Publicado: septiembre 25, 2025, 12:23 pm
Era la persona más anciana de España y del mundo. Maria Branyas murió en 2024 a los 117 años de edad. Lo más curioso es que una investigación, que ha analizado muestras de sangre, orina, saliva y deposiciones que la propia mujer donó a la ciencia, ha revelado que su edad biológica era de 94 años.
Nació en marzo de 1907 en San Francisco (EEUU). Cuando empezó la I Guerra Mundial, y en un barco de vuelta a España, su padre falleció de tuberculosis. Siendo tan solo una niña vivió la pandemia de gripe de 1918. En la Guerra Civil trabajó como enfermera junto a su marido. Lo cierto es que Branyas vivió cientos de momentos históricos e incluso los sufrió en sus carnes: en 2020 superó la covid. Durante todos esos años tuvo que despedirse de su marido, de sus hermanos, de sus padres y hasta de su hijo. Y en sus últimos años de vida, varios científicos fueron recogiendo muestras para dar con las claves de su longevidad.
Las claves de la longevidad de Maria Branyas
Los resultados de la investigación en la que han participado más de 40 científicos de España, Reino Unido y Estados revelan en Cell Reports Medicine «una nueva visión a la biología del envejecimiento humano, sugieren biomarcadores de un envejecimiento saludable y estrategias potenciales para aumentar la esperanza de vida». El director de este trabajo es Manuel Esteller, investigador del Institut de Recerca contra la Leucèmia Josep Carreras.
El estudio realizado a Maria Branyas dice que vivió hasta sus 117 años con buena salud y sin tener una enfermedad. Esto ha demostrado que la vejez no es sinónimo de enfermedad porque su genoma hacía que las células se mantuvieran jóvenes, con una edad biológica de 23 años menos.
Niveles bajos de inflamación, células inmunes T propias de personas jóvenes, buena capacidad de eliminación de residuos de las células, niveles de colesterol óptimos… Todos estos aspectos, según los investigadores, son los que probablemente hicieron que superara sin ningún tipo de complicación la covid a sus 113 años.
Su genoma, heredados de sus padres, era privilegiado, con diversas variantes que favorecían la buena salud. De hecho, se trata de una variante rara que, en los estudios realizados, se ha demostrado que aumenta la longevidad y favorece la reparación del ADN.
Esteller también sostiene que no fumaba ni bebía, salía a caminar con frecuencia mientras tenía movilidad y tenía una dieta saludable desde hace años. Lo más curioso es que en el análisis de su microbioma intestinal se puedo ver una gran cantidad de bacterias saludables como, por ejemplo, Bifidobacterium, algo que no suele ocurrir en personas mayores.
Por otro lado, al analizar su microbiota intestinal con el de cualquier persona de su edad, se dieron cuenta de que era más propia de una persona joven, casi de un adolescente. No poseía ninguna alteración en las arterias. Como dato curioso, tomaba tres yogures al día sin azúcar, algo que para los investigadores puede haber contribuido a su bienestar.