Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Noticias del paraíso: Suiza y sus chocolates

Publicado: marzo 9, 2025, 4:42 am

GSTAAD.– Entrar en cualquier supermercado helvético es, para utilizar la letra de uno de los grandes éxitos del célebre troubadour Enrique Iglesias, todavía tan popular en las fiestas aquí, casi una experiencia religiosa.

La mera magnitud de la oferta convierte al paseo con el changuito por el pasillo de las golosinas en el supermercado cooperativo local –el célebre Coop, que existe hasta en los centros invernales lujosos, porque los ricos y famosos parece que también necesitan harina, huevos y artículos de limpieza– en un momento de trascendencia profunda. Muchos de los chocolates clásicos que se encuentran, sin embargo, atravesaron polémicas bastante terrenales.

Toblerone, el emblema del duty free

Por ejemplo, figuran prominentemente en los estantes las distintas variantes de Lindt, reputado de ser una seda al paladar. Para quienes viven en EE.UU., es lo más emblemático del chocolate suizo –más allá de que el 95 por ciento del que consumen se produzca en New Hampshire–.

Luego está el emblema del duty free, Toblerone. También tuvo sus polémicas respecto a cuán suizo era. En 2023, después de que las fábricas se mudaran a Eslovaquia para bajar costos, el gobierno les obligó a que sacaran el símbolo del Matterhorn de su envoltorio. Igual pudieron mantener su forma triangular que homenajea al pico más reproducido del país.

Todo palidece, sin embargo, ante la gran novedad de la temporada: el “chocolate Dubai”. Un par de meses atrás The New York Times publicó una gran nota titulada “Cómo el chocolate Dubai dominó el mundo” y Suiza no es la excepción

En el Coop hay zonas íntegramente violetas donde, por supuesto, domina Milka, y son célebres las historias de turistas desprevenidos que quedaron muy decepcionados cuando nunca pudieron encontrar en los Alpes vacas de dicho color. La marca de chocolates más antigua que todavía existe es Cailler. Tienen una barrita que parece una rama gruesa con praliné y que tradicionalmente se come entre dos panes como un sándwich. Es un típico descubrimiento de mochileros por Europa, que después se vuelve evocativa de sus aventuras al estilo magdalena de Proust. El gran favorito personal dentro de esta marca devino el Frigor, relleno de una suave pasta de avellana y que las versiones de Lindt nunca pudieron superar.

Todo palidece, sin embargo, ante la gran novedad de la temporada: el “chocolate Dubai”. Un par de meses atrás The New York Times publicó una gran nota titulada “Cómo el chocolate Dubai dominó el mundo” y Suiza no es la excepción. De hecho, se multiplicaron los videos de las grandes colas en Davos, que no eran en 2025 para escuchar a alguno de los Amos del Universo, sino para recibir una muestra gratis del chocolate Dubai original. Hubo colas incluso más largas en las tiendas de todo el país cuando se supo que Lindt –que al principio negó que iba a seguir la tendencia– lanzó su propia versión de chocolate Dubai.

Todo comenzó cuando en TikTok una influencer de Dubai posteó un video probando el chocolate relleno de crema de pistachos caramelizados y kataifi (una especie de cabello de ángel), que le habían enviado los fabricantes de una pequeña tienda local. Hasta entonces, la tienda solía vender una sola barrita de chocolate por semana. El video se volvió viral el año último y, de pronto, todo el mundo quería “chocolate Dubai”. Como no había suficiente, hubo casos de robos y contrabando. En octubre de 2024, un hombre fue apresado por tratar de introducir 45 kilos de chocolate Dubai en Alemania como si fuera un material precioso. Ahora ya se consigue por todas partes (aquí, hasta en el Coop). ¿Vale la pena? Amigos suizos consultados fueron más bien escépticos. Señalaron que no hay nada de nuevo en chocolate con pistacho, solo que esta vez se lo perfeccionó y más de 100 millones de personas lo vieron en los medios sociales. A esta cronista le pareció espectacular. El interior de cabello de ángel bien crujiente contrasta con el chocolate aterciopelado, y de una forma inexplicable no resulta empalagoso. Pero, ¿hasta se compararía con un osito relleno de dulce de leche de Bariloche? En eso se es implacable: aun en esta catedral del chocolate, acercarse a la perfección sigue siendo imposible.

Related Articles