Recibió una noticia muy triste pero un proyecto con su mejor amiga la ayudó a levantarse: “Nuestra historia las acompañó y fortaleció” - Argentina
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Recibió una noticia muy triste pero un proyecto con su mejor amiga la ayudó a levantarse: “Nuestra historia las acompañó y fortaleció”

Publicado: septiembre 17, 2025, 6:00 am

Apasionada de la cultura inglesa, especialmente de la música, en 2005 Mariana Bitonte se mudó a Londres junto a Brett -un joven al que había conocido cuando trabajaba en un hostel en CABA- de quien se enamoró y, al poco tiempo, se casaron.

En su nuevo país comenzó a trabajar para el gobierno británico como Town Centre Manager, un rol muy variado de gestión y creatividad: organiza eventos y diseña estrategias de marketing para fomentar el comercio local y darle vida a los centros urbanos.

Desempeñándose en la Embajada Argentina, conoció a Mariana Bietti, otra argentina con quien conectó enseguida y al poco tiempo se hicieron amigas. “Las dos somos muy creativas y siempre nos alentamos mutuamente a encarar proyectos juntas. Cuando vivís en el exterior, los amigos se convierten en tu familia. Y si además son argentinos, esa conexión se vuelve todavía más fuerte”, dice Mariana Bitonte.

Junto a su marido, unos días antes de enterarse el diagnóstico.

Mariana Bietti siempre la acompañó en todas sus “locuras” y juntas compartieron aventuras de todo tipo: desde organizar festivales de música a beneficio de una ONG en África, hasta viajar a Liverpool para filmar un documental sobre la banda argentina The Silvers, “los mejores Beatles de Latinoamérica”. “Siempre compartimos el humor, la creatividad y esas ganas de embarcarnos en proyectos juntas. Cuanto más loca era la idea, más fuerte me decía que sí”.

“Veo algo que no me gusta, pero no googlees”

De visita a su familia en la Argentina en 2024, Mariana Bitonte aprovechó para realizarse chequeos médicos y estudios como mamografías y ecografías mamarias ya que su mama había tenido cáncer de mama.

El proceso de diagnóstico, cuenta, fue lento y lleno de incertidumbre.

“Veo algo que no me gusta, pero no googlees”, le dijo uno de los médicos, lo que Mariana vivió como un baldazo de agua fría. “Estaba sola y me sentí paralizada. En ese momento no hubo espacio para el positivismo, estaba convencida de que la biopsia iba a confirmar lo peor. Primero llamé a mi mamá y después a mi marido. Creo que Brett todavía está un poco traumado: lo llamé desde el colectivo 168, y como me daba vergüenza hablar en inglés ahí, le solté toda la noticia sin anestesia. Lo más difícil fue dar la noticia a los demás: sentía culpa, como si les estuviera diciendo ´te estoy arruinando la vida´. Con el tiempo entendí que no es así, pero la culpa es una emoción perversa que aparece sin que la llames, casi como el cáncer”.

El proceso de diagnóstico, cuenta, fue lento y lleno de incertidumbre. Primero le realizaron la ecografía y después la biopsia, que terminó de confirmar el tipo de cáncer. “Es un período muy difícil: hay mucha espera y poca información”, describe.

El día de la cirugía.

¿Cómo se lo contó a su gran amiga?

Más allá de que su amiga Mariana se encontraba viviendo en Polonia, fue una de las primeras que se enteró de la triste noticia.

-Hola: ¿cómo andás? –le preguntó Mariana Bitonte a su amiga.

– Bien, terminando los últimos detalles de la escuela de Felek (su hijo) –le respondió. ¿Y vos?

-Bien, aparte del cáncer.

“No sabía que ella estaba manejando. Tuvo que detenerse en la ruta para llamarme y poder procesar lo que le estaba diciendo. Fue un momento muy fuerte, de esos en los que el mundo se detiene unos segundos”.

Mariana Bietti da su version de los hechos: “Me lo dijo a través de un mensaje de WhatsApp, ni siquiera me llamó. La verdad es una loca suelta, pero la entendí enseguida. Nunca me asustó porque ella le pone garra a todo”.

Su mamá viajó tres veces a Londres para acompañarla durante el tratamiento.

“Un verdadero shock”

Mariana Bitonte tuvo que tomar una decisión “muy difícil”: quedarse en la Argentina para hacer el tratamiento o volver a Inglaterra. Finalmente, escogió la segunda opción.

“Mi camino empezó en abril de 2024 con una operación para remover el tumor y algunos ganglios. Luego vinieron cuatro meses de quimioterapia semanal y un año de inmunoterapia. En septiembre tuve que enfrentar una segunda cirugía: una mastectomía bilateral, porque habían quedado algunos residuos. Hoy sigo con terapia hormonal y con una droga innovadora, que ayuda a prevenir recurrencias. Todo este proceso lo atravesé en hospitales públicos. La primera vez que entré al hospital oncológico fue un verdadero shock: ver pacientes en todas las etapas de la enfermedad te enfrenta, de golpe, con la realidad, incluso cuando tu diagnóstico es temprano”.

Durante esos momentos delicados, Mariana recibió el apoyo de su familia y de sus seres más queridos. Su mama, por ejemplo, viajó tres veces a visitarla. Su marido, cuenta, se ocupó desde cocinar hasta darle un sostén emocional enorme, incluso atravesando él también momentos difíciles. Y su mejor amiga fue un pilar trascendental durante todo el proceso. “Con ella hablé de todo, sin filtro. Pobre, hasta terminó tan movilizada que se fue a hacer una mamografía para quedarse tranquila”.

Hace 20 años que Mariana y Mariana son muy amigas.

Un Proyecto especial entre amigas

“Cuando escuché la frase ´vas a necesitar quimioterapia´, sentí que el mundo se derrumbaba. En ese proceso de aceptar la idea, busqué informarme y, como soy fanática de la radio y los podcasts, empecé a buscar alguno sobre cáncer de mama en español. Solo encontré en inglés. Y fue en mi primera quimio, hablando por teléfono con Brett que le conté eso y él me dijo: ´¿Y por qué no lo hacés vos?’”.

La idea de Mariana era crear un podcast para hablar del cáncer de manera abierta, sin tabúes. Compartir información desde la experiencia personal, en un tono ameno, cercano y con humor. Porque está convencida de que la vida sigue, incluso en medio del cáncer.

Y cuando empezó a escribir en un borrador las primeras ideas de su emprendimiento, no dudó ni un instante en hacerlo con Mariana Bietti. “Fue mi primera y única opción. Ella estudió comunicación y tiene un talento único: sabe escuchar y hacer las preguntas justas en el momento preciso. Siempre me fascinó verla conversar con alguien nuevo, porque parecía que estaba entrevistando. Además, al estar en Polonia compartíamos huso horario y las dos teníamos tiempo para dedicarle al proyecto. Fue como que se alinearon los planetas”.

Mariana grabando el podcast.

Así lo vivió la otra Mariana: “Ella es muy inquieta y creativa. Tiene un montón de ideas y te contagia con su entusiasmo. Disfruto un montón de su sentido del humor y sabía que iba a ser un proyecto divertido para ambas. Yo venía de unos años bastante desmotivada profesionalmente, así que sentí que ésta era una oportunidad para volver al ruedo, era la excusa perfecta para hacernos compañía y volver a trabajar juntas después de 20 años. Enseguida le dije que sí, que su idea era disparatada pero buenísima, no solo para investigar un poco más sobre los temas que ella creía que faltaban, sino también para acompañar a otras oyentes que estén pasando por lo mismo”.

El podcast Mama Mía

El primer episodio lo grabaron tres veces y les costó encontrar el tono: querían brindar información, pero sobre todo transmitir emoción. “Para mí, fue difícil abrirme y contar mi historia, pero la tercera fue la vencida. Gracias a las preguntas de Mariana pudimos decir lo que realmente queríamos: qué se siente, más allá de lo técnico. La respuesta fue increíble. Muchas mujeres nos escribieron contándonos que se sintieron acompañadas, identificadas y fortalecidas por nuestra historia. Ese feedback nos dio un impulso enorme para seguir adelante”.

En Mama Mía conversan de las emociones, nutrición, sexualidad, fertilidad, menopausia, terapias complementarias y de la caída del pelo.

¿Cómo influye en vos Mama Mía en medio del tratamiento?

Me dio un foco cuando más lo necesitaba. Durante la quimio estaba sin trabajar, muy bajoneada, y tener reuniones con Mariana para producir el programa me daba un motivo para levantarme. Compartir mi historia y después recibir el feedback de las oyentes, de médicos que recomiendan el podcast a sus pacientes. Fue y es reconfortante.

¿Qué significa para vos tu amiga Mariana?

Mariana es mi sostén incondicional. Es la persona con la que pude hablar de todo, sin filtros, y con la que comparto no solo la Amistad, sino también este proyecto que se convirtió en un espacio de sanación. Con ella descubrí que la amistad también puede ser un tratamiento.

¿Qué cosas te enseñó el cáncer?

Me enseñó a ver la vida con otra perspectiva. Cosas que antes me parecían enormes, ahora son relativas. Aprendí a vivir cada día como si fuera el último. Antes vivía con una especie de síndrome de “catástrofe inminente”, siempre preocupada por lo que podía pasar. Ahora pienso: ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Cáncer? Y cuando atravesás algo así, todos los demás miedos se ponen en otra dimensión.

¿Cuáles son tus objetivos? ¿Con qué soñás?

Mi objetivo es seguir disfrutando la vida, en todos los sentidos. Poder ayudar a otras mujeres con mi experiencia, seguir haciendo crecer Mama Mía y generar comunidad. Sueño con que el podcast llegue a cada persona que lo necesite, en el momento en que más falta le haga. Y en lo personal, mi sueño es simple: vivir una vida plena, con salud, rodeada de la gente que amo.

Festejando el final del tratamiento en familia.

Un mensaje para las personas que reciben un diagnóstico oncológico:

Es una pregunta que le hacemos a todos nuestros entrevistados en el podcast, una pregunta que hoy me da emoción contestar. Si acabás de recibir tu diagnóstico, te digo: «Hay luz al final del túnel». Si estás ahora en el ojo de la tormenta, quiero decirte que se puede. El momento del diagnóstico es el más difícil, yo lo viví como el peor de mi vida. Pero hoy te hablo desde el futuro: la quimio, la radio, las cirugías. Todo eso que parece imposible, lo vas a poder atravesar. Y un día te vas a dar cuenta de que pudiste.

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