Publicado: junio 3, 2025, 11:27 pm
El cerebro reacciona de forma distinta dependiendo de si está conversando con una persona o con un asistente virtual basado en Inteligencia Artificial (IA). Así lo ha explicado la doctora Vanesa Pytel, responsable de la Unidad de Neuromodulación del Servicio de Neurología de Olympia Quirónsalud, quien este martes ha detallado cómo varía la actividad cerebral según el tipo de interlocutor.
«Las conversaciones humanas son un fenómeno neurobiológico complejo. Cuando hablamos con otra persona, nuestro cerebro activa múltiples redes de procesamiento. No sólo desciframos palabras, también interpretamos gestos, tonos, pausas, emociones, silencios. Áreas como la amígdala, la ínsula y la corteza prefrontal medial se activan para descodificar lo que el otro siente, no sólo lo que dice«, ha explicado Pytel.
Las interacciones con otros seres humanos requieren «una mayor atención, sincronía emocional y adaptabilidad» mientras que al hablar con la IA el patrón cerebral se altera apagando la respuesta emocional y centrándose en la lógica.
La neuróloga ha señalado que uno de los límites «más evidentes» de la IA es la ausencia de empatía, y es que, a pesar de poder simular una escucha activa o un tono emocional, no sienten ni interpretan de forma afectiva lo que se les dice, algo que puede ser «suficiente» para tareas mecánicas, técnicas o informativas.
Sin embargo, cuando se trata sobre liderazgo, vínculos humanos o procesos creativos, Pytel ha considerado que estas carencias se acaban convirtiendo en un «importante» obstáculo, pues una conversación «no es solo» un intercambio de datos, sino un encuentro entre «subjetividades».
Beneficios cognitivos de la IA
Aunque reconoce que la inteligencia artificial (IA) no sustituye la conexión humana, la especialista destaca que su uso sí puede ofrecer oportunidades cognitivas valiosas. Según explica, interactuar con estas herramientas exige una formulación clara, precisa y estructurada del pensamiento, lo que implica un esfuerzo intelectual que puede potenciar habilidades como la síntesis, la claridad mental, el pensamiento crítico y el orden lógico.
“La eficiencia no reemplaza la conexión. La IA agiliza procesos, pero no construye vínculos. Y al final, la transformación verdadera —de personas, equipos y culturas— no proviene de respuestas automáticas, sino de conversaciones reales”, ha añadido Pytel.
