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El sector renovable luce músculo innovador en el mundo

Publicado: octubre 27, 2024, 12:36 am

A lo largo y ancho del planeta levantan nuevos parques eólicos en tierra y en medios hostiles como el mar, también grandes plantas fotovoltaicas en el desierto, o complejas instalaciones termosolares, o centrales hidroeléctricas, o de biomasa… Las empresas españolas que se dedican a las energías renovables exprimen todo el jugo que nos ha proporcionado haber sido pioneros en el desarrollo de estas tecnologías. Eso ha supuesto una gran ventaja competitiva hasta el punto que nuestras compañías ocupan las primeras posiciones en los rankings mundiales de diferentes soluciones renovables y lideran los proyectos más innovadores que se instalan en cualquier lugar del mundo. Exportamos tecnología, conocimiento, experiencia, calidad a precio competitivo, capacidad de adaptación a cualquier entorno… Es decir, el buen saber hacer. Nuestros vientos nos han elevado a posiciones privilegiadas. Con poco más de 30 GW, España es el quinto país del mundo por potencia eólica instalada por detrás de China, EE.UU., Alemania e India. Y el segundo europeo. Tenemos 1.371 parques terrestres con estos colosos y 287 centros de fabricación. «España tiene una posición de liderazgo en el sector eólico a nivel mundial, tanto en términos de potencia instalada como de cadena de suministro y desarrollo tecnológico», reza en el Anuario 2024 de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Así que no es de extrañar que también seamos un referente en eólica marina. El Consejo Mundial de la Energía Eólica estima que contamos con un potencial superior a 200 GW. En nuestro caso, debido a la gran profundidad de nuestra plataforma continental no podemos instalar los grandes aerogeneradores en plataformas fijas en el mar, aunque nuestras empresas están construyendo este tipo de parques eólicos marinos por todos los mares del planeta donde es posible. Eso nos ha obligado a buscar nuevas soluciones, como las plataformas flotantes donde se instalan los aerogeneradores en aguas profundas. Es una tecnología en fase de prototipo. Pues bien, de las cerca de 50 plataformas flotantes que se ensayan en el planeta, 15 son Made in Spain. Y de los cerca de 15 parques precomerciales de eólica flotante que existen, once se han fabricado en España, según la AEE. Somos el primer desarrollador del mundo de estas soluciones. Nuestro sol también nos hace únicos. No hemos conseguido dominar toda la cadena de valor fotovoltaica, porque los paneles se fabrican en China. Según datos de Eurostat, el 98% de los paneles solares importados a la UE en 2023 procedieron del gigante asiático. Pero destacamos en fabricación de seguidores, de estructuras donde instalar los paneles, en electrónica de potencia y en la ingeniería para construir grandes y complejas instalaciones fotovoltaicas. Para la Agencia Internacional de la Energía (IEA- PVPS) somos el país con mayor penetración de energía solar fotovoltaica del mundo, con una tasa del 21,1%, por delante de Países Bajos (20,5%) y Chile (19,5%). Y eso es un valor. De hecho, en el ranking del instituto de investigación británico Wiki-Solar aparecen seis empresas españolas (Cox, Elecnor, Acciona Energía, Elmay, Grupotec y TSK Group) entre las 34 que lideran este mercado. Somos el segundo país con más compañías en esa lista, empatados con Alemania. Por delante se encuentra EE.UU. Nuestras empresas también lideran la industria termosolar a nivel mundial. En el planeta hay en total 117 plantas de este tipo, el 75% de ellas es tecnología española. Somos el país con más potencia termosolar instalada: 2.303 MW en 49 plantas operativas, lo que supone el 37% de toda la capacidad existente en el mundo, según la patronal Protermosolar. EE.UU. tiene el 28% y el resto de naciones el 35%. Gracias a ello contamos con casi toda la cadena de valor de esta industria: el 84% de los componentes necesarios para estas centrales se fabrican en nuestro país. Desde luego que todos esos méritos no se han conseguido de la noche a la mañana. Ha sido un trabajo de años, como recuerda Javier Medrano, socio de Energía de Deloitte. «Desde principios de este siglo -dice- se intensificó el desarrollo de energías renovables con la puesta en marcha de multitud de proyectos, sobre todo eólicos y fotovoltaicos. Y se ha continuado hasta hoy con importantes desarrollos para cumplir con los objetivos de descarbonización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec)». Durante esos años se creó el caldo de cultivo para que nuestras empresas desarrollaran capacidades. «Haber generado un entorno adecuado para la inversión a nivel nacional, con un marco regulatorio estable y los incentivos adecuados, ha facilitado que estas empresas hayan podido desplegar sus productos y servicios de forma anticipada. Así que cuando se han ido abriendo otros mercados han estado en condiciones de competir tanto en costes como en la experiencia acumulada», considera Miquel Rodrigo Gonzalo, director de Conocimiento, Desarrollo de nuevos modelos de negocio y Competitividad de IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía). Como resultado, España es hoy líder en renovables. Ocupamos la segunda posición de Europa en potencia renovable instalada (sobre todo eólica y fotovoltaica), por detrás de Alemania. Y nuestras empresas, gracias a la experiencia acumulada a lo largo de esos años, desarrollan proyectos de energías limpias en países de Europa (sobre todo Reino Unido y Alemania), América (en Estados Unidos, Brasil, Chile) u Oceanía, principalmente, «siendo todo un referente», valora Medrano. Y no dejan pasar la oportunidad en mercados emergentes como Latinoamérica, África y el Sudeste Asiático. En el último Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España, que ha dado a conocer la patronal Appa Renovables esta misma semana, se confirma el potente liderazgo internacional de las empresas de energía renovables españolas. «En 2023, los servicios (es decir, proyectos, asesoramiento, consultoría, ingeniería) tuvieron un balance claramente exportador, Nuestras compañías desarrollan servicios en el extranjero por un valor aproximado de 988 millones de euros», afirma José María González Moya, director general de Appa Renovables. Sin embargo, a la hora de contabilizar los bienes, el resultado de la balanza comercial tiene sus matices. Si bien exportamos más equipos para parques eólicos de los que importamos, no ocurre lo mismo en la industria fotovoltaica, que revela un saldo neto importador. El mercado de los paneles está en manos de China. Nuestro punto fuerte es construir grandes y complejas instalaciones, sobre todo eólicas y fotovoltaicas. Nos valoran por muchos motivos. Pero sobre todo «por nuestra fiabilidad tecnológica y la vasta experiencia en proyectos complejos. Las empresas españolas son reconocidas por su capacidad para ofrecer soluciones innovadoras y adaptables a diferente entornos y marcos regulatorios y por nuestra capacidad para integrar sistemas», enumera González Moya. «Valoran que ofrecen una buena relación calidad-precio, que tienen los conocimientos de ingeniería necesarios para la construcción y los de operación y mantenimiento derivados de haber operado muchos parques y haber aprendido cómo resolver las problemáticas que se pueden derivar de proyectos complejos como estos», añade Rodrigo Gonzalo. También «por su conocimiento de los mecanismos de financiación, contractuales y de generación de ingresos, que permiten conseguir los fondos para convertir los proyectos en realidad», matiza Oliverio Álvarez, socio responsable de Energía, Recursos e Industria de Deloitte. Pero la competencia es feroz en el mercado global. «China y EE.UU. están aplicando una combinación de importantes ayudas públicas y barreras al comercio que están dañando a la industria europea. En la cadena de valor de la industria fotovoltaica el liderazgo de China es casi absoluto. En el caso de la eólica, aunque mantenemos ciertas capacidades en Europa, la industria debe afrontar importantes retos para garantizar su supervivencia», indica Oliverio Álvarez. Europa ya ha tomado cartas en este asunto, a través de la ley de industria Net-Zero cuyo objetivo es que en 2030 se fabrique en el continente el 40% de nuestras necesidades de equipos cero emisiones. Aquí, «el IDAE tiene abierta un convocatoria de 750 millones en ayudas para incentivar la fabricación de este tipo de equipos necesarios para la transición energética», detalla Rodrigo Gonzalo. Iberdrola es una de las empresas españolas que está liderando un nutrido número de proyectos fuera de nuestras fronteras. «Actualmente tenemos cerca de 50.000 MW renovables instalados», dicen desde la compañía. Sobre todo es un referente en eólica marina. Esta multinacional acaba de poner en marcha el primer parque eólico marino de Bretaña (Francia). El parque Saint-Brieuc es capaz de generar energía limpia para satisfacer el consumo de electricidad de cerca de un millón de personas. La compañía ya cuenta con instalaciones de eólica marina en el Mar de Irlanda, en el Báltico (Wikinger), en el Mar del Norte (East Anglia ONE) y ha iniciado la construcción de otras tres infraestructuras de este tipo en Alemania, Reino Unido y el que será el primer parque eólico marino a gran escala de Estados Unidos. Con esta actividad internacional Iberdrola arrastra a otras empresas españolas como Navantia o Windar, que fabrica cimentaciones para aerogeneradores. Son infraestructuras que requieren inversiones millonarias. Por eso, la compañía reconoce que es necesario establecer alianzas con «otros grandes líderes mundiales y fondos soberanos que creen en las capacidades de empresas como Iberdrola para liderar proyectos y por ello invierte conjuntamente», indican fuentes de la empresa. Entre esos aliados destaca Norges Bank en España y Portugal y Masdar. «El sector renovable es el sector de las oportunidades en este momento», aseguran. La ingeniería asturiana TSK cuenta con una dilatada experiencia en la ejecución de proyectos de energía tanto convencionales como todo tipo de renovables en multitud de países. «El 95% de nuestra actividad es fuera de España. Fue una decisión estratégica tener una cartera de proyectos diversificada tanto en territorios como en tecnologías», reconoce Joaquín García Rico, CEO de TSK. Hoy día esta compañía tiene en marcha unos 50 proyectos en diferentes zonas del mundo. Desde Puerto Rico y República Dominicana a Mozambique y Costa de Marfil. Y construyen desde centrales de ciclo combinado a plantas fotovoltaicas y termosolares. «En países como Oman, Kuwait o Emiratos Árabes Unidos los proyectos son complejos por las infraestructuras con las que cuentan y las condiciones climatológicas. Se trata de tener capacidad para adaptarse a las condiciones técnicas, laborales y fiscales de cada país», cuenta García Rico. Por ejemplo, la construcción de la central termosolar Shagaya en Kuwait supuso todo un reto para TSK. «Está en medio del desierto con altas temperaturas y tormentas de arena. No se podía trabajar en las horas centrales del día sino de madrugada y al anochecer», comenta García Rico. La compañía Cox (resultado de la fusión de la sevillana Abengoa y Cox Energy) está apostando por dar soluciones tecnológicas innovadoras de agua y energía renovable por todo el planeta. «El agua y la energía tienen una sinergía muy clara», sostiene Jesús Santos, director general de Cox Energy EPC. En Marruecos han construido la desaladora más grande de África (en Agadir), proporciona agua potable y de riego para 400 kilómetros de tubería. «La desalación consume mucha energía eléctrica. Para alimentar la planta estamos desarrollando un parque eólico. Agadir es pionera y un referente de esta tecnología», asegura Sánchez. Esta compañía construyó Rabigh3 (Arabia Saudí), la planta de desalinización de agua de mar basada en tecnología de ósmosis inversa que fue en su momento la mayor del planeta. «Nos superamos con la desaladora Jubail 3A (Arabia Saudí)», indica Sáchez. También construyó La Solana (EE.UU.), que fue en su época la central termosolar con almacenamiento más grande del mundo. Para el Grupo Cox no hay una solución única en la descarbonización. «Sino una combinación: tenemos muchas piezas del puzle bajo nuestro control. Podemos construir un ciclo combinado eficiente con gas junto a una termosolar, plantas desaladoras junto a parques eólicos, fotovoltaicos o con almacenamiento en baterías… La hibridación de tecnologías es clave», sostiene. Así son las innovadoras soluciones renovables que a lo largo y ancho del planeta lideran las empresas españolas con su buen saber hacer. España tampoco se queda atrás, por el contrario, en otras tecnologías que formarán parte del mix energético pero que todavía se encuentran en estado de desarrollo. La apuesta más fuerte es por el hidrógeno verde, el santo grial de la transición a una economía descarbonizada. Tenemos gran capacidad renovable (eólica y fotovoltaica) para producirlo a bajo coste y también una ubicación geográfica privilegiada entre Europa y el norte de África para exportarlo, como reconoce la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena). Además, ya disponemos de empresas que fabrican las cuatro tecnologías existentes de electrólisis, el proceso por el cual se obtiene el hidrógeno verde. Por tanto, contamos con suficiente base para introducir soluciones de hidrógeno renovable en otros mercados. Contar con tanta experiencia en el despliegue de parques fotovoltaicos en tierra nos ha facilitado también que hayamos desarrollado la tecnología para que los paneles se puedan instalar sobre balsas de agua, embalses y pantanos. Las estructuras flotantes para sostenerlos y la ingeniería para construir estas plantas son soluciones que están fabricando compañías españolas. Y que por tanto se pueden exportar. Y en las desconocidas energías oceánicas también ocupamos un papel relevante. Somos el país de la UE con más instalaciones para seguir investigando y desarrollando estas tecnología que aprovechan fuentes de energía marinas (de las olas, de las corrientes y de las mareas). Entre ellas, la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), la Plataforma de Energía Marina de Vizcaya (BiMEP), el gran tanque de Ingeniería Marítima de Cantabria o la Zona Experimental de Aprovechamiento de Energías Marinas de Punta Langosteira (La Coruña), el segundo banco de pruebas más grande del mundo para las tecnologías oceánicas. Quizá por todas esas fortalezas, contamos con la central undimotriz de Mutriku (Guipúzcoa) desde 2011 que es la primera instalación de olas en Europa que comercializa la energía que genera. Hay empresas españolas que despuntan en este sector. De hecho, la empresa gallega Magallanes Renovables construirá los primeros parques comerciales que aprovechen la energía de las corrientes de marea para generar electricidad frente a las costas de Gales y Escocia. En estas renovables emergentes también tenemos un futuro muy prometedor para hacerlas llegar a todos los rincones del planeta.

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