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¿Se puede volver a hacer deporte tras sufrir una patología del corazón?

Publicado: marzo 3, 2025, 4:59 am

Hay pocas enfermedades que desde el punto de vista cardiológico requieran recomendar al paciente que no haga deporte. Suelen ser patologías cardiológicas que están en un momento inestable, como una angina de pecho inestable, insuficiencia cardiaca descompensada, o bien el caso de una arritmia que no está bien controlada. «Estos pacientes, cuando su patología está controlada, pueden volver a practicar deporte», afirma en este sentido la doctora Esther Merino, cardióloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid , especialista en prevención y rehabilitación cardiaca. Señala que en cardiología es muy excepcional el que se prohíba la práctica de ejercicio y asevera que esto suele hacerse «sólo en procesos muy avanzados y en casos especiales». De hecho, manifiesta que los cardiólogos siempre están « muy a favor del deporte », entre otros puntos porque «hacer ejercicio de manera regular y de forma adaptada a la edad y al estado físico puede ser recomendado a casi todos los pacientes afectados de patologías cardiacas». Es más, sostiene esta cardióloga que para estos pacientes es necesario prescribir ejercicio, lo mismo que se prescribe un anticoagulante. Uno de los casos en los que debe ser preventivo el freno al ejercicio físico es cuando hay detrás una estenosis valvular aórtica. Se trata de una patología que tiene lugar cuando no funciona correctamente la válvula situada entre el corazón y la aorta: si esta válvula abre mal se denomina ‘estenosis’, que pueden tener distinta gravedad según los problemas de apertura de la válvula (ligera, moderada, y severa). Si la estenosis es severa hay que arreglar la válvula porque al no abrir la válvula bien al corazón le cuesta expulsar la sangre. En este sentido, esta especialista de Quirónsalud Madrid subraya que se trata de la valvulopatía más frecuente en nuestro medio, dado que es una patología asociada al envejecimiento. La causa más frecuente de estenosis valvular aórtica en nuestro país es la degenerativa, tal y como prosigue esta doctora, recordando que tiene lugar «cuando los velos que conforman la válvula se van calcificando, pierden su forma, su elasticidad, y se vuelven más rígidos». «También esta enfermedad puede tener una causa congénita, sobre todo cuando lo vemos en pacientes más jóvenes», apostilla la doctora Merino. Sobre los principales síntomas de esta patología , esta experta apunta a que los principales son: • La disnea al esfuerzo. • Angina (dolor en el pecho). • Síncope. «Los síntomas van progresando paulatinamente, de la disnea que es el síntoma más leve, al síncope, que es el más grave», añade esta cardióloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, y especialista en prevención y rehabilitación cardiaca. ¿Cómo se descubre esta patología? Merino indica que es la propia anamnesis la que puede dar muchas pistas sobre el diagnóstico de la estenosis valvular aórtica: «Por ejemplo, un señor mayor que se cansa rápido al hacer cualquier actividad, incluso las más livianas. Al auscultar con el fonendoscopio en estos pacientes se oye un soplo muy característico. El diagnóstico de confirmación y el que indica la severidad de la patología te lo da la ecografía cardiaca. En algunos casos limitados, se requiere para la confirmación una resonancia magnética o una tomografía computerizada». Preguntada sobre las posibles soluciones o alternativas ante esta patología, la doctora indica que cuando la afectación a la válvula es alta es necesario repararla o cambiar la válvula. Dice que, antiguamente, la única opción era abrir el pecho y quitar la válvula deteriorada y reemplazarla por una nueva. No siempre es necesario el recambio valvular, especialmente en el caso de las valvulopatías congénitas, los cirujanos cardiacos pueden reparar la válvula para que pueda abrir bien. Ahora bien, celebra que, desde hace unos años, es posible recambiar la válvula sin tener que abrir el pecho. Es lo que se denomina ‘Implante Transcatéter de la Válvula Aórtica’ (TAVI, por sus siglas en inglés), que consiste en la introducción de la válvula plegada desde una de las ramas de la aorta a través de un acceso vascular. «Esta válvula plegada es llevada por un catéter que, guiado por Rayos X, avanza hasta la localización de la válvula enferma donde se despliega la nueva válvula», detalla esta experta. Así, tal y como defiende, la implantación de la válvula a través de TAVI permite a los pacientes una recuperación mucho más rápida dado que no requiere abrir el pecho al paciente. «Al principio las TAVI sólo se implantaban en personas que no pudieran superar una cirugía abierta. Poco a poco, como los resultados están siendo buenos, se está colocando en personas a partir de los 70 años, independientemente del riesgo quirúrgico; aunque es necesario estudiar caso por caso para individualizar el tratamiento más adecuado. Por ejemplo, el cantante Mike Jagger fue sometido a un recambio valvular a través de TAVI», agrega esta cardióloga. En este contexto, la doctora Merino constata que para todas las valvulopatías que hayan sido corregidas por cualquier técnica se recomienda siempre un programa de rehabilitación cardiaca, que permite a los pacientes ganar calidad de vida (porque permite una recuperación mucho más rápida), pero también cantidad de vida libre de enfermedad cardiovascular. «Consiste en un programa de ejercicio supervisado en un entorno controlado. Se le prescribe al paciente una tabla de ejercicios personalizado a su medida, y que incluye ejercicio aeróbico y de fuerza. Durante toda la sesión, los pacientes están controlados a través de electrocardiograma. Además, se les toma la tensión y se observa en todo momento su estado físico», añade la especialista. En paralelo a las sesiones de ejercicio, los pacientes asisten a sesiones de psicoterapia de grupo, algo que les ayuda a gestionar el estrés como factor desencadenante de enfermedad cardiovascular, y también realizan un programa de ‘escuela de autocuidado’, para aprender a controlar a los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (peso, tabaco, tensión, colesterol, y glucosa).

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