Publicado: septiembre 27, 2024, 10:04 am
El Institut national de la statistique et des études économiques (INSEE) ha confirmado el puesto de Emmanuel Macron entre los presidentes que más endeudado a Francia. Según las estadísticas oficiales del INSEE, desde el 2017, el año de la primera elección de Macron, hasta hoy, la Deuda pública ha crecido en 900 billones de euros . Durante la campaña electoral de la primavera del 2017, Macron fue recibido como una gran esperanza: un banquero de negocios podría poner coto al crecimiento inquietante de la deuda y los déficits públicos, convertidos en una pesadilla nacional. Los últimos presupuestos equilibrados del Estado datan de 1978, siendo presidente Valéry Giscard d’Estaing , con Raymond Barre como primer ministro. Déficits y deuda comenzaron a crecer de manera significativa durante el doble mandato presidencial de François Mitterrand (1981 – 1995). Las presidencias de Chirac (1995 – 2007), Sarkozy (2007 – 2012) y Hollande (2012 – 2017). Dos presidente socialistas y dos presidentes conservadores, entre 1981 y 2017, habían confirmado, siempre la misma política: «garantizar» el bienestar con déficit y deuda. Macron fue la gran esperanza de un cambio. «¡Al fin, un buen gestor para la economía nacional!». El INSEE confirma exactamente lo contrario. Durante los últimos veinte años, la Deuda pública francesa ha crecido en 2.000 billones de euros. Record catastrófico. De ser uno de los «motores» de la Unión Europea (UE), Francia se ha instalado en el «pelotón de los torpes», junto a Grecia, Italia, Bélgica y España. A primeros de año, la deuda media en la UE ascendía al 82,6 % del PIB. En Francia, ascendía a mediados de año hasta el 112 %, en la cola de los países peor «calificados»: Grecia (165,5%), Italia (140,6%), Francia (111,9%), España (109,8%),Bélgica (108,0%) y Portugal (107,5%). En el caso francés esa confirmación de la mala gestión del horario público ha coincidido con un alejamiento histórico de Alemania y una crisis política sin precedentes en la historia de la V República. La elecciones legislativas del 2022 abrieron un paréntesis inconcluso , con mucha inestabilidad. La disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones anticipadas agravaron la crisis de fondo a primeros de julio. El nuevo gobierno que ha podido formarse setenta días más tarde, tras penosas negociaciones a varias bandas, está «condenado» a intentar poner coto al desastroso estado de las finanzas públicas, con una doble amenaza de censura parlamentaria de la extrema izquierda y la extrema derecha. Macron, por su parte, se ha convertido en un «figurante» emérito, sin poder concreto para tomar medidas para afrontar la crisis presupuestaria que él mismo contribuyó a agravar.
