Publicado: junio 22, 2025, 2:39 pm
Pocas horas le han bastado a Estados Unidos para atacar por sorpresa tres instalaciones nucleares en Irán. La operación, denominada ‘Martillo de Medianoche’ (‘Midnight Hammer’) por la Administración Trump, ha sido el mayor bombardeo con aviones B-2 de la historia del país y ha representado un «éxito aplastante», según han informado este domingo el secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Dan Caine, en una rueda de prensa conjunta desde el Pentágono.
Ambos han detallado los pormenores de la misión, preparada durante meses y que contó con señuelos para tomar a Irán por sorpresa. «Ningún otro país del mundo podría haber llevado a cabo una operación como esta», ha afirmado Hegseth, quien ha destacado que Estados Unidos posee «el mayor poderío militar que el mundo haya visto jamás».
La operación ha estado protagonizada principalmente por siete bombarderos B-2, encargados directos de atacar las instalaciones de Natanz, Isfahán y, sobre todo, Fordow, alcanzada por las bombas de alta penetración ‘Massive Ordnance Penetrator’ (MOP GBU-57), en el primer uso operativo en combate de esta clase de armamento, y las superbombas guiadas MOAB.
En total, han participado más de 125 aeronaves, entre las que se incluyen siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas. En el ataque se han empleado 75 bombas y misiles.
Pero los auténticos protagonistas de la operación han sido los siete bombarderos B-2 Spirit, que trazaron un recorrido de 18 horas desde su base en Missouri hasta Irán, con varias escalas de reabastecimiento. Estos aviones de combate estratégicos han sido diseñados para penetrar defensas aéreas pesadas y realizar ataques de precisión, y son capaces de lograr una alta invisibilidad en los radares.
Durante su incursión en territorio iraní, estas aeronaves lanzaron más de una docena de bombas antibúnker de 13.600 kilos sobre dos instalaciones nucleares clave: Fordow y Natanz. En paralelo, un submarino norteamericano disparó más de 24 misiles modelo Tomahawk contra la instalación nuclear de Isfahán.
Según ha explicado el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, este ha sido el bombardeo con B-2 más grande de la historia de Estados Unidos, así como la misión más larga con este tipo de aeronaves desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El cronograma de la operación
La operación comenzó en la noche del viernes y se extendió durante el sábado, hora de Washington.
Los bombarderos despegaron desde la base de Whiteman, en Missouri. Algunos volaron hacia Guam, en el Pacífico, para actuar como señuelo, mientras el resto se dirigió sigilosamente hacia el este en un vuelo que duró unas 18 horas.
A las 17.00 h (23.00 hora peninsular española del sábado), un submarino estadounidense lanzó más de dos docenas de misiles de crucero contra las instalaciones nucleares de Isfahán mientras las aeronaves llegaban a espacio aéreo iraní.
A las 18.40 h (00.40 hora peninsular española y 02.10 h del domingo en Irán), los B-2 arrojaron dos bombas pesadas GBU-57 sobre el sitio nuclear de Fordow.
Luego prosiguieron el resto de ataques y los últimos objetivos fueron alcanzados a las 19.05 h (01.05 hora peninsular española).
Tras completar el ataque, las fuerzas estadounidenses regresaron sin sufrir bajas ni recibir fuego enemigo. «Los cazas iraníes no despegaron y parece que sus sistemas de misiles tierra-aire no detectaron nuestra presencia», ha señalado el general Caine.
Trump supervisó la operación desde la sala de crisis de la Casa Blanca, a la que llegó en la tarde del sábado tras pasar el día jugando en su campo de golf de Nueva Jersey.
Indetectable para Irán
La operación fue planificada durante semanas y meses, incluso mientras se desarrollaban conversaciones diplomáticas con Teherán en busca de un acuerdo sobre su programa nuclear, según los responsables del Pentágono. «Debíamos estar preparados para cuando el presidente hiciera la llamada», ha indicado Hegseth.
Se ha tratado de una misión altamente clasificada: muy pocas personas en Washington conocían su momento o naturaleza, ha añadido Caine.
El secretario de Defensa ha insistido en que se trató de un ataque quirúrgico contra el programa nuclear iraní, sin afectar a tropas ni a civiles. «Esta misión no buscaba un cambio de régimen. El presidente autorizó una operación de precisión para neutralizar las amenazas a nuestros intereses nacionales que representa el programa nuclear iraní y para defender a nuestras tropas y a nuestro aliado, Israel», ha apuntado Hegseth.
En un mensaje a la nación el sábado por la noche, Trump ha indicado que ahora la República Islámica debe elegir entre «la paz o una tragedia más grande que la que han visto en los últimos ocho días».
Pero el republicano, que durante su campaña electoral se ha mostrado crítico con las operaciones estadounidenses en Oriente Medio, ahora se enfrenta a una disidencia interna dentro de su propio movimiento que se opone al intervencionismo militar.