Publicado: agosto 12, 2025, 6:00 pm
¿Podés sentirte incómodo en un espacio sin saber bien por qué? Según el Feng Shui, eso podría explicarse por una mala elección en las plantas o los colores en tu casa. Esta disciplina milenaria sostiene que todo lo que se encuentra en el hogar influye directamente sobre el bienestar físico, emocional y espiritual de quienes lo habitan. Y si bien incorporar naturaleza y pintar las paredes pueden parecer decisiones simples, no todas las opciones son recomendables: algunas podrían bloquear el flujo de energía vital o incluso atraer lo negativo.
Una de las advertencias del Feng Shui está vinculada a una planta muy presente en el diseño de interiores: el algodón. Aunque su estética delicada lo convirtió en un favorito de las tendencias decorativas, esta planta tiene mala fama en varias culturas espirituales.
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Según el Feng Shui y el Vastu Shastra, el algodón se asocia con energías pesadas, rituales de muerte y acumulación de polvo, lo que simboliza pobreza y estancamiento. Por eso, se recomienda no tenerlo dentro del hogar, ya que podría afectar la armonía del ambiente.
En contraposición, el bambú de la suerte es la estrella para el Feng Shui. Representa fuerza, flexibilidad y paz, y según la cantidad de tallos que se coloquen, puede atraer diferentes tipos de buena fortuna. Por ejemplo, dos tallos simbolizan el amor de pareja, tres atraen felicidad y longevidad, mientras que ocho representan crecimiento. Idealmente debe ubicarse en el sector sureste o este del hogar, o en el comedor, para multiplicar la energía positiva.
Los colores que atraen energía positiva
Así como la elección de determinadas plantas puede influir en el bienestar general de una casa, los colores que se utilizan en las paredes también desempeñan un papel clave en la armonía del hogar. En el Feng Shui, cada tonalidad vibra con una energía específica y se asocia a uno de los cinco elementos fundamentales. Por eso, pintar tu casa con los colores adecuados no solo transforma estéticamente los ambientes, sino que también puede potenciar la salud emocional, la vitalidad y la prosperidad de quienes la habitan.
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Beige: equilibrio y calma
Este tono neutro, vinculado al elemento tierra, es considerado un comodín por su versatilidad. Aporta estabilidad emocional y una sensación de contención sin enfriar el ambiente, a diferencia del blanco puro. Por eso, es ideal para dormitorios y livings, donde se busca promover el descanso y la serenidad.
Arena: luminosidad y calidez
También asociado al elemento tierra, el color arena incorpora una leve nota dorada que suma vitalidad sin agredir la vista. Se recomienda especialmente para espacios con poca luz natural, como halls de entrada o pasillos interiores, ya que potencia la luminosidad y da una bienvenida cálida.
Durazno: energía suave
Este tono, que resulta de la fusión entre rosa y naranja, genera cercanía y conexión emocional. En Feng Shui se lo vincula con la calidez del fuego, pero en una expresión contenida y amable. Es ideal para cocinas, comedores y cuartos infantiles, donde se busca fomentar vínculos afectivos y un ambiente distendido.
Amarillo: optimismo y vitalidad
Este color, también relacionado con el elemento tierra, estimula la mente y el estado de ánimo. Es particularmente útil en estudios, oficinas y espacios creativos porque potencia la concentración y aporta una energía alegre, sin saturar el entorno.
Colores vivos en los complementos
Más allá del color de las paredes, el Feng Shui sugiere incorporar acentos vibrantes a través de objetos decorativos como almohadones, cuadros, tapices o flores frescas. Tonos como el rojo (fuego), el verde (madera) o el naranja (fuego) introducen dinamismo y movimiento, activando la circulación energética sin generar un impacto visual abrumador.
La importancia de la orientación
Para el Feng Shui, no basta con elegir un color armónico; también es esencial ubicarlo correctamente según el mapa Bagua, que divide el hogar en zonas energéticas. El norte se activa con el agua, ideal para materiales brillantes; el sur responde al fuego, perfecto para luces cálidas y símbolos solares. Así, cada decisión decorativa puede acompañar mejor el flujo del chi.
Integrar esta filosofía en la casa no implica una transformación total ni grandes inversiones. A veces, basta con evitar una planta o animarse a un nuevo color de pared para notar la diferencia en el ambiente cotidiano.