Publicado: febrero 25, 2025, 2:23 pm
La muerte de un papa es un acontecimiento de relevancia global que activa un meticuloso proceso protocolario dentro del Vaticano. Este procedimiento, regulado principalmente por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, establece los pasos a seguir tanto para los ritos funerarios como para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Tras la muerte del papa Francisco se activa de inmediato un protocolo riguroso en el Vaticano. El Cardenal Kevin Joseph Farrell, actual camarlengo desde 2019, asumiría la administración temporal de la Iglesia durante el período de Sede Vacante, garantizando la continuidad administrativa sin tomar decisiones doctrinales o de largo alcance. Nacido en Dublín en 1947, Farrell ha desempeñado roles significativos, incluyendo Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Los funerales del papa se celebrarían en la Basílica de San Pedro y se extenderían durante nueve días de luto, conocidos como Novemdiales. Durante este tiempo, miles de fieles y líderes mundiales acudirían al Vaticano para rendir homenaje al Pontífice fallecido.
Desde la elección de Juan Pablo II en 1978, la presencia de la Corona española en los actos funerarios y de proclamación de los pontífices ha sido una constante.
● Juan Pablo II (1978-2005): Tras su fallecimiento en abril de 2005, los entonces Reyes de España, Don Juan Carlos I y Doña Sofía, asistieron a sus exequias en la Plaza de San Pedro, acompañados por el presidente del Gobierno. Ya habían asistido a su proclamación en 1978. Posteriormente, también presenciaron la proclamación del papa Benedicto XVI.
● Benedicto XVI (2005-2013): En su elección, Don Juan Carlos y Doña Sofía acudieron nuevamente a la ceremonia de proclamación en 2005. Años después, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI en 2013, asistieron al acto de despedida del pontífice en el Vaticano.
● Francisco (2013-actualidad): En marzo de 2013, Don Juan Carlos y Doña Sofía representaron a España en la proclamación del papa Francisco. Tras la abdicación de Juan Carlos I en 2014, su hijo, el Rey Felipe VI, ha mantenido la tradición de relaciones cercanas con la Santa Sede, habiendo realizado visitas oficiales y encuentros con el pontífice.
Ante un eventual fallecimiento del papa Francisco, se esperaría que el Rey Don Felipe VI y la Reina Doña Letizia asistieran a sus exequias, en línea con la tradición Casa Real española que lleva el título de Reyes Católicos, desde el siglo XVI, de acompañar estos momentos clave en la historia de la Iglesia Católica.
Recordemos que las Reinas de España, como las otras soberanas católicas de Europa, las de Bélgica, Luxemburgo y Mónaco, y princesas de otras casas reales no reinantes, tiene el privilège du blanc, o sea, el derecho a vestir de blanco y lucir mantilla de ese color, ante el Santo Padre. El protocolo para todas las demás personas es el negro riguroso, aunque hay invitados que prescinden de esa norma.
El Cónclave
El evento central del proceso sucesorio sería el cónclave, una reunión a puerta cerrada del Colegio Cardenalicio para elegir al nuevo papa. Solo los cardenales menores de 80 años podrían participar en la votación, la cual se llevaría a cabo en la Capilla Sixtina bajo estrictas medidas de secreto.
Previo al inicio del cónclave, los cardenales participarían en congregaciones generales, donde discutirían los desafíos de la Iglesia y perfilarían las características del próximo líder. Posteriormente, se trasladarían a la Capilla Sixtina, donde prestarían juramento de confidencialidad y comenzarían las rondas de votación.
De los 140 cardenales electores actuales, 110 fueron nombrados por el papa Francisco, lo que representa aproximadamente el 79% del total. Entre los cardenales electores más destacados se encuentran figuras como el cardenal-obispo Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano; Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; y Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos. El más joven es el cardenal ucraniano Mykola Bychok, de 44 años. El Decano del Colegio de Cardenales, no elector por edad, es el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años.
En cuanto a los cardenales españoles con derecho a voto, se incluyen: Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona; José Cobo Cano, Arzobispo de Madrid; Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos. Es relevante mencionar que, durante 2025, varios cardenales españoles cumplirán 80 años, perdiendo así su condición de electores. Entre ellos se encuentran Carlos Osoro en mayo y Antonio Cañizares en octubre.
Cada cardenal emitiría su voto en una papeleta que sería depositada en una urna especial. Para ser elegido, un candidato debe obtener al menos dos tercios de los votos. Tras cada votación fallida, las papeletas se quemarían en una estufa conectada a una chimenea visible desde la Plaza de San Pedro. El humo negro indicaría que aún no hay elección; el blanco, en cambio, anunciaría la designación de un nuevo papa.
Cuando un cardenal alcanzara la mayoría requerida y aceptara el cargo, se le preguntaría: ¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice? Si respondiera afirmativamente, el nuevo papa elegiría un nombre y sería investido con la vestimenta papal.
Cuando un cardenal alcanzara la mayoría requerida y aceptara el cargo, se le preguntaría: ¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?
El cardenal protodiácono, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, proclamaría al mundo la fórmula Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam, revelando el nombre del nuevo Pontífice de la Iglesia Católica. Posteriormente, el nuevo papa impartiría su primera bendición apostólica, Urbi et Orbi, marcando el inicio oficial de su pontificado.