Publicado: noviembre 23, 2025, 4:29 pm
Las relaciones entre China y Japón se encuentran en su momento más tenso en años. Después de que la primera ministra del país nipón, Sanae Takaichi, provocara un profundo malestar hace semanas en China tras asegurar que un posible ataque del gigante asiático contra la isla de Taiwán podría tener como respuesta una reacción militar de su país, este domingo ha sido el ministro de Defensa nipón, Shinjiro Koizumi, el que ha seguido aumentando la tensión entre ambos países. Lo ha hecho al anunciar el despliegue de varios misiles tierra-aire en la isla Yonaguni, ubicada en el sur del archipiélago japonés y, precisamente, la más próxima a Taiwán, a tan solo 110 kilómetros.
El movimiento se produce, según ha argumentado el propio titular de Defensa japones, para «reducir la posibilidad» de un ataque armado del país de Xi Jinping hacia su territorio. «La unidad de misiles reducirá la posibilidad de un ataque armado contra nuestro país. La afirmación de que generará más tensión en la región es infundada», ha afirmado el propio Koizumi desde la base militar de Yonaguni, a la que se ha traslado para dar cuenta de la llegada de esos misiles que, en sus palabras, servirán para «reforzar la defensa del suroeste». Se tratan, en concreto, de aparatos de medio alcance y que están preparados para interceptar aviones de combate y misiles de crucero.
«He renovado mi compromiso de proteger las vidas y la paz de la gente, así como el territorio, las aguas y el espacio aéreo de nuestro país», ha señalado también el jefe de Defensa japonés según el diario Asahi Shimbun. Este movimiento, además, no se trata del único que han realizado las autoridades niponas en la zona, ya que desde 2016 han instalado nuevas bases militares, además de en la isla de Yonaguni, en las de Amami, Oschima, Miyakjima e Ishigaki.
Mientras Japón ha movido así sus fichas, las reacciones de China han pasado estos días por criticar lo que consideran un «resurgimiento del militarismo japonés». El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, ha advertido este fin de semana así que «nunca permitirá» el regreso de «fuerzas externas».
«China nunca permitirá que las fuerzas derechistas de Japón hagan retroceder la rueda de la historia, ni permitirá la injerencia de fuerzas externas en la región china de Taiwán o un resurgimiento del militarismo japonés», ha aseverado Wang en un encuentro con su homólogo de Tayikistán. El ministro chino ha recalado además que su país «debe responder con firmeza», no solo para defender su «soberanía e integridad territorial», sino también para «defender los logros de posguerra obtenidos con sangre y sacrificio».
Malestar en China por las palabras de la primera ministra de Japón
A la espera de ver cómo evoluciona la tensión entre ambos países, lo cierto es que China y Japón enfrentan así una escalada diplomática que se remonta al pasado 7 de noviembre, momento en el que la primera ministra de Japón, de tinte conservador y que apenas llevaba en ese momento un mes en el cargo, declaró ante el Parlamento de su país que el uso de la fuerza militar por parte de China en Taiwán podría considerarse una situación que «amenazaría la supervivencia de Japón». Además de ello, añadió que ese escenario justificaría la intervención de las fuerzas militares japonesas, un comentario que rompe con la estrategia de ambigüedad que ha mantenido Tokio durante años, respaldada por Washington, sobre cómo se comportarían ante una eventual intervención de China en Taiwán.
Cabe destacar que Pekín considera a la isla de Taiwán como una parte «inalienable» de su territorio, pero lo cierto es que esta isla se gobierna de forma autónoma desde 1949, momento en el que se convirtió en el único territorio chino que no controlaba el Partido Comunista de Mao Zedong tras la revolución que lo llevó al poder. Pese a ello, Pekín aspira a una reunificación pacífica con la isla y no ha descartado nunca el uso de la fuerza militar para hacerse con su control, puesto que considera que Taiwán está bajo su soberanía formal.
Las palabras de la primera ministra de Japón crearon así un gran malestar en China, con unas redes sociales que se llenaron de comentarios en los que se la acusaba de provocar el caos. De hecho, el cónsul chino en Osaka llegó a publicar un mensaje en el que pedía «cortar la cabeza» de Taikichi, aunque posteriormente acabó borrando su comentario. El asunto no se quedó únicamente en redes y varias autoridades chinas llegaron a criticar las declaraciones y a pedir una rectificación a la primera ministra nipona, quien se negó a retirar sus palabras sobre Taiwán al considerar que se trata de una «posición coherente» de su Gobierno.
Con todo ello, la tensión ha seguido escalando durante estas semanas y China ha llegado incluso a aconsejar a sus ciudadanos no viajar a Japón, lo que ha provocado cientos de miles de suspensiones de trayectos aéreos. Asimismo, el gobierno de Xi Jinping ha llamado a consultas al embajador japonés en su territorio y también ha vetado la importación de marisco proveniente de Japón, comercio que se había reanudado precisamente a principios de 2025 tras haberlo prohibido ya en agosto de 2023 después de que Tokio comenzara en ese momento a liberar aguas residuales radioactivas que provenían de la planta nuclear de Fukushima, dañada en el terremoto de 2011.
Un supuesto dron chino y barcos en aguas de Japón
Con todo, el pasado lunes la tensión siguió escalando después de que Japón anunciará que había detectado un supuesto dron chino en las proximidades de sus islas más cercanas a Taiwán y movilizara por ello a varios de sus aviones de combate. Este incidente aéreo se sumó además a otro marítimo que había ocurrido un día antes en el que varios buques de guardacostas chinos pasaron varias horas en aguas territoriales japonesas.
Mientras el conflicto escala, lo cierto es que Taiwán se ha convertido así no solo en un conflicto entre Japón y China, sino que esta isla supone también otro de los choques principales entre Pekín y Washington. De esta forma, cuando Japón se enfrenta a las autoridades chinas por sus injerencias en Taiwán no lo hace solo en representación de su Gobierno, sino también en representación de Estados Unidos, así como del resto de alianzas que Japón ha ido tejiendo con otros países como Australia, India o Reino Unido para conseguir revertir la influencia china en el Indo Pacífico.
Japón, que en realidad rompió relaciones diplomáticas con Taipéi para establecerlas con Pekín en 1972, conserva todavía estrechos intercambios no oficiales con la isla, hasta donde sus parlamentarios afines viajan con frecuencia, así como un compromiso de seguridad con Estados Unidos que da un peso estratégico a su postura en toda la región.
