La alegría en la calles de Damasco por la caída del tirano va abriendo paso a la incertidumbre ante el futuro de un país empobrecido por la guerra. Está por ver cuál será la estructura de poder y la cuota que obtenga cada una de las tres grandes facciones que tumbaron a la oligarquía imperante durante mas de medio siglo. Los islamistas parecen llevar la voz cantante, pero los rebeldes kurdos controlan más de un tercio del territorio sirio, muy enfrentados a las milicias proturcas que apoya Erdogan. Ahora el temor a un división en cantones solo es superado por el de una nueva guerra civil.