Publicado: enero 16, 2025, 1:00 pm
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En la última década, el empoderamiento de las mujeres ha surgido como un pilar fundamental para el desarrollo sostenible y la igualdad de género.
En el ámbito político, este empoderamiento se ha manifestado de manera tangible con un número cada vez mayor de mujeres ocupando cargos de liderazgo y decisión en gobiernos alrededor del mundo.
Este fenómeno no solo está abriendo nuevos horizontes para la participación política de las mujeres, sino que también está creando modelos a seguir para las generaciones futuras.
En Europa, Ursula von der Leyen hace historia como la primera mujer en liderar la Comisión Europea, influyendo en políticas que impactan a más de 400 millones de ciudadanos.
Ahí están los casos de Giorgia Meloni, presidenta de Italia desde 2022, es periodista y empezó a participar en política desde los 15 años. A partir de 2014 dirige el partido político Hermanos de Italia; y el de Jacinda Ardern, ex primera ministra de Nueva Zelanda, quien fue reconocida mundialmente por su gestión compasiva y efectiva, especialmente durante la pandemia de COVID-19.
En África, mujeres líderes como Sahle-Work Zewde, presidenta de Etiopía, están jugando un papel crucial en la promoción de la paz y el desarrollo. Y en América Latina, la presidenta mexicana Claudia Sheinbau se ha convertido en una figura prominente.
El ascenso de todas estas mujeres no solo representa una victoria personal o política, sino que establece un precedente poderoso para las generaciones más jóvenes.
Al ocupar roles de alto nivel, estas mujeres desafían las normas culturales y sociales preexistentes, mostrando a niñas y jóvenes que el liderazgo femenino no sólo es posible, sino necesario.
Estos ejemplos inspiran a futuras líderes a soñar en grande y a romper barreras en sus propias comunidades. El impacto de tener referentes femeninos visibles va más allá de la política; se extiende a todos los ámbitos, desde los negocios hasta la ciencia, fomentando una cultura de empoderamiento y ambición positiva.
Ahí está el caso de Christine Lagarde, quien es toda una autoridad en los ámbitos económico y financiero y se desempeña como presidenta del Banco Central Europeo desde octubre de 2019.
O el caso de la estadounidense Mary Barra, directora ejecutiva de General Motors. Con una carrera de ingeniería eléctrica y otra de administración de negocios a cuestas, ha logrado un brillante ascenso, convirtiéndose en la primera mujer al mando de un gigante automotriz.
A pesar de estos avances, el camino hacia la igualdad total aún es largo y desafiante.
Según el Foro Económico Mundial, si continuamos con el ritmo actual, llevará más de 130 años cerrar la brecha de género en la política. Por lo tanto, es crucial seguir abriendo espacios para que más mujeres puedan acceder a roles fundamentales en los Gobiernos y en la toma de decisiones.
Esto no solo implica cambios en la legislación y políticas de inclusión, sino también una transformación de las estructuras y culturas organizativas para fomentar un entorno que valore la diversidad y la igualdad de género.
Está demostrado que el empoderamiento político de las mujeres no es únicamente una cuestión de justicia social, sino una ventaja estratégica para cualquier nación que aspire a un desarrollo equitativo y sostenible.
A medida que más mujeres asumen roles de liderazgo, se convierten en faros de esperanza e inspiración, destacando que un mundo más igualitario y justo es posible.
La tarea que nos queda por delante es clara: seguir impulsando políticas y creando espacios donde la voz y el liderazgo de las mujeres puedan florecer sin limitaciones.
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