Publicado: septiembre 20, 2025, 5:00 am
El 80 por ciento de la población en España padece dolor de espalda intenso en algún momento de su vida. Se trata de un síntoma frecuente y benigno en la gran mayoría de los casos, aunque también puede ser signo de enfermedades graves como el cáncer, por lo que deberíamos prestarle atención para descartar males mayores.
Los mielomas son un tipo de cáncer que con frecuencia debutan con dolores de espalda, debido a las lesiones óseas que causa en la columna vertebral este cáncer de la sangre. Cuando un paciente acude a la consulta del médico con dolor lumbar, que es la manifestación más habitual del dolor de espalda, el experto debe descartar que tras él se oculte una enfermedad importante.
Algunos tipos de cáncer cursan con metástasis de huesos, y con dolor de espalda
Desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) explican que los cánceres con mayor tendencia a provocar metástasis en los huesos, y con ella, dolores de espalda intensos, son los de próstata, pulmón o mama. Y es que el proceso por el que se desarrollan algunos tumores pasa por ese dolor de espalda porque existe metástasis en los huesos.
En algunas ocasiones, es el propio cáncer óseo primario el que puede provocar dolor de espalda. Cuando esas molestias lumbares son el reflejo de dolores abdominales que se irradian por toda la cintura hacia la columna, la causa podría estar en un cáncer de páncreas. Por eso, es imprescindible que, al tener dolores de espalda habituales, que no remiten con los tratamientos analgésicos, consultemos con el médico que sí sabrá otorgarle la importancia (o no) que tengan.
Los mielomas son otro tipo de cáncer que con frecuencia suele iniciarse con recurrentes dolores de espalda, debido a las lesiones óseas que causa en la columna vertebral este cáncer de la sangre.
Estos son los signos más allá del dolor de espalda que deben alertarnos
En la mayoría de los casos, un dolor de espalda puede deberse a mil circunstancias leves, sin mayor trascendencia. Sin embargo, existen una serie de señales que pueden alertarnos de que hay algo más grave detrás.
La primera alarma se dispara si tenemos antecedentes de cáncer. Pero también es importante observar si nuestro dolor de espalda es intenso, lleva varias semanas de evolución y no se calma en reposo, ni siquiera cuando estamos acostados. Incluso, en ocasiones, puede levantarnos de la cama porque no cesa. Otro punto a considerar, que es importante, tiene que ver con que ese dolor lumbar aumente de forma progresiva y no remita con los analgésicos tradicionales.
Si seguimos sumando signos de preocupación, entre ellos está la fiebre, la disminución en el control de los esfínteres y la pérdida de fuerza y sensibilidad en las extremidades inferiores, en las piernas. Más allá del dolor de espalda, pueden sumarse síntomas como un cansancio extremo inexplicable, sin causa que lo haya provocado, y la pérdida de peso brusca e involuntaria.