Gracias a un «experimento natural» en el que han intervenido 30.000 personas, investigadores del Centro Médico Universitario Radboud (Países Bajos) han logrado determinar, con gran precisión, el efecto a largo plazo que tiene añadir un año de educación sobre el cerebro. Sorprendentemente, los hallazgos revelaron que un año extra de educación no produce cambios en la estructura cerebral ni ofrece una protección contra el envejecimiento cerebral. Se sabe que la educación tiene múltiples beneficios. Las personas que pasan más tiempo en el colegio suelen gozar de mejor salud, ser más inteligentes y tener empleos e ingresos más altos que quienes tienen menos educación. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si una educación prolongada causa cambios en la estructura cerebral a largo plazo y si protege contra el envejecimiento cerebral. Estudiar este tema es difícil, ya que junto a la educación, muchos otros factores influyen en la estructura cerebral, como el entorno en el que crece una persona, los rasgos genéticos y la contaminación ambiental. No obstante, los investigadores Rogier Kievit , líder del laboratorio de Dinámicas Cognitivas del Ciclo de Vida, y Nicholas Judd , ambos del Centro Médico Universitario Radboud y del Instituto Donders , encontraron una oportunidad única para analizar con precisión los efectos de un año extra de educación. En 1972, un cambio en la legislación del Reino Unido aumentó la obligatoriedad escolar de 15 a 16 años , mientras que otras circunstancias permanecieron constantes. Actualmente en España la educación es obligatoria desde los 6 a los 16 años. A ello habría que añadir la educación infantil, 3 años más, y el bachillerato, otros dos. En total son 15 si se completan todos los ciclos. Este cambio ofreció la posibilidad de tener la oportunidad de estar ante un « experimento natural »; es decir, una situación fuera del control de los investigadores que divide a las personas en un grupo expuesto (los que asistieron un año más a la escuela) y otro no expuesto. Actualmente, existen datos de alrededor de 30.000 personas que asistieron a la escuela en ese período, incluyendo imágenes de resonancia magnética (MRI) tomadas muchos años después, 46 años más tarde. Este conjunto de datos es la colección de imágenes cerebrales más grande del mundo. Los investigadores analizaron las imágenes de resonancia magnética para observar la estructura de varias regiones cerebrales, pero no encontraron diferencias entre quienes asistieron a la escuela un año más y quienes no. «Esto nos sorprendió -comenta Judd-. Sabemos que la educación es beneficiosa, y esperábamos que proporcionara cierta protección contra el envejecimiento cerebral. El envejecimiento se refleja en todas nuestras medidas obtenidas gracias a las imágenes de resonancia magnética: observamos una disminución en el volumen total, en el área de la superficie, en el grosor cortical , y peor difusión del agua en el cerebro. Sin embargo, el año adicional de educación no parece tener ningún efecto en estos aspectos». Los investigadores creen posible que el cerebro hubiera presentado cambios justo después del año adicional en el sistema educativo, pero esto no se midió en ese momento. « Quizá la educación aumenta temporalmente el tamaño cerebral, pero este vuelve a la normalidad después -explica Kievit-. Podría ser similar al ejercicio: si entrenas intensamente durante un año a los 16, verás un efecto positivo en tus músculos, pero 50 años después, ese efecto ya no está». También es plausible que la educación extra solo produzca cambios microscópicos en el cerebro, que no son visibles con imágenes de resonancia magnética. Tanto en este estudio como en otros de menor escala, se han observado vínculos entre una mayor educación y beneficios cerebrales. Por ejemplo, quienes reciben más educación suelen tener habilidades cognitivas más sólidas, mejor salud y mayores oportunidades laborales . Sin embargo, estos beneficios no se reflejan en la estructura cerebral visible en una MRI. Kievit afirma: «Nuestro estudio muestra que uno debe ser cauteloso al asignar causalidad cuando solo se observa una correlación. Aunque también vemos correlaciones entre la educación y el cerebro, no encontramos evidencia de cambios en la estructura cerebral».