Son muchos los países que se han planteado o han estudiado el modelo de la semana laboral de cuatro días. Algunos lo implementarían con el objetivo de asegurar bienestar de sus trabajadores y otros, tienen una razón más peculiar.
Japón sufre en estos momentos una gran crisis de natalidad y fertilidad que afecta gravemente al país, que ha conseguido en 16 ocasiones consecutivas mínimos históricos de nacimientos. El promedio de hijos por mujer en el año 2023 fue de 1,2, casi un punto menos del 2,1 estipulado para seguir un balance estable en cuanto a población.
Por estas razones, el gobierno japonés ha ofrecido a los trabajadores de la ciudad de Tokio una semana laboral de cuatro días que comenzará en abril de 2025 para que las familias que lo soliciten hagan frente a este problema poblacional.
Por su parte, Yuriko Koike, gobernadora tokiota, cree que «es el momento para que Tokio tome la iniciativa de proteger y mejorar las vidas, los medios de subsistencia y la economía de la gente en estos tiempos desafiantes», según The New York Post. Por ello, ofrece flexibilidad a los empleados para compaginar sus vidas con el cuidado de sus hijos.
Entre 2012 y 2022, la ciudad japonesa recogió un 15% menos de nacimientos, algo que ha generado una población más envejecida. Algunos expertos creen que esto podría estar relacionado con el ritmo laboral de los ciudadanos, que a veces se ven obligados a elegir entre trabajar o ser padres por no tener tiempo para ambas.
Otro de los datos que llama la atención en Japón es el de la diferencia de la participación laboral entre mujeres y hombres. Tan solo un 55% de mujeres eran trabajadoras en 2022, mientras que los hombres sumaban un 72%, según el Banco Mundial.
Esta reducción podría mejorar tanto el bienestar de los empleados como la productividad de la empresa, según algunos estudios. Por ello, Tokio apuesta de manera esperanzadora por esta nueva jornada laboral que podría desafiar la crisis de la natalidad.