Publicado: abril 21, 2025, 9:57 am
A dos días de cumplirse un mes de su salida del hospital por una grave infección respiratoria, el papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años en su residencia de Santa Marta, según ha confirmado en un vídeo el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell, quien hasta la elección del próximo pontífice asumirá el liderazgo de la Iglesia.
«Con profundo dolor tengo que anunciar que el papa Francisco ha muerto a las 07.35 horas de hoy, el obispo de Roma ha vuelto a la casa del padre, su vida entera ha estado dedicada servicio del Señor y de su Iglesia y nos ha enseñado el valor del evangelio con fidelidad, valor y amor universal y en manera particular a favor de los más pobres y marginados», ha anunciado Farrel.
El pontífice, aún convaleciente por la enfermedad por la que estuvo más de un mes ingresado, hizo su última aparición pública este domingo para la bendición Urbi et Orbi tras la misa del Domingo de Resurrección. Asimismo, recorrió la plaza de San Pedro en papamóvil para saludar a las decenas de miles de fieles que allí se congregaban. Antes, se reunió en el Vaticano con el vicepresidente de EEUU, J. D. Vance.
Jorge Bergoglio, que será enterrado, tal y como quería, en la Basílica de Santa María la Mayor, quiso que se le conociera como Francisco I, en una auténtica declaración de intenciones. El hasta entonces cardenal y arzobispo de Buenos Aires se convertía por sorpresa el 13 de marzo de 2013 en el primer papa latinoamericano y jesuita de la historia y, con su cambio de nombre, rendía honor a San Francisco de Asís, patrón de los pobres, de vida austera y simple. Llegó también considerado un papa reformista y logró cambiar algunas cosas en el seno de la Iglesia, pero con una notable oposición interna y algunos fracasos.
Aquel bonaerense, nacido el 17 de diciembre de 1936 en una familia de inmigrantes italianos, llegaba los 76 años a obispo de Roma. Habían pasado 55 desde que hubiese ingresado como novicio en el seminario del barrio Villa Devoto, de la orden jesuita, no sin antes licenciarse como ingeniero químico e incluso trabajar como portero en algunos clubes de tango. En 1969, a los 43 años, fue ordenado sacerdote.
Ese mismo año se desplazó a España, donde estuvo hasta 1972, para cumplir su tercer probandato —periodo que sirve para preparar intelectualmente a los jóvenes sacerdotes— en la Universidad Alcalá de Henares de Madrid. Más tarde ejerció como profesor de Teología.
Su gran salto llegó en 1998, cuando fue designado arzobispo de Buenos Aires, cargo que le dio una gran visibilidad y le convirtió en el gran referente del catolicismo de su país. Su llegada al Vaticano se produjo de la mano de Juan Pablo II, que lo nombró cardenal en 2001. Desde entonces formó parte de diversas congregaciones del gobierno de la Iglesia, aunque siguió como arzobispo en la capital argentina.
Obispo de Roma a la segunda
La de 2013 no fue la primera vez que Bergoglio se postuló como pontífice. En el cónclave de 2005 fue el segundo más votado por detrás de Joseph Ratzinger. Aunque hay quien asegura que en aquella ocasión rechazó ser papa, la afirmación no es exacta.
«Él pensaba que el papa debía ser Ratzinger, y fue a quien votó. No estaba contento con los votos que él mismo recibía porque creía que Ratzinger era el papa adecuado y pensaba que, en cualquier caso, él no podía conseguir la mayoría de dos tercios necesaria para que lo eligieran. Creo que él sintió que los voto que recibía no eran para que él fuese papa, sino para impedir que lo fuera Ratzinger. Y le parecía mal», le cuenta a Javier Cercas Lucio Brunelli, amigo del papa y director de los informativos de las emisoras CEI TV2000 y Radio InBlu, en una conversación que el escritor español recoge en su libro El loco de Dios en el fin del mundo (Random House).
Ocho años después, Benedicto XVI se retiró y Bergoglio no se encontraba entre los papables más sonados, pero de forma inesperada, entonces sí, se convirtió en el 266 sucesor del apóstol Pedro.
A lo largo de los 12 años que ha durado su pontificado, la humildad y la sencillez han caracterizado a Francisco I. Un ejemplo fue la decisión de residir en la Casa de Santa Marta, en vez en el Palacio Apostólico Vaticano —usado por los papas desde Pío X en 1903—, con el propósito de buscar una «forma simple de vivir» y el contacto con «otros sacerdotes», según el exportavoz de la Santa Sede Federico Lombardi.
De perfil moderado, fue también un papa más cercano que sus predecesores y situó al pobre en el centro. En la memoria de muchos queda la simbólica decisión que tomó con Willy Hertelle, un mendigo de 80 años muy conocido en los alrededores de la plaza de San Pedro que fue enterrado en el cementerio teutónico del Vaticano junto a aristócratas y príncipes.
En El loco de Dios en el fin del mundo Cercas también destaca a Francisco como uno de los papas más anticlericales que ha habido, entendiendo el clericalismo, básicamente, como lo que es: la sumisión de los fieles al clero y sus directrices o la influencia de este en las políticas de Estado.
«El papa», escribe Cercas citando al director editorial del Dicasterio para la Comunicación, Andrea Tornielli, «usa una imagen preciosa: el sacerdote debe estar, al mismo tiempo, delante del rebaño, para conducirlo; debe estar en medio del rebaño, para acompañar a todos; y debe estar en la cola, para ayudar a seguir a quienes no pueden seguir», pero nunca por encima de los fieles.
Amante de los autores clásicos y del tango, aficionado al fútbol y seguidor del San Lorenzo de Almagro, Francisco fue portada de la revista Rolling Stone en 2013 y nombrado persona del año por Time.
Un papado no exento de polémicas
Llegó, no obstante, entre críticas por no haber condenado con vehemencia los terribles abusos que se cometieron durante la dictadura argentina de Jorge Rafael Videla. Y su talante tradicionalista le había llevado a enfrentarse al Gobierno de Néstor Kirchner por su proyecto del matrimonio homosexual. Bergoglio calificó como una «guerra contra Dios» una iniciativa que contemplaba que los homosexuales pudieran contraer matrimonio y adoptar niños. «No se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva del plan de Dios», añadió.
De hecho, su postura sobre la homosexualidad fue ambigua a lo largo de su mandato. Recién nombrado afirmó: «Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El Catecismo de la Iglesia Católica explica esto de una manera muy hermosa: ‘No se debe marginar a estas personas por eso, deben ser integradas en la sociedad'».
El pasado enero sin embargo señalaba en una entrevista con Associated Press que la homosexualidad «no es un delito, pero sí un pecado«, en referencia a que esté castigada todavía en algunos países. Algo antes, en 2021, defendió las uniones civiles entre personas del mismo sexo, pero rechazó llamarlas «matrimonios».
Sonoras y polémicas también fueron sus palabras sobre la homosexualidad entre los miembros del clero. En mayo de 2024, varios medios publicaron que durante una reunión con obispos italianos Francisco afirmó que «ya había mucho mariconeo» en los seminarios para defender su posición de no admitir en ellos a homosexuales.
Las medidas impulsadas por Francisco
En el ámbito de las reformas, creó el Consejo de Cardenales como una de sus primeras acciones. Constituyó este órgano —que funciona como un grupo de asesoramiento del pontífice en el Gobierno de la Iglesia Universal— para satisfacer las necesidades de reforma dentro de la Curia Romana —uno de sus grandes empeños— y revisar la Constitución apostólica Pastor Bonus.
Otra de las primeras determinaciones que Francisco adoptó fue seguir con la lucha contra la los abusos sexuales a menores iniciada por Benedicto XVI. Aprobó la creación de una Comisión para la Protección de Menores contra la pedofilia, que vio la luz en marzo de 2014. Se trató de una propuesta del Consejo de Cardenales con la intención de afrontar este tema tabú para la Iglesia. Ese mismo año, comenzó a recibir a víctimas de estas agresiones.
Además, en 2015 se celebró el primer juicio por este tipo de delito en el tribunal del Vaticano para juzgar a un exnuncio para la República Dominicana, proceso tras el que vendrían otros. Más recientemente, en 2022 encargó un informe anual sobre abusos a la Comisión y reclamó «transparencia a las diócesis».
En este tema, sin embargo, también presentó sombras. Aunque la Iglesia suspendió a sacerdotes por abusos, la participación del papa en el funeral del cardenal estadounidense Bernard Francis Law, símbolo de los escándalos de pederastia en el seno de la Iglesia católica tras haber encubierto los abusos a niños por parte de sacerdotes en Boston, no fue bien recibido. Francisco presidió las exequias y pronunció unas palabras.
También tomó medidas en el ámbito económico. Tras los escándalos emergidos durante el pontificado de Benedicto XVI, en julio de 2013 instituyó una comisión para recopilar toda la información sobre cuestiones económicas de la Santa Sede. En 2014 creó la Secretaría y el Consejo para la Economía, con la intención de armonizar las políticas al respecto. En 2015 fueron detenidos monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda y la seglar Francesca Chaouqui —encargados en su momento de investigar organismos monetarios y administrativos— por sustracción y divulgación de documentos reservados.
Acercamientos históricos a otras confesiones
Francisco trató de estrechar lazos con los líderes de otras confesiones religiosas. Ya a la misa de inauguración de su pontificado, el 19 de marzo de 2013, acudió el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, un hecho insólito. Igualmente, en febrero de 2016 se convirtió en el primer Sumo Sacerdote en reunirse con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril.
En 2019 firmó un acuerdo con el gran imam de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, máxima figura de la rama suní del Islam, y en 2021 cerró el círculo tras encontrarse en la ciudad sagrada de Nayaf con el gran ayatolá Ali Sistani, jefe de la comunidad chií de Irak.
A lo largo de sus 12 años de papado, Francisco ha visitado más de 40 países, entre los que no está España y destacan algunos como Brasil, Myanmar, Jordania, Palestina, Israel, Sri Lanka, Egipto, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos o Congo.
Nuevas normas para el Opus
El papa Francisco también estableció que el Opus Dei pasase a depender de la Congregación del Clero y no más de la Congregación de obispos, como hasta ese momento. Así, el Opus Dei dejó de formar parte de la estructura jerárquica de la Iglesia como una diócesis y quedó directamente controlada por el ministerio del Clero, como otras organizaciones. De esta forma, resultaba además necesario realizar un informe anual sobre el estado de la Prelatura y sobre su labor apostólica.
El pontífice determinó nuevas normas para adaptar el Opus Dei a la nueva Constitución de la Curia vaticana, Praedicate Evangelium. Así se detalló en el Motu Proprio (documento papal) titulado Ad charisma tuendum (Para proteger el carisma). Estos fueron los primeros cambios desde hacía 40 años. Con esta trayectoria, el fallecimiento de Francisco I deja la incógnita de saber quién será su sucesor y de si continuará con su legado.