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Serpientes de verano… con cabeza nuclear

Publicado: agosto 7, 2025, 3:07 am

Nunca es pródigo el mes de agosto en noticias de interés. La ralentización de la vida política y económica —hasta el infatigable presidente Trump parece haber bajado el ritmo de sus desatinos en Truth Social— deja espacio para que los medios hablen del calor, se hagan eco de la vida social de los famosos y, como último recurso, recurran a las típicas serpientes de verano, una categoría especial de fake news deudora de los avistamientos del añorado monstruo del lago Ness.

Este año, la novedad está en que algunas de esas serpientes de verano tienen cabezas nucleares. En los casos más graves, además, cabezas múltiples como las de las hidras de la mitología griega.

La primera de estas serpientes la anunció Dmitri Medvédev, expresidente y ex primer ministro ruso —títere de Putin en ambos puestos— y hoy vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación que preside ¡quién si no! el propio dictador. El puesto de Medvédev en el organigrama del poder ruso no es particularmente importante —continúa siendo un títere de Vladimir Putin— pero ejerce también el papel de poli malo haciendo pareja con su jefe de filas… y el menos lucido de payaso tonto del circo del Kremlin, en este caso al lado del payaso listo, el portavoz Peskov.

En cualquiera de esos papeles, Medvédev se adelantó a la ola de calor de agosto para advertir al presidente Trump de que las presiones para poner fin a la invasión de Ucrania no solo serían estériles, sino que acercaban el apocalipsis nuclear que este verano sustituye con alguna ventaja al desprestigiado monstruo del lago Ness. “Cada nuevo ultimátum” —escribió el expresidente en X— “es un paso hacia la guerra, pero no con Ucrania sino con los EE.UU.”

No era la primera vez que Medvédev amenazaba a Occidente con sus armas nucleares, pero hasta ahora se había limitado a sugerir la destrucción de Londres u otras capitales europeas. Conociendo al presidente Trump, era de esperar que las amenazas directas a Washington despertaran a la segunda serpiente de verano. Y no ha sido solo una, sino dos las hidras que, como el reptil que dormita en el fondo del lago Ness, se mueven por debajo de la superficie bajo la inconfundible forma de los submarinos nucleares.

Como sabrá el lector, Donald Trump —que no es hombre que se deje achantar— contestó a la escasamente velada amenaza de Medvédev con el anuncio del despliegue de dos submarinos en aguas próximas a Rusia. ¿De qué clase? ¿Con qué misión? Podría especular sobre ello, pero sería aburrir al lector. Cada mes del año comienzan sus despliegues operativos hasta media docena de submarinos norteamericanos sin que nadie lo anuncie ni sepamos a dónde van. ¿Por qué preocuparse por estos dos en concreto? Crea el lector que no hay riesgo alguno en asumir que se trata de serpientes de verano, creadas sin otro propósito que el de ocupar páginas en los periódicos del mundo.

La tercera y última serpiente de estos primeros días de agosto vuelve a salir de los sótanos del Kremlin. Dmitri Peskov acaba de anunciar que Rusia desplegará misiles nucleares de corto y medio alcance cuando le convenga y donde le convenga, sin sentirse obligada a informar sobre ello. ¿Da miedo? Quizá, pero el tratado INF —Intermediate-range Nuclear Forces— que el Kremlin da ahora por terminado —la prohibición de todos los misiles tierra-tierra de alcance corto y medio— estaba muerto desde que Trump retiró a los EE.UU. acusando a Moscú de incumplirlo reiteradamente. Y esto no ocurrió ayer, sino en su anterior mandato, hace ya seis años.

¿Mi consejo? Preocúpese el lector del calor y, desde luego, de la guerra de Ucrania, sobre la que Trump no termina de deshojar la margarita. No es tan divertido como el monstruo del lago Ness ni tan emocionante como el apocalipsis nuclear pero, afortunadamente, se acerca mucho más a lo que los españoles tendremos que afrontar cuando vuelvan de la playa los que tengan la fortuna de poder pasar cerca del mar las próximas semanas.

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