Publicado: noviembre 1, 2025, 11:13 am
La inteligencia artificial ya se habla en las bodegas argentinas. En Mendoza, San Juan o Salta, los equipos técnicos utilizan sensores, software y plataformas de datos para anticipar decisiones que antes dependían solo del olfato y la experiencia del enólogo.
Los algoritmos detectan patrones en la fermentación, ajustan la temperatura de los tanques o predicen la evolución de un vino antes de que esté terminado. Con esas herramientas, las bodegas buscan no solo mejorar la calidad, sino también producir con menos agua, menos energía y más información.
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En un país que es el cuarto productor mundial de vino, esta transformación tecnológica se volvió clave para ganar competitividad, trazabilidad y sustentabilidad sin perder identidad.
De la intuición al dato
La incorporación de inteligencia artificial a la vitivinicultura responde a una tendencia global que combina ciencia, precisión y sustentabilidad. Los sistemas de control en tiempo real permiten monitorear cada etapa de la elaboración y ajustar los procesos con exactitud milimétrica.

En muchas bodegas argentinas ya se experimenta con plataformas predictivas que integran datos de humedad, temperatura o composición química del mosto. Esa información se traduce en decisiones más rápidas y exactas, con impacto directo en la eficiencia energética y la calidad final del producto.
Una alianza que acelera el cambio
En ese contexto, el reciente anuncio de la integración entre las empresas italianas Enartis y Parsec promete impulsar aún más esta revolución. Enartis, líder global en biotecnología enológica, adquirió el 100% de Parsec, reconocida por sus sistemas de automatización y control inteligente para bodegas.
“Estamos dando un paso decisivo hacia una enología inteligente”, afirma Samuele Benelli, CEO de Enartis. “La integración con Parsec une nuestras competencias en investigación y biotecnología con su liderazgo en automatización. Juntos ofreceremos a las bodegas del mundo soluciones capaces de mejorar la calidad del vino y reducir su impacto ambiental”.
Con más de 20 años de trayectoria, Enartis trabaja junto a bodegas argentinas en fermentación, estabilización y control de calidad, mientras Parsec fue pionera en microoxigenación controlada y monitoreo remoto. La unión de ambas apunta a crear bodegas inteligentes, donde cada decisión técnica se base en datos y cada variable se regule de forma automática.
Del laboratorio al algoritmo
“Hoy sentamos las bases para unir no solo a dos empresas, sino a dos familias que comparten la misma pasión por la innovación”, agrega Samuele Benelli, consejero delegado de Enartis. Para Piermario Ticozzelli, Director de Negocio de la compañía, “la complementariedad entre las competencias de ambas empresas representará un potente motor de crecimiento, capaz de generar nuevas oportunidades de negocio”.

Del lado de Parsec, Giuseppe Floridia, su CEO, destaca: “La unión de Parsec y Enartis permite integrar el conocimiento científico con la tecnología de control y gestión del proceso, ofreciendo al mercado herramientas para una calidad del vino cada vez más medible y sostenible”.
El futuro del vino es inteligente
La fusión entre Enartis y Parsec se suma a la adquisición de la portuguesa Winegrid en 2023 y refuerza una tendencia global: la de una enología guiada por datos, capaz de anticipar resultados y reducir la huella ambiental del proceso productivo.
En Argentina, esa transformación ya está en marcha. Lo que antes era artesanal hoy convive con algoritmos que aprenden, sensores que predicen y plataformas que gestionan. El desafío, aseguran los especialistas, será equilibrar tradición e innovación para que la tecnología potencie —y no reemplace— el conocimiento humano.
Porque el vino del futuro no solo se elabora: también se programa.
