Publicado: enero 23, 2025, 12:20 am
Miles de personas hemos visto en las televisiones de todo el mundo a Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca estrenándose como nuevo presidente de los Estados Unidos firmando órdenes ejecutivas – decretos- mientras hablaba con un grupo de periodistas sin mirar siquiera el texto de todo lo que unos minutos más tarde entraría en vigor cumpliendo sus amenazas, esperadas, inmediatamente.
Una de las disposiciones ya ha dejado en las fronteras con México, concretamente en Tijuana, a un grupo de migrantes que celebraban entrar en los Estados Unidos con el visado en regla, para asumir puestos de trabajo que tenían comprometidos, y en cuestión de minutos se encontraron con la desagradable sorpresa de su anulación. Mientras tanto, en Chicago, una de las ciudades donde residen millares de migrantes, han sido alertados de que el martes comenzarán sus deportaciones. Es solo un aviso de lo que ocurrirá en los diferentes estados.
En algunos países, como Guatemala, los gobiernos han comenzado a prepararse para acoger a la avalancha de ciudadanos residentes en los Estados Unidos y que tendrán que regresar sin ningún tipo de previsiones para acogerlos. Aunque no se conocen situaciones similares, pero la impresión fundamentada es que eso va a crear problemas muy serios en otros países del continente. Las fuentes oficiosas del Gobierno, enardecido por los indultos a los acusados por el intento de golpe de Estado en el Capitolio, demuestran de diferente forma su euforia por lo que están comprobando la rapidez con que se cumple.
Pero no es solo Trump quien protagoniza las primeras páginas de la prensa. Uno de los miembros del entorno presidencial que despierta mayores temores es el multimillonario Elon Musk, considerado como el más rico del Planeta, el más poderoso en la nueva Administración Federal y quien más se implicó en el apoyo de los partidos de la derecha más radical de Europa, ha sido fotografiado en un mitin saludando por dos veces con los brazos extendidos y las palmas de las manos boca abajo, la forma en que saludaba Hitler. Un detalle que está siendo interpretado como una nueva exhibición de simpatía por el recuerdo nazi.
