Hace unos días, la drag queen Kika Lorace denunció en sus redes sociales a Rafa López, conocido como el cura de Gran Hermano 4, y a su marido Ramón por un presunto delito de agresión e intimidación que habría sufrido durante la noche del 19 de julio en Botanic, la discoteca LGTB que el matrimonio regenta en la localidad de Vera, Almería.
En su comunicado, Kika, cuyo nombre real es Enrique Casanova, afirma que fue acorralada en el camerino, agredida e insultada por los dueños del local, quienes la dejaron «travestida en la calle» sin ningún tipo de alojamiento, transporte o compensación económica.
Sin embargo, según ha declarado el propio López en conversaciones con 20minutos, todo lo que ella ha contado hasta ahora es «completamente falso» y, por ello, planea interponer una querella criminal contra ella. «No lo puede demostrar», asegura el también periodista, quien a pesar de las graves acusaciones no se siente «molesto ni preocupado».
De hecho, según su versión, el pasado jueves 31 de octubre, la artista del transformismo recibió una notificación del juzgado informándole sobre el sobreseimiento de la denuncia que ella misma presentó en comisaría al día siguiente del incidente «por falta de pruebas» y porque había «indicios de ser una denuncia falsa».
Rafa López cuenta su versión de los hechos
Asimismo, el exconcursante de GH 4 también ha destacado la «falta de profesionalidad» que ha demostrado Kika Lorace, quien había trabajado en anteriores ocasiones en su local desde su inauguración, cinco años atrás. «Llegó a las dos de la mañana, con dos horas de retraso y sin ensayo previo, después de que el DJ, Mikel López, le pidiera hasta seis veces que le pasara las canciones que iba a cantar esa noche», ha explicado.
Aunque logró salir al escenario, su actuación tuvo que ser interrumpida pocos minutos después, ya que la drag queen comenzó a increpar a los 250 asistentes del local, al DJ y a los dueños del local. «Nos empezó a insultar con el micrófono en la mano por ‘falta de profesionalidad’ porque su canción iba demasiado rápido y no podía seguir el ritmo», ha añadido, haciendo hincapié en que se trataba de un espectáculo en playback.
Una vez de vuelta en el camerino, López y su marido, abogado, entraron allí para pedirle explicaciones, si bien lejos de apaciguar la situación, esto provocó que Kika volviera a insultarlos. «Después de repetírselo cinco veces, recogí todas sus cosas que teníamos en el atril de su camerino, las metí en su maleta y las puse en la puerta del local», ha relatado.
No obstante, frente a lo que denuncia Kika en su comunicado, ella, a la que nunca impidieron cambiarse de ropa, volvió a entrar al camerino para comprobar que hubiesen metido absolutamente todo en su maleta. «Fuimos tremendamente educados. En otro sitio hubiera sido peor», ha reconocido López, quien remarca que el incidente fue el incidente fue grabado por numerosos testigos, así como por las cámaras de seguridad.
En este punto, el exsacerdote ha asegurado que siempre mantuvo una relación «supercordial» con la artista, a quien, al igual que al resto de drag queens que trabajan en su local, «se le paga el alojamiento y se le da la posibilidad de pasar el resto del fin de semana en Almería». En esa ocasión, sin embargo, Kika -que, posteriormente, reconoció haber salido del local «un poco pasada»-, se hospedaba en su casa por lo que, a su juicio, no tenía cabida que durmiese allí tras lo sucedido.
«Solo busca atención y ‘likes'»
Aunque no tiene claro el motivo por el cual ella habría iniciado esta «guerra abierta» contra él, López sostiene que la artista, a quien describe como «un tipo en decadencia», solo busca «obtener likes y atención». Además, el exsacerdote admite que le entristece la repercusión que este conflicto pueda tener. «Me da rabia porque transmite una imagen irreal que perjudica tanto al sector como a las propias drags», ha expresado.