Visitan pueblos ocultos desde que son novios y hoy llevan a sus hijos: “Nos sentamos en la estación de tren sin preocupaciones y en silencio” - Argentina
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Visitan pueblos ocultos desde que son novios y hoy llevan a sus hijos: “Nos sentamos en la estación de tren sin preocupaciones y en silencio”

Publicado: septiembre 19, 2025, 6:00 am

“Juan Pablo sabía que a mí me gustaba recorrer pueblos, así que cuando empezamos a salir le dije que lo iba a llevar a conocer algunos. Un día lo pasé a buscar y fuimos a Carlos Keen, Azcuénaga, Villa Ruiz y Vagués. La verdad es que él se entusiasmó mucho con ese primer paseo, y desde entonces nos propusimos: ´¿por qué no hacerlo más seguido?´”

Noelia Marcone, la pareja de Juan Pablo Mantecón, ya tenía muchos años de experiencia en este tipo de salidas. En 2007, cuando tenía apenas 17, inició estas aventuras cercanas a Buenos Aires junto a su papá, José.

La primera excursión que realizaron juntos fue a Tandil, pero su padre le sugirió ir haciendo paradas en distintas ciudades y localidades. Noelia quedó fascinada con la propuesta. En ese trayecto visitaron San Miguel del Monte, Rauch, Las Flores, Balcarce, Napaleofú y Uribelarrea. La tranquilidad, las gallinas en la estación de tren y el silencio de este último lugar, dice, la conquistaron por completo.

Aunque empezaron a viajar en 2017, el verdadero “boom” llegó recién en 2022 cuando crearon un perfil en Instagram para mostrar los destinos que iban descubriendo.

En 2013 su papá falleció y ella, que ya tenía 23 años y su propio auto, decidió retomar aquel proyecto. “No podía hacerlo con él físicamente, pero sí con él siempre en mi corazón y en mi pensamiento. Papá amaba viajar y era un apasionado de la historia. Hubiera sido maravilloso seguir explorando a su lado”.

Una pareja con intereses afines

Cuando Noelia comenzó su relación con Juan Pablo, descubrió que él también compartía la misma pasión. Trabajando en Capital, empezó a salir con una chica que vivía en un pequeño pueblo del interior del partido de 25 de Mayo. “Por eso, cada vez que había un fin de semana largo íbamos hasta allí para que ella pudiera reencontrarse con sus familiares y amigos. Fue en esas salidas donde empecé a apreciar ese ritmo de vida más pausado, que para mí representaba una forma de desconectarme del bullicio de la ciudad. Desde entonces conocí muchos otros pueblos y ciudades cercanas”, recuerda Juan Pablo.

De esa forma Noelia encontró un compañero para seguir realizando esos viajes que tan bien les hacen. Ya no estaba su papá, pero con su novio iniciaba una nueva aventura.

“Más allá de las iglesias, que suelen ser de las construcciones más imponentes en cualquier lugar, nos interesaba especialmente la obra de Francisco Salamone, un arquitecto que en los años 30 dejó su impronta en muchas localidades de la llanura pampeana con un estilo único. Imposible pasarlas por alto, sus obras más destacadas se pueden ver en Azul, Balcarce, Laprida, Saldungaray, entre otros sitios. Además, apareció también el interés por conocer castillos, muchos con estilo europeo, que no tienen nada que envidiarle a los que se visitan en viajes por Europa. Lo increíble es que están aquí nomás, en la provincia de Buenos Aires, a pocas horas en auto, y varios de ellos abiertos al turismo”, cuenta Noelia.

¿Cómo tomaron la decisión?

Noelia y Juan Pablo comenzaron con los viajes de forma natural, “fluyó”, como ellos dicen. La idea era aprovechar algún fin de semana libre y empezar a visitar más lugares. Fue cuestión de avanzar, tomar la iniciativa. Juntos.

“Al principio, la idea era profundizar en los pueblos que ya habíamos recorrido. Muchas veces nos quedaban temas pendientes o, tras el viaje, nos enterábamos de algún edificio o de alguna joya escondida que no habíamos visto. También recibíamos muchísimas recomendaciones. Noe estudió una carrera relacionada con el campo y tenía compañeros del interior que le hablaban de sus localidades, así que otro objetivo fue justamente conocer esos sitios que todos nos mencionaban”, dice Juan Pablo.

Aunque empezaron a viajar en 2017, el verdadero “boom” llegó recién en 2022 cuando crearon un perfil en Instagram para mostrar los destinos que iban descubriendo.

Uno de los recorridos que más disfrutaron fue cuando pasearon por Carlos Keen, Villa Ruiz, Vagues y Azcuénaga. Fue un viaje de un solo día, un domingo. “Tuvimos la suerte de coincidir con la fiesta del pueblo en Vagues, y fue muy lindo ver cómo toda la comunidad se prepara para estas celebraciones, que atraen tanto a turistas como a personas de localidades cercanas. Ese día pudimos experimentar varias vivencias únicas: andar en una zorra, comer en un restaurante ubicado en Azcuénaga, pasar tiempo en la plaza y compartir con los perros que siempre reciben tan bien a los visitantes. Fue una jornada llena de calma, de descubrir sitios y de estar en contacto con otras personas”, comenta Noelia.

Felices los cuatro.

“Se puede llegar en auto hasta la playa”

Al elegir el sitio que más les gusta, ambos coinciden en mencionar Reta, un pueblo con playa ubicado en el partido de Tres Arroyos. Habían leído que era un balneario tranquilo con los mejores atardeceres. Fueron en sus primeras vacaciones post pandemia, ya con una bebé (Lara) de un año. Además de elegirlo por lo que habían leído, buscaban un lugar poco concurrido; se puede llegar en auto hasta la playa, no hay problemas para estacionar, sus playas son enormes y es un destino ideal para ir en familia. Desde entonces, Reta se convirtió en su lugar en el mundo para vacacionar. Además, cerca de este balneario hay un montón de pueblos encantadores como Copetonas, Lin Calel, San Francisco de Bellocq, Micaela Cascallares y Oriente, y sus joyas naturales, como la Cascada Cifuentes, la Cueva del Tigre y la Vieja Usina.

Otro destino que los sorprendió fue Laprida, una ciudad que no se encuentra en ruta hacia ningún gran centro turístico, por lo que tuvieron que planificar mucho esa excursión.

“En Laprida hay seis obras de Francisco Salamone, y el portal del cementerio es lo que más atrae la atención: se localiza fuera de la ciudad, rodeado de campos. Al llegar, es magnífico ver cómo esta construcción aparece en el horizonte, es un espectáculo de día y de noche, todo iluminado. Al visitar Laprida, descubrimos que la ciudad es amplia, muy bien organizada y limpia. Realmente nos sorprendió y pensamos que debe ser un lugar excelente para vivir”, expresa Noelia.

Durante las vacaciones, suelen elegir lugares más alejados para abarcar más sitios en un mismo viaje.

En cuanto a pueblos pequeños, uno de los que más les impactó fue Antonio Carboni, sobre la Ruta Provincial 40, en el partido de Lobos. “Tuvimos la suerte de alojarnos en una casa de campo cuya propietaria organiza visitas guiadas a la parroquia, que tiene una torre con un reloj muy particular, con toda una historia detrás. Su esposo se encargó de restaurarla y ponerla en funcionamiento, y ella se ha convertido en un motor del turismo local, apoyando a todos los emprendedores de la zona. Nos encantó la amabilidad y el silencio. El camino es de tierra, pero muy recomendable”, agrega Juan Pablo.

¿Realidad o fantasía?

A Noelia y Juan Pablo les llama la atención algunos comentarios de sus seguidores que suponen que se la pasan viajando todo el tiempo, de manera itinerante, que viven de las redes sociales y que sus hijos no van al colegio. Nada más alejado de la realidad.

“Los dos trabajamos en comunicación y, por suerte, podemos hacerlo desde casa de lunes a viernes, con un horario laboral de 8 a 18hs. Tenemos a Lara en edad escolar que va al jardín, a sala de cuatro, y empezó desde que tenía un año y medio. Milo todavía no asiste a la guardería. La educación de nuestros hijos para nosotros es fundamental. Tenemos actividades y responsabilidades como cualquiera. Por eso, nuestros viajes los hacemos principalmente los fines de semana, fines de semana largos o durante las vacaciones”, aclara Noelia.

Durante las vacaciones, suelen elegir lugares más alejados para abarcar más sitios en un mismo viaje.

Por esa razón, cada viaje requiere una organización distinta: primero, planean los fines de semana largos para aprovechar destinos que normalmente no podrían explorar en un solo día o parando una noche. Durante las vacaciones, suelen elegir lugares más alejados para abarcar más sitios en un mismo viaje.

“Muchas veces nuestras vacaciones incluyen más de un destino: nos hospedamos en diferentes lugares para poder recorrer una mayor superficie y llegar a sitios que en un fin de semana o en un viaje de un día serían imposibles de conocer. Tampoco nos mudaríamos a un pueblo, no podríamos dejar nuestros trabajos, la escuela de Lara ni algunas comodidades que tenemos en la ciudad. Viajar es un hobby, una forma de desconectarse de la rutina. No queremos que nuestra afición se vuelva rutinaria. Ya vivimos en un lugar más tranquilo, más verde, pero sin renunciar a nuestras comodidades”, enfatiza Noelia.

¿Cómo es la relación con la gente de los pueblos?

Es maravillosa. Son muy cálidos, siempre nos reciben muy bien. Nuestra hija está tan acostumbrada a que en los pueblos todos se saluden, que ella también saluda a todos. Cuando venimos a la ciudad, quiere saludar a todas las personas y, a veces, aquí no le prestan atención por el ajetreo diario. Pero ella insiste, y es hermoso ver cómo adopta esos modales y valores.

Cuando Noelia comenzó su relación con Juan Pablo, descubrió que él también compartía la misma pasión.

¿Qué es lo que más disfrutan en cada lugar que visitan?

Descubrir un sitio nuevo, entender qué tiene, su historia y, sobre todo, conocer a su gente. Pero también nos encanta la tranquilidad: poder sentarnos en la estación de tren, en la plaza o donde sea, tomar unos mates sin preocupaciones, sin miedo a que ocurra algo, que nuestros hijos puedan jugar libremente, conversar con otras personas sin apuro ni riesgo de autos que pasen a toda velocidad. Lo que más valoramos es el contacto con la naturaleza, la ausencia de ruido, desconectarse de toda la vorágine y de la rutina urbana.

Tendrán varias anécdotas de viajes…

Una fue quedarse sin nafta, pero lo más interesante no fue eso, sino la forma en que sucedió. Estábamos recorriendo pueblos y, casualmente, nos dirigíamos a uno del interior del partido de 25 de Mayo que Juan conocía por su ex pareja. Hacía mucho que él no visitaba ese lugar. Al recordar que la localidad anterior tenía una estación de servicio, no nos preocupamos y seguimos rumbo a nuestro destino, pero no consideramos algunos detalles: era feriado y horario de siesta, por lo que la estación estaba cerrada. Avanzamos un poco más por caminos rurales y llegamos a Del Valle, donde la estación también estaba cerrada y ya no teníamos combustible suficiente para arribar al siguiente destino. Por poco tuvimos que ir a tocarle la puerta a la exsuegra de Juan después de tantos años para pedir hospedaje. Por suerte, gracias a la hospitalidad del pueblo, encontramos un comercio abierto. Les explicamos la situación y nos indicaron una casa donde podíamos cargar combustible. Resultó que los dueños eran quienes manejaban la estación de servicio de la cooperativa. Así logramos cargar y continuar hacia la siguiente localidad.

Juan Pablo y Noelia tienen este hobby desde que se pusieron de novios. Siendo padres, cambiando algunas rutinas, viajan con sus hijos para mostrarles que es posible tener otra calidad de vida.

Otra anécdota divertida ocurrió en un pueblo muy lindo llamado Carlos Beguerie (partido de Roque Pérez), famoso por su pulpería tradicional, impecable, que parece detenida en el tiempo, como en la época del Martín Fierro. Cuando llegamos, nos quedamos sin señal y no teníamos GPS para salir porque estábamos muy adentro, entre caminos rurales. Al contarle la situación al dueño de la pulpería, sacó un pedazo de papel con el que envolvía el fiambre y nos hizo un mapa a mano, con un nivel de detalle increíble, como un cartógrafo profesional, que nos guio perfectamente hasta la ruta, donde finalmente recuperamos la señal. Creo que todavía conservamos ese mapa como recuerdo.

Viajar en familia es espectacular

Es verdad, puede ser más agotador y un poco más restrictivo, pero permitir que nuestros hijos estén en contacto con el campo, con otras realidades, que conozcan sitios y personas, es un regalo hermoso que les estamos dando. Es alejarlos del encierro, de la tecnología, y acercarlos a lo natural. Lo importante es intentarlo y no rendirse a la primera. Viajar con chicos implica crear hábitos, pero siempre respetando sus necesidades y ritmos.

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