De tanto decir que los niños son el futuro nos olvidamos de que realmente son el presente. Aunque la sociedad les protege y educa, a veces se olvida de escucharlos. Los peques opinan, tienen inquietudes, sueños y miedos, pero ¿les damos espacio para expresarlos? Mirando la programación de la televisión se puede entender esto: con el nacimiento de los canales temáticos el contenido destinado al público infantil se ha convertido en algo ‘de nicho’. Antes todos veíamos Club Disney, y ahora algunos de los que crecieron viendo Marco piensan que los infantes de 2025 ven Narcos. Por fortuna, no es así.
Los niños nunca han dejado de ver la tele. Siguen teniendo ídolos televisivos, se saben de memoria las canciones de las series, se aprenden las coreografías y replican en sus cuadernos del cole los trazos de sus personajes preferidos, como si fuesen pequeños Picassos. Aunque también consumen TikTok y canturrean éxitos del momento con letras nada recomendadas para sus edades, los peques siguen siendo un público fiel para los que crean contenidos destinados a entretenerlos y educarlos.
En el mundo digital, el youtuber Mikecrack arrasa entre los niños, pero es un fenómeno ajeno y anónimo para los adultos. Además de entretener, el creador de contenido también ha logrado conseguir una comunidad donde los más pequeños se sienten valorados y escuchados. Es un logro enorme.
Necesitamos que los niños canten y que, como dice la canción, «alcen la voz», pero… ¿para qué si no les escuchamos? ¿Cómo queremos que así se conviertan en adultos valorados?¿Cuándo fue la última vez que vimos la tele en familia, nos reímos juntos de boberías en Youtube o nos interesamos por lo que apasiona a los peques que nos rodean? Se trata de compartir su mundo para comprender su forma de mirar la vida.