Publicado: junio 24, 2025, 5:30 pm
La idea de que un avión pierda el control de todos sus motores en pleno vuelo es, para la gran mayoría de los pasajeros, una de las situaciones más aterradoras posibles. Sin embargo, la realidad de este tipo de emergencias aéreas es menos catastrófica de lo que puede parecer.
Los aviones comerciales están diseñados no solo para resistir condiciones extremas, sino también para volar con un solo motor en caso de que uno falle. Pero en el raro y excepcional caso de que todos los motores dejen de funcionar, las aeronaves pueden planear durante decenas de kilómetros, dándoles a los pilotos una ventana crucial para maniobrar y buscar un lugar seguro donde aterrizar.
Para corroborar dicha información, Perico Durán de Inclán, comandante de Airbus A320, explica para el podcast ‘Tómatelo con Vino’ que, «si fallan los motores, el avión planea bastante». El piloto revela que, a nivel mundial, se reportan alrededor de 150 fallos de motor al año, en un total de más de 40 millones de vuelos —es decir, aunque es algo que puede suceder, la probabilidad es bastante baja—. No obstante, Durán de Inclán añade que, por normativa, los fabricantes deben demostrar que un avión es capaz de despegar y volar con al menos un motor menos de los que tienen —por ejemplo, si tiene dos motores, puede volar con uno en caso de falla—.
Un fallo de motor no es una situación agradable, y claramente requiere atención, pero no es tan grave como muchas personas piensan, debido a que no implica necesariamente un accidente. El fallo simultáneo de dos motores es una situación muchísimo más improbable, aunque ha ocurrido en casos excepcionales, pero, aun así, los procedimientos de seguridad están preparados incluso para tipo de ese escenarios.
Por lo tanto, aunque el fallo de motores es una situación de emergencia, no representa un trágico final porque los sistemas de seguridad y el profesionalismo de las tripulaciones hacen que este escenario pueda tener el mejor desenlace posible.
Qué pasa si los motores de un avión dejan de funcionar en pleno vuelo
Dependiendo de su altitud, un avión puede planear entre diez y 15 kilómetros por cada kilómetro de altura, dándole a la tripulación un margen importante para actuar. Además, cuentan con una turbina de emergencia, conocida como RAT (Ram Air Turbine, por el significado de sus siglas), que proporciona energía para los sistemas esenciales en caso de pérdida total de propulsión.
Casos como el del vuelo 1549 de US Airways —del que habla Durán de Inclán en el podcast—, que en 2009 amerizó exitosamente en el río Hudson tras perder ambos motores por impacto con aves, o el del vuelo 143 de Air Canadá, que planeó más de 100 kilómetros sin motores en 1983, son claros ejemplos de cómo el entrenamiento de los pilotos y la ingeniería moderna pueden convertir una crisis en una ‘historia’ de supervivencia.
Por lo tanto, las aerolíneas entrenan a sus pilotos de forma regular para enfrentar este tipo de escenarios, siguiendo procedimientos precisos que incluyen intentar reiniciar los motores, comunicar la emergencia y ejecutar un descenso controlado hacia el aeropuerto o la zona más segura disponible.
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