¿Verdad que cada vez escuchas más a menudo en España que alguien es intolerante a la lactosa? Esta circunstancia se produce por la (casi) ausencia de una enzima que tiene que producir el intestino delgado, la lactasa, y que existe en una cantidad demasiado baja en estas personas. Si la lactasa es insuficiente, la lactosa (azúcar) presente en la leche y sus derivados no es absorbida por el organismo y se expulsa con las heces.
Además de que por la alta prevalencia en España de esta intolerancia existen multitud de lácteos ‘sin lactosa’, la ciencia ha progresado de manera que cada vez se descubren nuevos aliados para mejorar la calidad de vida de la población intolerante. Ahora, comienza a hablarse con fuerza de la neurología funcional. Pero, ¿qué es, y de qué manera puede mejorar este problema intestinal?
¿Qué es la intolerancia a la lactosa y cuáles sus síntomas?
Como hemos comentado, las personas que presentan intolerancia a la lactosa no son capaces de digerir el azúcar presente de forma natural en la leche: la lactosa. A partir de ahí, el paciente nota flatulencia, diarrea y/o hinchazón estomacal tras la ingesta de leche y sus derivados como pueden ser los quesos o el yogur.
Aunque en principio no se trata de un problema de salud que pudiera comprometer la vida, sí es cierto que sus síntomas resultan especialmente molestos para el desempeño de la vida normal. También existen determinados grados de intolerancia, en función de si estamos muy expuestos a la lactosa.
La mayoría de los afectados sienten, dos horas después de haber ingerido leche o derivados, cómo su vientre se hincha, y en algunos casos puede ir acompañado de dolor en la zona. La gravedad o no de los síntomas dependerá de la cantidad de lactosa ingerida, y también de los niveles de lactasa del paciente en su intestino.
Factores de riesgo para padecer intolerancia a la lactosa
Las causas que pueden predisponernos a padecer esta intolerancia pasan por la edad avanzada, factor de riesgo indiscutible. Es decir, cuantos más años tenemos, mayores son nuestras posibilidades de desarrollar intolerancia a la lactosa.
Patologías como la enfermedad de Crohn o la intolerancia al gluten también pueden predisponer a la intolerancia a la lactosa, de la misma manera que lo hace el crecimiento bacteriano por encima de lo normal. Y, especialmente curioso es el origen étnico, que también influye mucho en el desarrollo: las personas procedentes de América o África tienen menos defensas contra esta patología.
Tratamiento de la intolerancia a la lactosa con neurología funcional
Un reciente estudio desarrollado en un paciente con años de intolerancia, llevado a cabo por NeuroReEvolution, junto con la Universidad Europea, revela que la denominada neurología funcional podría aliviar de manera significativa los síntomas de la intolerancia a la lactosa.
Pero, ¿qué es la neurología funcional? Se trata de una terapia que combina las premisas básicas de la neurología tradicional y un abordaje integral para conectar el sistema nervioso con el organismo. Así pues, esta técnica considera que los problemas neurológicos también juegan un papel fundamental en la capacidad del cuerpo de procesar la lactosa, por lo que no se limitan al sistema digestivo, sino que van más allá.
En el tratamiento de neurología funcional se trabaja a nivel físico, mediante ejercicios, con técnicas de estimulación sensorial, con el objetivo de normalizar la respuesta que ofrece el organismo frente a la ingesta de los alimentos. En el estudio, que de momento es una aproximación a la solución, no se ha eliminado del todo la intolerancia a la absorción de la lactosa, pero sí se ha conseguido mejorar síntomas como el dolor o la hinchazón. El futuro de esta técnica es prometedor, aunque aún no es definitivo.
Los implicados en este tratamiento de neurología funcional para la intolerancia a la lactosa consideran especialmente interesante esta técnica complementaria para los pacientes que no encuentran alivio en las dietas sin lactosa o el consumo de suplementos de lactasa para reponer los niveles escasos.