Publicado: septiembre 7, 2025, 6:05 pm
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) realizó un operativo en el puerto de Seattle que resultó en la confiscación de más de 11.000 réplicas no autorizadas de las populares figuras coleccionables llamadas “Labubu”. El decomiso alcanzó un valor comercial estimado en US$513.937, según informaron las autoridades federales.
Por qué confiscaron los Labubus en Seattle
Brian Humphrey, responsable de las operaciones de campo en la dependencia de Seattle, confirmó que los agentes retuvieron exactamente 11.134 unidades falsificadas de estos objetos de colección. El funcionario destacó la efectividad del personal a su cargo en la detección de mercancía fraudulenta que intentaban ingresar a territorio estadounidense.
“Los Labubus falsos no son bienvenidos en EE.UU.”, publicó la CBP en redes sociales al compartir la información de Humphrey. “¡Gracias por el buen hallazgo, Seattle!”, agregó.
Los muñecos originales constituyen creaciones del diseñador hongkonés Kasing Lung, manufacturados oficialmente por la empresa Pop Mart. Estas figuras alcanzaron notable reconocimiento en plataformas digitales, donde coleccionistas de diversas nacionalidades exhiben sus adquisiciones y participan en intercambios comerciales.
“Seguimos buscando el inigualable Labubu de ORO de 24 quilates”, bromeó Humphrey en su publicación de X. Hasta el momento, la CBP no reveló el origen del envío ni se mencionaron arrestos vinculados al caso. La detección de estas mercancías se enmarca en las operaciones rutinarias de protección de marcas y seguridad del consumidor en el país norteamericano.
Riesgos asociados a los juguetes falsos
La Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de EE.UU. (CPSC, por sus siglas en inglés) emitió una alerta respecto a los Labubus falsificados. Según la entidad, estas versiones imitadas se comercializan como peluches o llaveros de tamaño reducido, lo que podría representar riesgo de asfixia en niños pequeños.
La CPSC señaló que algunos de los ejemplares confiscados en otras operaciones presentan piezas que se desprenden fácilmente, lo que aumenta el peligro de que menores ingieran fragmentos. Este tipo de fallas se considera una violación a las normas federales de seguridad para juguetes.
El organismo instó a los consumidores a evitar la compra de estas imitaciones y a suspender su uso inmediato en caso de haber adquirido alguna.
Marco legal sobre productos falsificados en EE.UU.
El tráfico de mercancías falsificadas está regulado por diversas leyes federales. Una de ellas es la Ley de Falsificación de Marcas Registradas de 1984. Esta norma establece que comercializar o intentar comercializar productos con marcas falsas constituye un delito grave.
La legislación requiere demostrar que el acusado participó de manera intencional en el tráfico de bienes y que sabía que las marcas utilizadas eran apócrifas. En esos casos, la ley autoriza al gobierno a ordenar la destrucción de los artículos en cuestión.
A esta norma se suma la Ley de Protección al Consumidor contra la Falsificación de 1996, que refuerza los mecanismos de control y exige al Departamento de Justicia reportar al Congreso las actividades de investigación y enjuiciamiento relacionadas con violaciones de propiedad intelectual.
Consecuencias penales y civiles por la distribución de productos falsificados
La falsificación de marcas puede derivar en sanciones penales severas. Entre las consecuencias se incluyen multas elevadas, penas de prisión y la incautación definitiva de los productos involucrados.
En el ámbito civil, la Ley Lanham otorga a los titulares de marcas recursos adicionales. Estos incluyen daños estatutarios, compensaciones triples y el pago de honorarios legales. La normativa también contempla medidas cautelares que permiten a los propietarios de marcas solicitar incautaciones en parte para impedir que las mercancías falsificadas sean ocultadas o distribuidas.
Las autoridades federales remarcan que estas disposiciones buscan frenar la distribución de bienes ilegales que afectan tanto a la economía como a la seguridad de los consumidores.