Publicado: octubre 4, 2025, 4:23 pm
A punto de cumplirse dos años de los atentados de los atentados del 7 de octubre, la aceptación por parte de Hamás del plan de Trump para la Franja acerca la posibilidad de un alto el fuego a corto plazo. La paz definitiva entre ambas partes, Israel y las facciones palestinas, se antoja sin embargo complicada porque la coyuntura actual está dominada por los extremos.
Por un lado, en palabras de los expertos consultados por 20minutos, se encuentra «el Gobierno más radical de la historia de Israel», con personas como Itamar Ben-Gvir [ministro de Seguridad Nacional] pidiendo la instauración de la pena de muerte y la reocupación de Gaza. Por otro lado, se erige un grupo terrorista como Hamás que no reconoce la existencia de Israel y que el 7 de octubre de 2023 cometió el peor atentado que haya sufrido el Estado hebreo, con 1.200 personas asesinadas, en lo que supuso el inicio de la cruenta ofensiva israelí en la Franja.
A la vista está que puede resultar evidente, pero estudiosos como David Villar, profesor doctor de Estudios Hebreos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), insisten en que la situación «es muy compleja» y que, ahora mismo, «no existe la solución perfecta para el conflicto«.
«Lo más urgente es parar la masacre, la pérdida de vidas civiles en Gaza y, por supuesto, liberar a los israelíes que llevan dos años separados de sus familias. Luego, ya veremos, porque en esta situación no existen los planes perfectos», expresa a 20minutos poco antes de conocer que Hamás aceptaba el plan de paz de Trump tras las amenazas del presidente de EE UU, que daba hasta la medianoche del domingo al lunes para responder a su plan, o de lo contrario desataría el «infierno» sobre el enclave palestino.
Hasta el momento, más de 66.000 palestinos (la mayoría mujeres y niños) han muerto en ataques israelíes contra la Franja, según el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás. Quienes, aludiendo a la complejidad jurídica del término, no acusan a Israel de estar cometiendo un genocidio, sí hablan de una barbarie y una masacre contra los palestinos que debe cesar.
Las dos partes, Israel y Hamás, plantean de momento ciertos aspectos que consideran innegociables. Para Israel, la inmediata liberación del medio centenar de rehenes (la mitad de ellos muertos) y el desarme y cese de actividad de Hamás. De momento la primera parte de esa línea roja parece cumplirse. «Se liberarán los prisioneros, los vivos y muertos», dijo anoche el grupo palestino en un comunicado.
La segunda se antoja algo más complicada porque Hamás, este viernes, aseguraba que el control de la Franja debería delegarse «a un organismo palestino de independientes (tecnócratas)» del que ellos deberían «formar parte». Algo difícil de digerir seguramente para el Gobierno de Israel. La milicia palestina, además, pide la retirada del Ejército hebreo de la Franja, el fin del hostigamiento en Cisjordania y plena autonomía para una Palestina reconocida como Estado.
Esos son los objetivos a medio plazo, pero a largo plazo Hamás tiene otro: Palestine free from the river to the sea, es decir, hacer desaparecer Israel del mapa
«Esos son los objetivos a medio plazo, pero a largo plazo Hamás tiene otro: Palestine free from the river to the sea, es decir, hacer desaparecer Israel del mapa», afirma a este periódico Francisco José Girao, director de Defensa en Atrevia. Por este motivo, y debido al enquistamiento secular del conflicto, Girao es «muy pesimista» con la posibilidad de encontrar una solución duradera en el tiempo y piensa que «lo único a lo que podemos aspirar ahora mismo es a un cese de las hostilidades» a partir del cual trabajar por el futuro.
«Hay que recordar que, asentamientos al margen, en Cisjordania, la Autoridad Nacional Palestina ha tenido y tiene desde hace años bastante grado de autonomía y que, desde hace 20, la Franja de Gaza está gobernada por Hamás sin ningún tipo de presencia israelí. Este periodo ha sido el que más cerca hemos estado de la paz, con menos atentados en suelo israelí, y todo eso se acaba el 7 de octubre de 2023″, explica el experto.
De la misma manera, en el bando hebreo ha tenido lugar una de las radicalizaciones más notorias en los últimos 70 años. A los representantes y simpatizantes de partidos como Otzma Yehudit no les basta con el cese de la actividad de Hamás, sino que quieren «reformatear y reocupar Gaza«, tal y como defiende Isaías Barreñada, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y codirector del Grupo de Investigación Complutense sobre el Magreb y Oriente Medio.
«Esto quiere decir que pretenden volver a someter bajo administración israelí la Franja, como estuvo durante mucho tiempo, casi 40 años [entre 1967 y 2005]. Y no solo eso: también quieren vaciarla totalmente y repoblarla con ciudadanos israelíes», dice a 20minutos Barreñada.
A esto hay que sumar a un Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, «que el año que viene debe enfrentarse a unas elecciones» y depende en gran medida del apoyo de la ultraortodoxos. De esta manera se entiende que el pasado lunes aceptase el plan de Estados Unidos para poner fin al conflicto en Gaza, entre cuyos puntos se reconoce que las diferentes partes trabajarán en el reconocimiento de Palestina como Estado, y tan solo unas horas después insistiese en que no permitiría tal cosa.
«Netanyahu aquí está hablando en clave de política nacional y es consciente de que la implementación de este hipotético Estado no se produciría de la noche a la mañana, por eso acepta el acuerdo de Trump», expresa, por su parte, David Villar.
La erradicación de Hamás
Israel lo ha repetido hasta la saciedad: no parará hasta que haya destruido completamente a Hamás, pero ¿es esto posible? El grupo terrorista lleva 20 años gobernando la Franja de Gaza, desde que en 2006 ganase las elecciones al histórico Fatah, fundado por Yasser Arafat.
Desde entonces, la Autoridad Nacional Palestina (que gobierna Cisjordania y es el interlocutor que la comunidad internacional legitima) y Hamás están inmersos en un conflicto intrapalestino, y la milicia «ha generado una base social».
«Hace poco veíamos a ciertos líderes tribales de Gaza diciendo que no iban a ir en contra de Hamás. De esta manera, es muy difícil erradicar la idea. Lo que sí se puede hacer es desactivar la fuerza, la capacidad militar de Hamás», considera Villar.
Aunque estableciendo una cierta distancia, el profesor doctor de Estudios Hebreos de la UCM lo compara con casos como los de las FARC, en Colombia; ETA, en España; o el IRA, en el Reino Unido. «En Colombia, por ejemplo, no se ha logrado un desmantelamiento total y sigue habiendo una facción que continúa actuando. En España y el Reino Unido, sí, pero en nuestro país hay ideas de ETA que siguen vigentes, aunque no se mate. Con Hamás puede ocurrir tanto esto como lo de las FARC. Todo dependerá del proceso», explica.
El plan de Trump
Las novedades en el conflicto llegaron el lunes tras la reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en la Casa Blanca. Tras el encuentro, ambas partes informaron de que el magnate había puesto sobre la mesa un acuerdo de paz para Gaza que el líder del país hebreo había aceptado.
El plan está compuesto por 20 puntos, entre los que destaca la entrega de todos los rehenes israelíes, la liberación de 250 prisioneros palestinos condenados a cadena perpetua, la deposición de las armas por parte de Hamás o la creación de un Gobierno de transición de tecnócratas palestinos supervisado, a su vez, por un nuevo organismo internacional presidido por Trump y por otros jefes de Estado, como el ex primer ministro británico Tony Blair.
«Lo que estamos es ante un dictat, una solución impuesta«, opina Isaías Barreñada. El codirector del Grupo de Investigación Complutense sobre el Magreb y Oriente Medio considera que el texto «reformatea la realidad de Gaza con un montón de lagunas, un total desapego a la legalidad internacional y sin garantías de ningún tipo».
Así, Barreñada cree que «hay una necesidad tan perentoria de que acabe la masacre y entre ayuda, que muchos dirán: ‘Bueno, avancemos con esto y luego ya veremos'». «Pero es irrealizable«, apostilla. De manera similar piensa David Villar, quien piensa que «dadas las circunstancias, a pesar de su compleja viabilidad, es el mejor plan posible», aunque considera que con su propuesta Hamás estaba «entre la espada y la pared».
«La Autoridad Palestina ha apoyado el plan, y agentes árabes tan importantes como Qatar, Egipto o Arabia Saudí, también, por lo que cuenta con cierta legitimidad. Lo que hay que hacer ahora es parar la masacre de civiles», insiste.
Para Villar hay tres problemas que esta propuesta o ultimátum genera: primero, que es «un plan unilateral», es decir, que no ha tenido en cuenta para su elaboración a Hamás; segundo, la creación de «ese ente apolítico» que controlará Gaza, «poco determinado»; y tercero, «que no descarte al 100% la posibilidad de un Estado palestino» cuando Netanyahu ya ha adelantado que no se creará.
Sobre este último asunto, Villar sostiene además que la solución de los dos Estados en su concepción primigenia, es decir, aquella que recogen los organismos y el derecho internacionales, no podría ejecutarse dada la coyuntura, ya que son más de 700.000 los israelíes que viven en territorio palestino ocupado.
«La solución de los dos estados en la forma de los acuerdos de Oslo no es viable ahora. Sí que lo es, por ejemplo, una confederación de dos estados, ¿de acuerdo? Una confederación de dos estados, es un modelo de Holy Land Confederation [una propuesta no oficial] del exministro israelí Beilin y de Hiba Huseini, que también estuvo trabajando para la Autoridad Nacional Palestina. Habría que crear un doble estatus de ciudadanía y de residencia en el modelo de la confederación. Es decir, que hubiese personas residentes en un Estado, pero siendo ciudadanos de otro. Lo mismo en Jerusalén, que sea una capital confederal. La parte este, de Palestina, y la parte oeste, de Israel», concluye.