Oleksandr Usyk se fue anoche a dormir en Riad con el deber de mantener sus tres cinturones de campeón de los pesos completos (OMB, AMB y CMB) en la revancha frente a Tyson Fury , esta vez de forma más deslucida pero sí merecidamente. El ucraniano conectó más y mejor, y por eso ganó. Pero fue una de esas peleas que si las ve un profano del boxeo quizás no alcance a decir quién fue el mejor. Las matemáticas, las cartulinas, dicen que fue Usyk, que decantó la lid pasado el ecuador. No es que el combate no mereciera la pena, en absoluto, pero tratándose de dos semejantes titanes y con la enorme previa de mayo, supo a poco. Ambos arrancaron con respeto y mucho ‘jab’ (recto de izquierda; derecha para Usyk, que es zurdo). El británico comenzó un punto más certero, anotándose algún asalto extra aunque por poco margen. Pero terminado el sexto, justo al mitad de la pelea, el campeón lo había igualado . Y del séptimo al duodécimo, Usyk fue mejor. Tiró de velocidad y alcanzó la cabeza del Gipsy King con varios rectos ascendentes que le permitieron salvar la diferencia de altura con el gigante de Gales (1,91 frente a 2,06 metros). La diferencia de tamaño entre las 16 cuerdas del Kingdom Arena era notable, puesto que Fury, además de más alto, se subió a la báscula 25 kilos por encima del ucraniano, una barbaridad: 127 kg (el mayor peso de su carrera) frente a 102,5 kg. Parecían de distintas categorías, lo que es un mérito para Usyk, un crucero natural que ascendió hasta la única división que no tiene las libras limitadas. El británico no acabó de sacar provecho a su mayor envergadura y no le entraron sus certeros golpes a las vísceras ni tampoco sus temidos ‘uppercuts’. No hizo una mala pelea, pero su gesto de sorpresa cuando conoció la decisión de los jueces pareció impostado. La clave la dio su entrenador en el último minuto de descanso, el que va del undécimo al duodécimo asalto: «It´s not tomorrow, it´s now» , le espetó. Efectivamente, el combate no se podía ganar el domingo por la mañana. Había que hacerlo ya, y Fury no lo logró. Salió mejor parado que en la primera pelea entre ambos, donde pudo ser noqueado, pero con el 2-0 ante el dominador de la categoría y una edad no demasiado avanzada pero ya considerable (36 años) -al margen de los problemas psicológicos que ha atravesado-, el mejor tiempo del Rey Gitano ya ha pasado. No habrá trilogía, pero gracias, campeón. El nombre de Fury ya está impreso en letras doradas en la historia del boxeo. Nada más finalizar el combate llamó a la puerta el joven Daniel Dubois (27), crecido tras su imponente victoria ante Anthony Joshua . Subió al ring y pidió la revancha a Usyk -algo más veterano que Fury, 37-, que dijo estar preparado. El Usyk-Fury 1 fue histórico, pues por primera vez en la era boxística de los cuatro cinturones un solo hombre unificó las fajas de los completos. Luego Usyk dejó vacante el de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), que se le anotó el británico Dubois, por lo que si hay revancha, de nuevo saldrá un gran campeón indiscutido (salvo combate nulo). Y tendría morbo esta pelea, pues Usyk ganó a Dubois en agosto de 2023 gracias a que el árbitro consideró bajo un golpe del británico donde la cintura y la ingle se entremezclan. El ucraniano, que habría sufrido un ko de no haber intervenido el referí, usó los minutos de recuperación y luego noqueó a Dubois, quien ahora le pide saldar cuentas. Sería la contienda entre el veterano rey de los pesados y el príncipe llamado a destronarlo . Hágase.