata de un culto»oscuro e impenetrable», con altas dosis de misoginia y homofobia. Además, la policía ha llegado a investigar varias sedes por posible encubrimiento de abusos sexuales y abuso infantil.

Una antigua seguidora, la actriz Emily Watson, añadió que se trata además de un culto con valores ultraconservadores, clasista y capacitista —también mencionó la misoginia—, y que hace sentir que solo en organización existe «la luz» mientras que el resto del mundo son las tinieblas y que acabó abandonando todo, entre otras cosas, cuando se dio cuenta de que los niños eran tratados con «una especie de crueldad emocional que estaba completamente fuera de lugar en un centro de enseñanza que en teoría pretende estar basado en el amor y la comprensión».

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