Todos los hombres, en algún momento de su vida, han tenido algún problema para conseguir o mantener una erección, especialmente si están cansados o tienen estrés. Cuando esta dificultad de produce de manera continuada y mantenida en el tiempo se habla de disfunción eréctil.
Según la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA), la disfunción eréctil afecta al 10% de los hombres. Se dispara a partir de los 40 años, ya que el 30% en los varones de entre 40 y 70 años tiene algún problema para mantener la erección.
Causas físicas y psicológicas
La disfunción eréctil puede ser causada por una combinación de factores físicos y psicológicos, explica el urólogo y andrólogo François Peinado. Las causas son problemas vasculares; diabetes; problemas neurológicos; problemas hormonales; factores psicológicos; medicamentos; y el estilo de vida.
Al tener causas físicas y psicológicas, el tratamiento dependerá de la causa subyacente y puede incluir medicamentos, terapias psicológicas, cambios en el estilo de vida, dispositivos o, en casos más graves, opciones quirúrgicas, detalla el doctor. Hay varios tratamientos. Desde los medicamentos orales a la terapia psicológica; la hormonal; los dispositivos de vacío; las inyecciones intracavernosas; los implantes de pene; y los cambios en el estilo de vida.
En este último sentido, hay hábitos alimenticios que pueden acabar en una disfunción sexual. «La dieta juega un papel fundamental en la salud sexual», asegura Peinado. Para mantener una función sexual saludable, se recomienda una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables y antioxidantes, así como la moderación en el consumo de alcohol y la reducción de alimentos ultraprocesados.
Alimentación y disfunción eréctil
Algunos hábitos alimenticios, afirma el urólogo, pueden contribuir al desarrollo de problemas sexuales, incluida la disfunción eréctil, como una dieta alta en grasas y colesterol.
Los alimentos ricos en grasas saturadas, como carnes rojas, embutidos y productos lácteos enteros, puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, que son una de las principales causas de disfunción eréctil. Las arterias obstruidas por el colesterol reducen el flujo sanguíneo al pene, lo que dificulta mantener una erección.
También el azúcar. Una dieta alta en azúcares añadidos y carbohidratos refinados, como los presentes en refrescos, productos de bollería industrial y pan blanco, puede conducir a la resistencia a la insulina y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Observa Peinado que la diabetes mal controlada es una de las causas más comunes de disfunción eréctil, ya que daña los vasos sanguíneos y los nervios que controlan la función eréctil.
Grasas, azúcares… y también el alcohol. Beber en exceso puede afectar tanto a corto como a largo plazo la función sexual. A corto plazo, el consumo elevado de alcohol puede causar dificultades para lograr o mantener una erección, mientras que, a largo plazo, el abuso crónico de alcohol puede dañar los nervios y el sistema hormonal que regula la función sexual. Además, recuerda el urólogo, el alcohol en exceso está relacionado con una disminución de la libido.
Alimentos a evitar para cuidar la función sexual
- Alcohol: puede irritar la vejiga y aumentar la frecuencia urinaria, además de tener un efecto deshidratante.
- Cafeína: actúa como un diurético e irritante de la vejiga, aumentando la urgencia urinaria.
- Bebidas carbonatadas: también pueden irritarla.
- Edulcorantes artificiales: el aspartamo o la sacarina pueden causar irritación en algunas personas.
- Alimentos picantes: pueden irritar la vejiga.
- Sal: su exceso puede contribuir a la retención de líquidos, lo que afecta la función urinaria.
- Alimentos ultraprocesados: conviene reducir su ingesta.
Qué alimentos son buenos para la salud sexual
Si eso es lo que toca evitar, hay, al contrario, alimentos y bebidas que son los mejores para la salud urinaria. Por supuesto, el agua, que es fundamental para la hidratación adecuada y ayuda a diluir la orina, reduciendo el riesgo de infecciones del tracto urinario y cálculos renales.
También es beneficioso consumir frutas con alto contenido de agua como la sandía, el melón y las naranjas, ya que estas ayudan a mantener una hidratación óptima. El jugo de arándano rojo es conocido por su capacidad para prevenir infecciones urinarias, gracias a las proantocianidinas que dificultan que las bacterias se adhieran a las paredes del tracto urinario.
Los alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y cereales integrales, también son recomendables, ya que ayudan a prevenir el estreñimiento, que puede ejercer presión sobre la vejiga. Además, algunos tés de hierbas como el de diente de león o la cola de caballo tienen propiedades diuréticas suaves que favorecen la función urinaria.