Al menos 514 personas han muerto, entre ellas 92 civiles, tras seis días de la gran ofensiva liderada por la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante y facciones apoyadas por Turquía en el noroeste de Siria. Los rebeldes ya controlan amplias zonas de las provincias de Idlib y Alepo.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde el inicio de la ofensiva el 27 de noviembre, han muerto al menos 268 miembros de la alianza opositora liderada por la exfilial de Al Qaeda en Siria, el antiguo Frente al Nusra, y otros grupos armados proturcos aliados. Otros 156 soldados del Ejército del presidente sirio, Bachar al Asad, y de grupos armados afines también han perdido la vida en estos combates, en los que están interviniendo cada vez con más dureza los aviones de combate de Rusia.
En total, según el Observatorio, los cazas sirios y rusos han realizado un total de 420 bombardeos para frenar la ofensiva de los rebeldes. Los ataques que se han concentrado en Alepo y especialmente en Idlib, el principal bastión opositor en Siria, controlado de facto por el Organismo de Liberación del Levante.
De acuerdo con la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores en zonas opositoras y controladas por Damasco, la violencia ha matado hasta el momento 92 vidas civiles, principalmente en Idlib, Alepo y Hama. Los insurgentes se han adentrado por el norte y se están topando con la resistencia de las tropas de Al Asad.
Avance hacia Hana
Los rebeldes comenzaron a penetrar en la provincia de Hama hace dos días y lograron hacerse con una decena de localidades tras haber tomado dos ciudades estratégicas en el sur de Idlib, que fueron recuperadas por el Ejército sirio en 2020 tras unos violentos combates contra las facciones armadas. Sin embargo, fuentes militares han afirmado que el Ejército de Al Asad protagonizó unos «violentos enfrentamientos en los ejes de combate con las organizaciones terroristas armadas en la zona rural del norte de Hama».
Las tropas contaron con la cobertura de «intensos ataques lanzados por aviones de combate sirio-rusos contra concentraciones terroristas y sus ejes de movimiento en esa dirección, causando grandes pérdidas en equipos y vidas a sus filas», según el medio oficial. En ese sentido, las mismas fuentes militares indicaron que ya se estaban preparando para un contraataque contra las fuerzas islamistas.
Apoyo «incondicional» al Al Asad
Este lunes, el presidente ruso, Vladímir Putin, y el iraní, Masud Pezeshkian, los más próximos aliados del Gobierno sirio, expresaron durante una conversación telefónica su apoyo «incondicional» Al Asad en Siria ante esta crisis, según un comunicado del Kremlin.
Putin y Pezeshkian abordaron «la agresión a gran escala de grupos terroristas y formaciones armadas» que interpretaron como un intento de «socavar la soberanía y la estabilidad política, social y económica del Estado sirio». Además, pidieron coordinar los esfuerzos diplomáticos entre tres garantes del alto el fuego: Rusia, Irán y Turquía.
Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que su «mayor deseo» es que el pueblo sirio vea cumplidas «sus exigencias legítimas», sin abordar el respaldo que su gobierno da a los rebeldes islamistas. Turquía tiene desplegadas desde 2016 tropas en el norte de Siria, donde controla una amplia franja de terreno, pero busca ahora normalizar relaciones con Damasco, cuya exigencia es la retirada de soldados turcos de su territorio y el fin del apoyo a grupos opositores.
En este contexto, el presidente del máximo órgano político de la oposición siria en el exilio (CNFROS), Hadi Al Bahra, ha asegurado desde Estambul que la ofensiva rebelde continuará hasta que el Gobierno «se siente a negociar». Asimismo, afirmó que los rebeldes tienen «suficiente fuerza como para combatir a Al Asad».