¿Es bueno o malo consumir leche? Un reciente estudio ha descubierto que las mujeres que consumen más de 300 mililitros de leche al día, lo que equivale a más de un vaso y medio, presentan un mayor riesgo de sufrir cardiopatía isquémica e infarto agudo de miocardio en comparación con aquellas que ingieren menores cantidades de este lácteo. Este hallazgo proviene de un análisis realizado a más de 100.000 adultos en Suecia y se publica en la revista ‘ BMC Medicine ‘. El trabajo, liderado por Karl Michaëlsson de la Universidad de Uppsala (Suecia), muestra que el riesgo de enfermedad cardiovascular aumenta a medida que se incrementa la cantidad de leche consumida, pero este efecto se observa únicamente en mujeres, no en hombres. Además, el estudio aclara que el consumo de productos lácteos fermentados, como el yogur o el kéfir, no está asociado con este riesgo. Sin embargo, otro estudio en 2020 publicado en ‘ The Lancet ‘ señalaba que beber leche, o consumir derivados lácteos, al menos tres porciones al día, puede ser beneficioso para la salud cardiovascular. Según un estudio realizado sobre más de 130.000 personas en 21 países, los lácteos se asocian con tasas más bajas de enfermedad cardiovascular y mortalidad. Además, el informe vio que las personas que consumían tres porciones de lácteos al día tenían tasas más bajas de mortalidad y enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellas que consumían menos de 0,5 porciones de lácteos al día. (Una porción estándar de lácteo era equivalente a un vaso de leche de 244 g, una taza de yogur a 244 g, una rebanada de queso a 15 g, o una cucharadita de mantequilla a 5 g). El trabajo que ahora publica la revista ‘ BMC Medicine ‘ se basa en un seguimiento de más de 30 años sobre los hábitos alimentarios de 100.775 adultos en Suecia. Los investigadores analizaron con detalle el consumo de lácteos de los participantes, teniendo en cuenta factores de riesgo relacionados con enfermedades cardíacas como el nivel de actividad física, el tabaquismo, y la presencia de enfermedades previas . Los resultados revelan que las mujeres que consumían 300 ml de leche o más al día (más de un vaso y medio) tenían un mayor riesgo de desarrollar enfermedades coronarias. Este aumento de riesgo fue mayor conforme se incrementaba la cantidad de leche ingerida: por ejemplo, las mujeres que consumían 400 ml de leche al día tenían un riesgo un 5 % mayor de sufrir problemas cardiovasculares en comparación con aquellas que bebían solo 100 ml. Este riesgo llegaba hasta un 21 % mayor cuando el consumo alcanzaba los 800 ml diarios. El estudio ha sido especialmente llamativo porque el aumento del riesgo de enfermedades cardíacas no se ha detectado en los hombres. Según los expertos, este fenómeno podría estar relacionado con factores hormonales o con diferencias en cómo hombres y mujeres metabolizan los nutrientes de la leche. Los resultados no parecen estar ligados a la cantidad de grasa saturada en la leche, ya que el riesgo se mantuvo incluso cuando se analizó por separado el consumo de leche entera, semidesnatada o desnatada. Además, no se observaron los mismos efectos negativos en el consumo de lácteos fermentados como el yogur o el kéfir, que también son una fuente importante de nutrientes beneficiosos, como calcio y proteínas. No obstante, la catedrática Esther López-García de la Universidad Autónoma de Madrid advierte que aunque este estudio aporta nuevos datos, es importante no perder de vista las recomendaciones dietéticas globales. En España, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición sugiere un consumo moderado de hasta tres productos lácteos al día, especialmente si se opta por versiones fermentadas para personas con intolerancia a la lactosa. Por su parte, Matthias Schulze , experto en Epidemiología Molecular en el Instituto Alemán de Nutrición Humana, señala a Science Media Centre que los puntos fuertes del estudio, como el gran tamaño de la muestra y el seguimiento a largo plazo, pero también comenta la importancia de considerar otros factores de confusión que podrían influir en los resultados, como el nivel educativo o la proporción de fumadores entre los participantes con alto consumo de lácteos. En conclusión, aunque este estudio sugiere que un consumo elevado de leche podría incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas en mujeres, es importante recordar que el contexto dietético global, los hábitos de vida y los factores genéticos juegan un papel crucial en la salud cardiovascular. Por lo tanto, la moderación en el consumo de lácteos, junto con una dieta equilibrada, sigue siendo la recomendación más prudente para la mayoría de la población, señalan los investigadores.