Todos los sondeos auguraban desde hace meses una jornada electoral que iba a terminar sin un resultado claro. Las encuestas apuntaban a un empate técnico en los swing states, siete estados bisagra que alargarían el recuento días o incluso semanas. La falta de datos oficiales amenazaban con que se produjera una acusación de fraude ante algunos colegios electorales. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido. El expresidente y candidato republicano Donald Trump volverá casi seguro al Despacho Oval después de haber ganado a Kamala Harris en seis de estos siete territorios. Aunque los medios estadounidenses se resisten a entregar definitivamente los estados de Pensilvania, Wisconsin y Michigan, la diferencia entre ambos candidatos y la tendencia favorable al magnate apuntan a una victoria electoral más holgada de la esperada.
Con los resultados de esta noche Donald Trump se quita la espina de hace cuatro años, cuando no pudo revalidar su presidencia tras perder con Joe Biden. Aquella derrota le llevó a denunciar un fraude electoral que nunca pudo probar y que desembocó en el asalto del Capitolio por parte de sus seguidores. Nunca quiso admitir la victoria del demócrata, ni siquiera al ser preguntado durante los debates de esta campaña electoral, algo que no solo no le ha pasado factura, sino que ha sido valorado por su acólitos, que le han dado el respaldo suficiente para que vuelva a pisar la moqueta de la Casa Blanca.
La victoria del Partido Republicano es mayúscula, porque no solo ha ganado la mayoría electoral necesaria y el voto popular, sino que también ha conseguido recuperar el control del Senado y previsiblemente de la Cámara de Representantes. Una circunstancias que le dará el poder total para hacer y deshacer a su antojo durante los próximos años.
Todavía no está claro cuándo se conocerá de manera oficial el ganador en Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada que otorgarán la mayoría de 270 votos necesarios para proclamar al ganador. No obstante, con diferentes porcentajes de recuento, en la mayoría de ellos Trump va a la cabeza, por lo que los medios estadounidenses otorgan en un alto porcentaje la victoria del magnate.
Además de los estados bisagra de Carolina del Norte y Georgia, el republicano también se ha llevado Indiana, Kentucky, Carolina del Sur, Virginia Occidental, Ohio, Alabama, Florida, Misisipí, Misuri, Oklahoma, Tennesse, Arkansas, Kansas, Luisiana, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Texas, Wyoming, Montana, Utah, Idaho y 3 delegados de Nebraska. Mientras que Harris tiene Vermont, Connecticut, Delaware, el Distrito de Columbia, Illinois, Maryland, Massachusetts, Nueva Jersey, Rhose Island, Colorado, Nueva York, California, Oregón, Washington, Nuevo México y un delegado de Maine.
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