El nuevo registro de viajeros ya ha entrado en acción. Tras su aprobación hace dos años, esta semana ha entrado en vigor esta medida que pretende formalizar la cumplimentación de un documento que registre datos básicos personales de todas las personas que, al viajar a cualquier destino, se hospeden en establecimientos hoteleros, alojamientos turísticos, o incluso a quienes alquilen un vehículo durante sus viajes.
Sin embargo, el registro ha contado con un gran rechazo de algunos agentes turísticos, especialmente de las agencias de viajes y de las empresas hoteleras y de alquiler de vehículos, que consideran que añade una gran burocracia y que, por tanto, se encarecerá el precio de los viajes.
A estas críticas se ha sumado en los últimos días la prensa extranjera, Varios medios, especialmente británicos, han descrito la nueva medida del Gobierno como un «Gran Hermano» o como «medidas draconianas». Lo han hecho, así, para tratar de explicar a sus lectores qué cambios van a experimentar a la hora de visitar España.
Entre ellos, el diario The Mirror, quien describe la ley como un nuevo «Big Brother» (Gran Hermano), asegura que este registro podría dejar a las parejas adultas en la «embarazosa situación» de tener que declarar si están casados, en unión de hecho, o simplemente «enamorados de fin de semana».
Otro diario, The Sun, incide en que «las nuevas normas españolas» harán que para los británicos sea «mucho mas difícil» pasar sus vacaciones en España y ha recogido varias opiniones de turistas criticando la medida. «Otro país estará encantado de recibir mi dinero», afirma un ciudadano a este medio.
El Daily Mail, por su parte, asegura que el registro del Gobierno son «medidas draconianas» y recoge varias declaraciones del secretario de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), quien se ha mostrado abiertamente en contra.
El Telegraph, de igual forma, asegura que las medidas se imponen «por la fuerza» y con el rechazo de todos los operarios turísticos. El diario, además, se suma a sus compañeros y también lo considera una normativa «Gran Hermano» que podría complicar la experiencia de los millones de viajeros que recibe nuestro país.