Publicado: abril 16, 2025, 4:23 pm
Cuando pensamos en un proceso inflamatorio en nuestro organismo lo asociamos con rasgos que sean visibles. En el caso de la inflamación digestiva, por ejemplo, lo identificamos con la hinchazón de barriga o los gases. Sin embargo, la inflamación crónica puede alertar de otras formas que pasan más desapercibidas y que es conveniente que tengamos en cuenta, tal y como ha destacado la nutricionista Sandra Moñino en el programa de Herrera en COPE.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que la inflamación es una respuesta fisiológica normal que sana el tejido lastimado y que se traduce en la respuesta de los glóbulos blancos para reparar dicha lesión. En el caso de la inflamación crónica, no siempre es fácil identificar su origen: puede derivar de infecciones que no desaparecen, reacciones inmunitarias anormales o por estados anómalos como la obesidad. La detección a tiempo es clave para evitar que cause daño al ADN e incluso provocar un cáncer.
Alertas insospechadas
Los síntomas que podrían referirse con respecto a un proceso inflamatorio pueden derivarse también de otras alteraciones que el organismo pueda estar viviendo en ese momento, de ahí la importancia de acudir a consulta médica para confirmar el diagnóstico. La inflamación crónica puede detectarse con un análisis de sangre que mide la proteína C reactiva (PCR) y que el hígado produce en mayor cantidad cuando hay inflamación.
La nutricionista Sandra Moñino apunta que «un dolor constante de cabeza» podría ser un síntoma de inflamación, si bien puede estar alertando de otras circunstancias, como ya se ha señalado. En esta línea, la experta habla de «alteraciones en la piel» o falta de energía cuando empezamos el día. También indica síntomas más relacionados con lo digestivo, como «pérdidas de peso drásticas» o vómitos.
Dieta insana y sedentarismo, las claves
Moñino ha asegurado en el programa de radio que «la gran mayoría de la población sufrimos inflamación crónica y no lo sabemos». Para la nutricionista hay dos motivos fundamentales: una alimentación insana y un estilo de vida basado en el estrés y el sedentarismo. Ese estrés es el mismo que nos impide detenernos a escuchar nuestro cuerpo y pensar por qué normalizamos ese dolor de cabeza recurrente o los trastornos digestivos indicados.
Desde la Harvard Medical School, aseguran que no tenemos por qué resignarnos a vivir con inflamación, sino todo lo contrario: hay pautas para evitarla. En concreto hablan de siete pasos para conseguirlo. Como los tres pasos primordiales sean una dieta antiinflamatoria, el ejercicio regular y el control del peso corporal. Y además señala: dejar de fumar, limitar el consumo de alcohol y controlar el estrés, en línea con lo destacado con Moniño.
Referencias
NIH (s.f.). Inflamación crónica. https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/inflamacion-cronica