El sistema parlamentario del Reino Unido resulta admirablemente expeditivo. Tras una nueva mayoría electoral en Westminster, no deja de sorprender –incluso al gato Larry que a sus venerables 17 años ya ha visto de casi todo– la velocidad a la que el camión de mudanzas llega hasta el número 10 de Downing Street. En contraste, un sistema presidencialista como el de Estados Unidos tiene un ritmo de transición mucho más ralentizado. De hecho, entre las elecciones de noviembre y el relevo del 20 de enero, los presidentes son conocidos como ‘patos cojos’ (lame ducks). La paradoja de este prolongado interregno es que el presidente saliente, a pesar de su evidente fecha de caducidad, conserva intactos todos sus poderes e influencia…. Ver Más