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Los secretos del Teatro Negro de Praga, de la estafa vivida en la Argentina a la última palabra dicha por su fundador

Publicado: noviembre 1, 2025, 5:11 pm

Black Light Theatre Srnec es una compañía pionera en el mundo. La primera que fundamentó en escena la técnica y la poética del denominado “teatro negro”. Para todos, se trata del Teatro Negro de Praga, ese colectivo de artistas que se dio a conocer en 1961 en el Festival Internacional de Edimburgo, con Jiří Srnec, su creador, a la cabeza.

“En Latinoamérica es un espectáculo para toda la familia y, justamente, para nosotros, el mejor público es el que tiene una mezcla de edades, eso nos gusta mucho”, explica a LA NACION Jiří Srnec, hijo del fundador y actual director de la compañía que, por estos días, se encuentra realizado la antología Lo mejor del Teatro Negro de Praga en gira por diversas ciudades del país que incluye, el 1° de noviembre, una presentación especial en el teatro Ópera de Buenos Aires.

“Hacemos todo con nuestras manos, a pesar de que hoy en día se puede hacer cualquier cosa con animación digital”. Lo artesanal de la técnica es toda una aventura que se enfrenta a la era tecnologizada.

El cuerpo de los actores con vestuario fluorescente, objetos pintados de ese mismo modo, en conjunción con un sistema de luces especial y la cámara negra como atmósfera necesaria de la escena es la técnica que permite la generación de la ilusión óptica tan característica de esta compañía que lleva acompañando a varias generaciones en buena parte del mundo.

“En China es considerado ‘teatro para niños’, pero nosotros preferimos la mezcla”, reafirma el director, que lleva el mismo nombre que su padre, quien habla un fluido español aprendido a fuera de las giras por los países de habla hispana.

La compañía completa en su actual visita a Buenos Aires dentro de un tour que incluye varias ciudades del país

El fundador Jiří Srnec logró con su técnica crear un género propio, un lenguaje no verbal que logra conmover desde un relato visual sumamente sugerente.

A pesar de la estirpe a la que pertenece, el artista reconocerá que su pasión por el género fue germinando a partir de ejercerlo. Una revelación que sorprende tanto como la confesión de aquella experiencia poco feliz con productores argentinos que habrían estafado a su padre en alguna visita a nuestro país.

Dar de nuevo

-Vamos por partes. ¿Cuál fue tu primera vocación?

-Estudié para ser actor dramático, para hacer teatro en el que me pudiera expresar con palabras, interpretar obras de William Shakespeare.

Cada tanto, se disculpará por su forma de expresarse, “no sé si puedo ser claro en castellano”. Sin embargo, sus palabras son bien claras y logran transmitir ideas y emoción.

“Me enamoré de una bailarina y eso fue muy bueno, porque podíamos compartir las giras del Teatro Negro de Praga”. El primer tour de a dos fue por México, cuando ambos tenían poco menos que veinte años. El vínculo creció hasta el casamiento y, con los años, terminó. “Hoy es mi exesposa”, agrega.

Fue en ese tiempo, cuando Jiří Srnec y quien era su mujer comenzaron a notar algunas irregularidades en los ingresos monetarios de la compañía. “Nuestro manager recibía más plata de los promotores de lo que nos decía que cobraba, mi papá estaba metido en lo artístico y no quería pensar sobre el dinero, decía que no era su parte”. Así fue como Jiří decidió tomar cartas en el asunto. “Como actor, siempre pensé que, si había un contrato, no podría haber problemas de este tipo, pero, en la práctica, no es así”.

En 2004 todo eclosionó cuando “hicimos una gira muy grande por Latinoamérica y el promotor no nos pagó, todo fue un desastre”. Aquel empresario y sus socios eran argentinos. “Cuando comenzó el Teatro Negro, mi papá tenía buenos productores, pero, luego, siempre hubo gente que se quiso aprovechar de su trabajo y sacarle dinero”.

A pesar de los traspiés y sinsabores, además de recibir innumerables premios, el Teatro Negro de Praga realizó más de 300 giras en 68 países, entre los que se cuentan China, Rusia, Estados Unidos, Siria, Israel, Grecia, África, Alemania, Australia, Francia, Turquía, Tailandia, Gran Bretaña, Honduras, Guatemala, México, Mónaco, Corea del Sur, Noruega, Suecia, Argentina, entre otros. Por otra parte, la compañía mostró sus creaciones en 87 festivales internacionales.

Caminos

Jiří Srnec nació en Praga, la capital de República Checa donde continúa residiendo. Su casa está ubicada en medio de una campiña, rodeado de naturaleza, un refugio creativo cada vez que regresa de los tours internacionales del Teatro Negro.

-¿Te resultan pesadas las giras tan extensas que lleva adelante el grupo?

-La mayor parte del año estoy en Praga, salvo cuando tocan giras largas como la que realizamos a Argentina. Con el Teatro Negro perdí y gané cosas.

-¿Por ejemplo?

-Perdí mi camino personal, definitivamente. El Teatro Negro de Praga era el “bebé” de mi papá, pero no es el mío. Yo puedo amar este trabajo, pero también siento que mi destino es un poquito diferente, aunque también reconozco que me ha dado mucha libertad. En general, el actor de teatro dramático, en el mundo, recibe poco dinero, salvo proyectos especiales, y debe buscar trabajo siempre. Yo no tengo que hacer eso.

La seguridad y regularidad de los compromisos del Teatro Negro de Praga en buena parte del planeta hacen que el artista no tenga que preocuparse por su futuro. Aunque también entiende que esa situación de inusual comodidad, hace que no pueda comprometerse en rodajes cinematográficos o temporadas de teatro. Definitivamente, su agenda está organizada de acuerdo a los tiempos de la compañía que lidera.

Las giras de la compañía son permanentes, por eso residen poco tiempo del año en Praga

Tocar países con situaciones económicas tan diversas a las de su lugar de origen lo lleva a reflexionar y valorar sobre la realidad de su gente: “Viajar tanto te permite entender a la gente. Acá vivimos una super buena vida, pero muchos ciudadanos están molestos por todo”.

-El viajar te permite relativizar la propia realidad.

-En República Checa hay gente que no vive bien, sin embargo, puedo salir a la madrugada a caminar por el bosque pegado a mi casa, con mi teléfono celular y billetera, y no estoy pensando que me puede pasar algo. Por supuesto, suceden cosas, pero son hechos excepcionales.

-¿Existen varias compañías del Teatro Negro de Praga circulando por el mundo?

-Ese es otro problema que generó mi papá, porque descuidó registrar la marca.

Nuevamente, el artista menciona a los empresarios argentinos que han tramitado el nombre de la compañía como marca registrada. “Tuvimos problemas por no tener la marca registrada y algunos productores que nos contrataron tuvieron que cambiar el nombre de la compañía para no tener problemas”. La situación, anómala e insólita, llevó a que se presentaran bajo diversos rótulos y juegos de palabras que permitían deducir que se trataba de esta compañía.

Jiri Srnec hoy es la cabeza visible de una organización integrada por artistas y técnicos

Actualmente, al Teatro Negro de Praga oficial se le suman otras tres compañías que también realizan tours internacionales: “No tienen que ver con nosotros, pero están formadas por actores que han trabajado aquí. Amé a mi papá, pero no ha sabido organizar los papeles. Yo soy artista, pero también se administrar. Hoy, me la paso explicando por qué somos los originales”.

Epifanía

En 1958, Jiří Srnec creó la técnica del Teatro Negro de manera azarosa: “Fue una casualidad, mientras estaba en la escuela de títeres”.

-¿Cómo sucedió?

-En una clase tenía que hacer un sketch con objetos. Como mi padre y sus compañeros estaban con camisetas negras y en el lugar no había buena iluminación, no se veía nada, entonces comenzaron a probar efectos.

De esa experimentación nació el cuadro “La lavandera”, el fundacional del Teatro Negro de Praga que actualmente forma parte del espectáculo que están ofreciendo en nuestro país. “Lo hacemos con la música original”. En el show Antología se pueden varios sketches de la etapa primigenia de la compañía.

“La técnica no ha cambiado tanto a lo largo del tiempo, sólo que ahora problemas cosas más difíciles de hacer”.

Herencia

El fundador Jiří Srnec nació en 1931 y falleció en 2021 dejando un enorme legado artístico. “Murió en la pandemia, pero no fue por Covid”. Su hijo reconoce que, a pesar de su edad, lo que determinó el deterioro físico del notable artista fue “el perder contacto con el público y la gente joven”.

-¿Llevaba una vida activa?

-Sí, hasta antes de la pandemia, trabajaba mucho y vivía conectado con los chicos. La pandemia comenzó en marzo y, en mayo, ya lo noté mal.

Jiří Srnec trabajó hasta los 90 años y, hasta los 88, corría por los bosques de Praga. “En sus últimos dos años ya no estaba su mente tan presente”. Sin embargo, hubo una última charla final. “Le apodábamos ´lobito´, así que le dije ´hicimos todo bien lobito´ y él me respondió ´gracias´. Luego no habló más”.

-¿Cuál considerás que es la magia del Teatro Negro de Praga?

-De niños jugamos con las cosas, un vaso puede ser la piscina para un lápiz. Hoy, los chicos cuentan con muchos estímulos y juguetes, pero, cuando mi padre era chico, los niños jugaban con piedras en el bosque o con los cubiertos de la cocina. Nosotros hacemos eso, le ponemos personalidad a los objetos y jugamos.

Para agendar

Antología, lo mejor del Teatro Negro de Praga. Sábado 1° de noviembre a las 21 en el Teatro Ópera (Av. Corrientes 860, CABA).

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