Publicado: marzo 7, 2025, 7:11 pm
Europa ha vuelvo a ver a Ana Peleteiro dominar con superioridad este viernes para proclamarse campeona del Viejo Continente en triple salto por tercera vez en su carrera, tras Roma al aire libre en 2024 y Glasgow en pista cubierta en 2019. Un gran éxito para la atleta gallega tras la decepción de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde no pudo revalidar su bronce en Tokio 2020 y terminó sexta.
Su oro en Apeldoorn en estos últimos Europeos es la primera medalla que la triplista coruñesa consigue desde su separación con Iván Pedroso, su entrenador durante ocho años y con el que alcanzó los mayores éxitos de su carrera deportiva, para iniciar una nueva etapa de la mano de Benjamin Campaoré, su marido, padre de su hija y también triplista profesional.
El ascenso a la gloria 14 meses después de ser madre
La atleta de Ribeira (2 de diciembre de 1995) hizo un ‘stop’ en su carrera profesional para ser madre. Una pausa que no ha influido lo más mínimo en su espectacular potencial: solo 14 meses después de dar a luz a la pequeña Lúa, la saltadora se colgó el bronce mundial de pista cubierta en Glasgow con una marca de 14.75 metros.
«Hay atletas madres que han sido ejemplos para mí porque recién parida tras la cesárea lo veía negro. Cogí fuerzas y me dije que si ellas lo habían hecho yo también. Queda mucha Peleteiro. Lo que sí se me ha quitado son las ganas de no ser madre otra vez por un largo tiempo», desveló.
Esa medalla fue solo el anticipo de lo que se venía: apenas unos meses después, Peleteiro se proclamó campeona de Europa en la capital italiana, saltando 14.85 metros para quedarse a solo dos centímetros de su mejor marca personal, los 14.87 que logró en Tokio 2020 para ser bronce.
Así confirmó su candidatura las medallas olímpicas de París 2024, donde finalmente no pudo ser: terminó sexta, al registrar un salto de 14.59 metros, muy lejos de los 15.02 que le dieron el oro a Thea Lafond, y los 14.67 de la jamaiquina Shanieka Ricketts y los estadounidenses Jasmine Moore, que se colgaron la plata y el bronce, respectivamente.
Su aterrador testimonio: víctima de agresiones sexuales
«Ojalá esto sirva para que otras niñas no se queden, al menos tantas veces», anunciaba Ana Peleteiro antes de desvelar en el trend de TikTok «y aun así me quedé» que había sido víctima de agresiones sexuales y maltrato psicológico por parte de una expareja, de la que no reveló el nombre.
En un vídeo de poco más de cinco minutos en su perfil en la plataforma, la atleta narró su historia: «Me despertaba por las noches teniendo relaciones sexuales sin consentimiento y aun así me quedé. Cambió absolutamente todo de mí, desde la vestimenta, al pelo, la forma de actuar con mi familia, distanciarme de muchísima gente y aun así me quedé». Y continuaba: «Volvía de esos viajes como con chupones en el cuerpo y me decía que eran picaduras de bichos que tal vez había en su colchón. Y aun así me quedé».
«Lo quería hacer para que si os identificáis con alguna de estas señales, por favor, salid corriendo. Nunca vais a ser felices y os están haciendo muchísimo daño. Intentad ir a terapia porque salir de una relación con un narcisista es muy complicado, ya que reducen tu amor propio a -20, pero con ayuda y con personas alrededor que te quieren puedes salir y empezar de cero, y vivir un amor real, bueno y bonito«, concluyó la deportista, lanzando un mensaje a todas las mujeres que pudieran encontrarse en situaciones similares.
Su lucha contra el racismo
Peleteiro, acostumbrada a recibir insultos racistas por su color de piel, también ha aprovechado su posición como deportista de élite para convertirse en una referente en la lucha contra el racismo en el deporte y en España.
«En Europa hay una corriente fascista que ha ganado mucho poder en los últimos años y creo que la gente que tenemos un altavoz tenemos que hablar para que la gente sea consciente de lo que hay. Yo decía que en España no había racismo, me han callado y me han dicho ‘mira, pues sí que hay«, señaló en una entrevista en RTVE.
Adoptada poco después de nacer
Natural de Ribeira, en A Coruña, fue adoptada por sus padres poco después de nacer y, en varias ocasiones, ha comentado que su madre biológica es gallega, aunque desconoce la identidad de su padre. Además, en varias ocasiones, ha reconocido que desearía conocer sus orígenes africanos pese a que no se plantea conocer a su familia biológica.
Tal y como la deportista explicó a La Voz de Galicia, siempre supo que era adoptada, pues sus dos padres son blancos, aunque no fue hasta 2016 cuando su madre le contó la historia completa: «Yo pensaba que mi madre había muerto en el parto y que, por eso, mis padres me habían adoptado. Para nada. Hay niños que tienen amigos imaginarios y yo me imaginé que mi madre había muerto en el parto. Creo que es un juego para que no te duelan las cosas, protección».
Así, la madre adoptiva de Ana le explicó que su madre biológica no había muerto, sino que había decidido llevarla al centro de menores de A Coruña, donde había asegurado que no quería que nadie de su familia biológica la adoptase y, además, que tenía una hermana, por lo que podría haber sido un parto de gemelas.