Al menos 182 miembros del Ejército sirio y combatientes de facciones islamistas opositoras han muerto en violentos choques en la provincia septentrional de Alepo desde este miércoles, cuando los grupos armados apoyados por Turquía iniciaron una gran ofensiva contra las fuerzas regulares en el norte de Siria.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos afirmó que al menos 121 combatientes de la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante y facciones aliadas fallecieron en estos enfrentamientos. Por otra parte, otros 61 perecieron en las filas del Ejército sirio y grupos armados leales al presidente Bachar al Asad.
Los islamistas lograron cortar la carretera internacional M-5, que conecta Alepo con Damasco, a la altura de la localidad de Zerba. Además, tomaron el control de otras arterias estratégicas en el norte de Siria, según la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno. El Observatorio informó previamente de que al menos ocho civiles, entre ellos cuatro niños, murieron en bombardeos atribuidos a Rusia -valedora de Damasco- contra áreas controladas por los islamistas a las afueras de la zona.
La aviación rusa, que interviene en los combates en favor de las tropas del presidente sirio desde 2015 «realizó 21 ataques contra varias áreas en las afueras de Alepo e Idlib», los últimos bastiones opositores en el país, indicó la ONG. En esos ataques aéreos otros 21 civiles habrían resultado heridos.
El Ejército sirio no ha reaccionado ante estas bajas, pero sí ha confirmado que están actualmente repeliendo «en cooperación con fuerzas amigas» -en referencia a Rusia- una gran ofensiva lanzada por los «terroristas». Asimismo, un general de la Guardia Revolucionaria iraní murió en los combates, según informó la agencia iraní Mehr. Se trata de la primera ofensiva a gran escala de los insurgentes en años en el norte de Siria. La alianza islamista controla la mayor parte de la vecina provincia de Idlib, y donde desde 2020 está en vigor un alto el fuego acordado por Turquía.
Esta ofensiva se produce en un momento en el que Turquía busca restablecer lazos diplomáticos con Siria, aunque Bachar al Asad, ha afirmado que Ankara debe retirar sus tropas presentes en varias zonas del norte de Siria y dejar de apoyar a grupos opositores para avanzar hacia el restablecimiento de relaciones, que se rompieron al inicio de la guerra civil siria hace 13 años. El pasado 12 de noviembre, el enviado especial del presidente ruso, Vladímir Putin, para Siria, Alexandr Lavrentiev, dijo que Moscú no aceptará nuevas operaciones militares de Turquía en Siria.