Juana Acosta tiene la vorágine de un volcán y la mirada luminosa y sandunguera de sus raíces caleñas. En una conversación que no da tregua, aflora una mujer híperactiva y valiente que hace ya 24 años se instaló en España desde Colombia con el trauma de la orfandad pegado a la piel y su alijo de sueños. Ella dice que es fuego, porque pertenece a un signo de fuego, Sagitario. Y que, aunque Madrid es su casa, Cali es su cordón umbilical, esa tierra caliente que le ata a su ADN. En su nueva película La Fianza, la ópera prima de Gonzalo Perdomo-Tafur escrita para ella, recorre el camino vital de Ana, su personaje, que consigue sentirse un ser completamente libre. «Y yo que también me creía libre hasta que llegó mi hija Lola al mundo y se me abrió la cabeza», afirma. Leer