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La política industrial ha regresado como uno de los temas de discusión de lo público y de la academia mexicana. El profesor Antonio Andreoni, de la SOAS Universidad de Londres, quien ha trabajado con Ha-Joon Chang, de la Universidad de Cambridge, quien mantuvo por años el estudio de las políticas industriales, cuando se decía que la única alternativa era la apertura comercial, ofrece un análisis comparativo de la producción industrial de economías grandes de ingreso medio, como la mexicana. Su argumento es que la famosa trampa de los países de ingreso medio, que les cuesta mucho trabajo pasar a una estampa más alta de desarrollo, cuando alcanzaron cierto nivel de ingreso, no es que a cierto nivel de salario las personas ya no realizan actividades adicionales, sino que, como no desarrollan tecnología, entonces, ya no pueden realizar actividades de mayor valor. Entonces, la salida a la trampa de desarrollo es innovar, absorber tecnología y tener industrias más complejas.
El caso de México es hasta cierto punto diferente. En nuestro país el 55% de nuestras exportaciones participa de las grandes cadenas de valor, es un porcentaje mayor al de buena parte de los países europeos y a todos los de América Latina. Básicamente exportamos productos de industrias de alta complejidad. El problema es que este porcentaje se refiere a las exportaciones que corresponden a productos que se integraron con insumos que antes se importaron, cuando solamente el 10% de las exportaciones mexicanas que no utilizaron insumos importados forma parte de las cadenas globales de valor. Eso significa que básicamente somos parte de las grandes cadenas globales como ensambladores, no con productos propios. En realidad, es una ventaja con respecto a otros países de ingresos medios, que no participan de manera importante en esas cadenas, que se debe de seguir fomentando, pero también implica la necesidad de incrementar el contenido nacional para tener una economia más desarrollada.
De acuerdo con Adreoni, eso se logra con tecnología para generar insumos que ahora importamos, fundamentalmente, porque no tenemos la capacidad de producir partes y diseños de alta especialidad y valor, que provienen de América del Norte, Europa y Asia. El otro factor es que no contamos con suficientes empresas medianas y pequeñas con la capacidad y el apoyo suficiente para integrarse a esas cadenas, y, por tanto, de proveer de insumos a las grandes firmas industriales que operan en México. Entonces, la política industrial que nos permita generar mayor valor pasa por mantener e incrementar nuestra posición como ensamblador de esas cadenas, buscar también hacerlo en industrias más complejas, como vehículos eléctricos, semiconductores y dispositivos médicos, fortalecer y proteger a las pymes que pueden servir de proveedores, así como desarrollar capacidades para producir insumos intermedios, que actualmente no somos capaces de producir, normalmente porque requieren de alta especialización tecnológica y de capital humano.
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