Recuperaron una casona patrimonial para darle vida a un nuevo restaurante en Floresta - Argentina
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Recuperaron una casona patrimonial para darle vida a un nuevo restaurante en Floresta

Publicado: diciembre 4, 2025, 5:00 am

Un ritual íntimo y sensorial amanece y se prolonga cada día en Casa Bogotá. Se trata de una residencia con jardín en pleno barrio de Floresta, una mansión centenaria, ubicada en la intersección de Bogotá y Chivilcoy, pleno oeste de la ciudad.

El salón interior conserva el parquet original, y las amplias aberturas.

La construcción data de 1914 y funcionó como vivienda de la familia Saralegui, de origen vasco. Lleva la firma del arquitecto José J. Barboni, cuya obra más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, que queda a pocas cuadras.

Barboni fue discípulo del reconocido arquitecto Gianotti y falleció muy joven, a los 24 años. La mayor parte de sus obras en un período muy breve, entre 1907 y 1914. Aquí, en Casa Bogotá, desarrolló un Art Nouveau finísimo, con sólidos trabajos de madera, hierro y vitrales.

En la planta alta de Casa Bogotá funciona la pastelería y un sector de oficinas

Esta joya arquitectónica, aromada por un abanico de especies verdes y florales, devino en restaurante combinando historia, arte y exquisiteces en un mismo lugar. Parte de su esencia original se conserva en los vestigios de su empapelado dorado, en su elegante escalera de roble, y en pequeños detalles que evocan el esplendor porteño de comienzos del siglo XX.

La chef Daniela Lobeto regresó a la Argentina después de varios años en Italia para hacerse cargo de la cocina de Casa Bogotá

Casa Bogotá cuenta con protección patrimonial y su renacer edilicio y funcional respetó un protocolo estricto para preservar su valor histórico. La revitalización y el cuidado de su estructura original, con ventanales de arco de medio punto, estuvo a cargo de las arquitectas Cristina Castagneris e Inés Quiroga, quienes trabajaron nueve meses para que la propiedad luzca impecable.

La casona de Bogotá y Chivilcoy está justo frente a la plaza Vélez Sársfield

En un sector al aire libre crecen plantas traídas del exterior, algunas acuáticas que flotan sobre una antigua bañera convertida en estanque, manteniendo vivo el espíritu de otra época. También hay un metegol, para quienes disfrutan del juego. Emplazada frente a la plaza Vélez Sársfield, se avistan desde sus mesas blancas de hierro las palmeras, palos borrachos, jacarandás y fresnos americanos, y se dejan oír los sonidos de un piano ejecutado por distintos intérpretes.

Por la noche, la magia de la casa cobra otro encanto

La mansión enamora a todo aquel que pasa por su vereda y es inevitable no convertirla en una parada para degustar sus sabores en sus veinte mesas de exterior, o en las sillas thonet y los sillones Breuer del interior, donde disponen de casi treinta mesas más.

Luego de años de calma y un extremo silencio, la linda de la cuadra revitaliza las historias del ayer y escribe nuevas para el futuro, con una gastronomía de primer nivel.

Manos a la obra

Fue un grupo de amigos el que descubrió este lugar de ensueño. Unieron los eslabones del equipo para integrarlo con sus distintos saberes y se van rotando para estar siempre presentes: Daniela Lobeto (chef con muchos años de experiencia en variados restós de Italia), Alejandro Raizman (especialista en marketing), Nicolás Pería (ex chef de Te mataré Ramírez y actual supervisor general) y José Núñez (somelier, graduado en la Escuela Argentina de Vinos). Se asociaron para cumplir con un anhelo que se cocinaba desde hacía tiempo: abrir un restó propio donde “dar de comer es un arte para gozo de los comensales”, dice José.

Alejandro Raizman, José Núñez, Nicolás Pería y la chef Daniela Lobeto se asociaron para darle nueva vida a Casa Bogotá

Todo comenzó en 2008, cuando Nicolás, Alejandro y José crearon Gama Gourmet, una marca de comida envasada al vacío, boom en Europa y los Estados Unidos, que luego se reconvirtió en una marca de restauración para empresas y sigue funcionando muy bien en una planta de 400 m2, a pocas cuadras de Casa Bogotá.

“Tal como lo indica la etimología francesa, “restaurar” es cocinar y servir el alimento. Hay que recordar que restaurare, del latín, significa renovar. La palabra se difundió en el Siglo de las Luces, en Francia, y refiere al hecho de reponer energías mediante los sabores de los platos”, cuenta el enólogo de la Casa.

Casa Bogotá está abierta para desayunar todos los días

El espíritu de Casa Bogotá es emular el trabajo de las cocinas hogareñas, donde se combinan la alquimia de sabores con el afecto como ingredientes fundamentales. “Así como un pintor elige los colores de su paleta y un músico, las notas con las que va a componer, el chef selecciona con la mente y el paladar la combinación perfecta de su creación. El amor está en cada detalle”, dice Alejandro.

No nos interesa inflar nuestro ego por lo que mejor sabemos hacer, sino dar de comer con pasión por el proceso y los resultados, evocando los sentidos que se despertaban en las casas de nuestras abuelas”, aporta José, mientras exhibe los vinos de las pequeñas bodegas boutique que los proveen.

Casa Bogotá abre por la noche de jueves a sábado

De la cocina de día, el corazón de la casa, surgen platos como salmón curado, queso feta, cherry, mozzarella y escalivada; milanesa, pollo o bife a la grilla con guarnición a elección o tagliatelle al ragú o al pesto genovese o siciliano.

La casa no cierra de noche: respira distinto con sus croquetas, ensaladilla de bonito, halloumi o tabla de campo. Entre la selección marítima, se destacan sabores sutiles como el antipasto con calamares, langostinos y mejillones, que resultan una travesía por las texturas. También están los sorrentinos di seppia con salsa de langostinos. El segundo plato pueden ser calamares rellenos de couscous y frutos del agua o una pesca de banquina con manteca, curd de naranja e hinojos caramelizados.

Casa Bogotá está abierta todos los días para desayunar y almorzar.

También están las carnes, en su punto justo y con guarniciones que atienden textura, sabor y color. En el final del viaje, el menú propone chévere con sorbete de jengibre, semifreddo de café, dulce de leche y mermelada, créme brulée o volcán de chocolate con helado. Es el cierre de la noche donde el tiempo se vuelve sabor y la memoria, un suave recuerdo.

Antes y después. La casa fue recuperada respetando su valor patrimonial

Casa Bogotá cuenta, además, con una múltiple pastelería diaria, que se elabora en el primer piso y acompaña la selección de tés y cafés. El brunch de los domingos es una sorpresa de dulces y salados que se renueva cada vez. Una llave mágica que abre las puertas hacia un viaje de placeres constantes.

Casa Bogotá. Bogotá 3900, Floresta. Lunes a miércoles de 10 a 19 hs. Jueves a Sábados de 10 a 00. Domingos, brunch de 11.30 a 14.30. @casabogotaba

Related Articles