El Sevilla salió del Bernabéu goleado y tranquilo . El hecho de reconocer interiormente que el equipo aborda este tipo de partidos sin garantía alguna de puntuar es una cruz que ya pesa demasiado, por mucho que en el Metropolitano soñase con ello. Una victoria en nueve salidas, con seis puntos en total , es un triste bagaje para un conjunto que aspira a dar pasos adelante. Y ya no es sólo la ausencia de buenos resultados, sino las facilidades que se ofrecen en defensa , con una distancia grandísima y una falta de organización con los dos centrocampistas más posicionales, que posibilitaron que el Real Madrid se llevase la victoria casi sin despeinarse. El entrenador lo achacó a la calidad de los atacantes del equipo vestido de blanco, aunque lo cierto es que en cada gol se pudo hacer mucho más. Tantos cambios en zonas críticas del campo, además de futbolistas fuera de su posición natural , está agitando demasiado un avispero donde pocos asumen la responsabilidad de llevar la camiseta del Sevilla. 19 goles encajados en nueve partidos como visitante. Más de dos por partido. Muy difícil sumar con esta dinámica. El entrenador ha querido esconder su debilidad en el lateral izquierdo, donde la posible salida de Valentín Barco activaría opciones de mercado para suplir el adiós del argentino, quien no cuenta con la confianza de García Pimienta y está provocando, con la simple lesión de Pedrosa , una serie de decisiones en cadena que han provocado que el Sevilla ofrezca una imagen vulnerable en la parcela defensiva. Con la lesión de Nianzou, Kike Salas comenzaba a asentarse junto a Badé . Le siguen faltando ciertos conceptos, como no querer anticiparse siempre y buscar la solución más sencilla en la salida de balón, siendo los duelos su mejor virtud. El problema está cuando lo sacan al lateral, saltando pocas veces cuando lo pide la jugada y expuesto ante extremos habilidosos. Esta decisión provoca otra incluso peor para el equipo, metiendo a Gudelj como central . El serbio, que se queda ahora como primer capitán, ya ha jugado en esa posición en numerosas ocasiones, incluso siendo campeón en Budapest, aunque cada vez le cuesta más, ofreciendo su peor cara, ahora que había recuperado la mejor como centrocampista . Tiende a hundirse para no mostrar su debilidad a campo abierto , lo que es aprovechado por los rivales para disparar desde la frontal sin oposición. En el 1-0 de Mbappé, fue quien permitió un control y chut como en un entrenamiento. No está cómodo y casi que no lo esconde, obligando igualmente a Badé a salir a zonas que no le corresponde y desajustando toda la línea defensiva . Sin embargo, el entrenador sólo confía en él. O es del que más se fía entre las ausencias, prefiriendo que Marcao o Barco , jugadores que conocen el oficio, se queden siempre fuera. Las goleadas obligan a una revisión del plan. También en la portería. El Sevilla ha encontrado el modo de cerrar los caminos al gol como local y es incapaz como visitante. Toca reformular la teoría defensiva para ofrecer un nivel, al menos, competitivo.